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29 de abril de 2024

Álvaro Ortega

Álvaro Ortega, presidente de +VidaPaula Argüelles

Centros provida denuncian que Mónica García les expulsa de los abortorios: «Lo feminista es ayudar a la mujer»

En España no hay ayudas públicas ni medidas reales y efectivas para garantizar que la mujer «pueda seguir adelante con el embarazo»

La natalidad cae en picado y los abortos cada vez aumentan más. En el año 2022, según el Ministerio de Sanidad, las cifras incrementaron un nueve por ciento con respecto al 2021, cuando se ejecutaron 90.189 asesinatos a fetos.
Ahora, con la situación que está viviendo España y con el cambio de ministra en Sanidad, Álvaro Ortega, presidente de la Fundación +Vida y director de la clínica Fertilitas, ha denunciado a El Debate que como está configurado el Sistema Nacional de Salud, cuando no hay médicos que lleven a cabo estas prácticas, derivan a la mujer a clínicas privadas financiadas por el Sistema Nacional de Salud. Es decir, por todos los españoles.
–Con el cambio de Gobierno y de ministra, ¿qué va a pasar?
–Qué va a pasar es la gran incertidumbre que tenemos ahora con el nuevo Gobierno, sobre todo con la ministra de Sanidad, Mónica García, que es del partido Sumar, es decir, ideología comunista.
Esta nueva ministra, que es médico, declaró en la Asamblea de Madrid hace tiempo que el latido fetal no era signo de vida. Ya que es un facultativo, debería saber muy bien que sí hay vida, y además humana desde el mismo momento de la concepción por la carga genética, es decir, el ADN único, propio, distinto e irrepetible con 46 o 47 cromosomas.
Este nuevo Gobierno, la política que más está destacando tiene que ver, en primer lugar, con garantizar el supuesto derecho al aborto en la sanidad pública. Es decir, que toda mujer pueda abortar en un hospital público.
Esto a día de hoy no se puede hacer porque la mayoría de los médicos son objetores de conciencia. En otras palabras, son los primeros que saben en qué consiste el aborto y cómo se lleva a cabo esta intervención quirúrgica.
–¿Por qué la mayoría de médicos son objetores?
–Para un ginecólogo no hay sólo una paciente, no es solo la mujer, existe la mamá y el bebé concebido. Por lo tanto, su misión es siempre luchar por la vida de los dos ante cualquier tipo de dificultad. La medicina es una profesión muy vocacional, y esto lo sé muy bien porque trabajo con médicos.
Por otro lado, hay profesionales médicos que priorizan lo que es el negocio frente a la ética médica y tienen sus clínicas privadas de aborto montadas. Ahora mismo, tal y como está configurado el Sistema Nacional de Salud y el aborto, cuando no hay médicos que lleven a cabo estas prácticas, derivan a la mujer a clínicas privadas financiadas por el SNS. Es decir, por todos los españoles.
–¿Qué hay de las ayudas a las madres?
–El Gobierno habla de garantizar el supuesto derecho al aborto, pero ¿dónde está la garantía de una mujer que quiere seguir adelante con el embarazo? ¿Dónde está el derecho a la maternidad? ¿Y el derecho a la vida de ese niño? Ahí hay derechos que el Estado tiene que salvaguardar.
Cuando hay una dificultad, ya sea económica, social o de salud, la única solución que se les ofrece es el aborto. No hay ayudas públicas, no hay medidas reales y efectivas para poder garantizar que esa mujer pueda seguir adelante.
–¿Qué le plantearías al nuevo Gobierno?
–No hay nada más feminista que ayudar y apoyar a la mujer en una situación de vulnerabilidad o de dificultad. Y precisamente estamos hablando de mujeres que se encuentran en estos momentos, y el Estado debería estar ahí para poderlas apoyar. Pero, ¿por qué se les protege en el mercado laboral, en la vida social –que está muy bien–, pero no en la maternidad? Además, se lo estamos planteando a un Gobierno donde hay ministras que también son madres y que deberían sentirse apegadas.
Nuestras ministras a día de hoy tienen una situación privilegiada y que pueden permitirse cualquier gasto de maternidad, pero no es así en el resto de la sociedad. Hay mujeres que tienen dificultades para ello, porque los artículos de maternidad son caros, y nosotros en Fundación + Vida lo vemos cuando organizamos campañas solidarias de recogida de productos básicos. Ahí donde se les tiene que apoyar.
Por otro lado, no hay protocolos de ayuda en el Sistema Nacional de Salud. Cuando una mujer va al médico y está embarazada, no hay un protocolo para asistirle y para poderle proporcionar medios necesarios que pudiera necesitar para ese embarazo. Sin embargo, sí que hay todo un protocolo establecido y una financiación asociada para facilitarles el aborto y acabar con la vida de su hijo.
–¿Cómo está la situación con Mónica García de las asociaciones que acuden de los centros abortistas a ayudar a estas madres?
–Nosotros vemos que otras asociaciones provida que llevan a cabo esta labor tienen que tomar un montón de precauciones porque tienen la amenaza de guardar el derecho a la libertad de expresión y la circulación de la propia calle. Es decir, que no se deja estar a determinados metros de centros de aborto.
De hecho, la única acción que se lleva a cabo en las puertas de los centros de aborto es ofrecer la ayuda que el Estado no está proporcionando a estas mujeres que cuando acuden a abortar en realidad están pidiendo un auxilio.
–Álvaro, nosotros como ciudadanos, ¿cómo podemos ayudaros?
Hay distintas vías en las que la sociedad puede ayudar y aportar. En primer lugar, ya que tenemos conciencia de que el Estado y el Gobierno no ayuda a estas mujeres, es importante que sigamos siendo la sociedad civil los que apoyemos a estas mujeres. ¿Cómo? Pues yo invito a que cualquier lector pueda ofrecer algo a cualquiera de las asociaciones provida que hay. Está por ejemplo +Vida, de la que yo sor presidente, pero hay muchas de ellas. Nosotros como sociedad tenemos que poner nuestro granito de arena en este sentido.
También es muy importante que toda la población hable bien de la maternidad. Es decir, que cuando nos encontremos a una mujer que se ha quedado embarazada, bien de manera imprevista o buscada, le demos la enhorabuena, le hablemos bien y bonito de ser madre, conversemos bien del niño concebido y poder instaurar así una filosofía positiva.
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