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17 de mayo de 2024

ciervo

Imagen de un ciervo en libertadFreepik

En qué consiste la enfermedad del ciervo zombi que se extiende por EE.UU. y por qué preocupa su propagación

Se ha diseminado ya por 30 estados de ese país, dos provincias de Canadá y hasta se han notificado casos en Corea del Sur

Casi cuatro años después del inicio de la pandemia de la covid-19, muchos ciudadanos han desarrollado un miedo completamente racional a los virus y las enfermedades contagiosas, así como a la posibilidad de que se produzca una nueva pandemia que vuelva a causar la muerte de millones de personas y restrinja nuevamente los movimientos y actividades.
Y este temor vuelve a surgir, esta vez debido a la conocida como enfermedad del ciervo zombi, detectada por primera vez en los años 70 y que ha resurgido ahora en el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos y que ya se ha expandido a más de 30 estados de ese país, dos provincias de Canadá y hasta se han notificado casos en Corea del Sur.
La caquexia crónica, que así se llama de forma científica, es una enfermedad que provoca el progresivo deterioro del sistema nervioso de los animales, así como la pérdida de músculo esquelético. Afecta a animales como ciervos y alces, especies para las que la enfermedad puede llegar a ser mortal. La causa de este virus se encuentra en la malformación de la proteína prion, que provoca cambios fisiológicos y de conducta al acumularse en el cerebro.
Cory Anderson, codirector del programa del Centro de Investigación y Política de Enfermedades Infecciosas, en declaraciones a The Guardian, comparó esta enfermedad con el brote de las vacas locas, que terminó afectando a los humanos: «Estamos hablando de la posibilidad de que algo similar pueda ocurrir. Nadie dice que definitivamente sucederá, pero es importante que la gente esté preparada».
Si bien el Servicio de Parques Nacionales de EE.UU. afirma que, de momento, no hay pruebas de que la caquexia crónica pueda infectar a los seres humanos, no recomienda el consumo de animales que puedan estar infectados.
A la preocupación de que se pueda propagar a los humanos se añade además la ausencia de tratamientos o vacunas para tratar este virus. «Esto representa una importante llamada de atención pública», sostuvo el doctor Thomas Roffe, veterinario y ex jefe de salud animal del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos.
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