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20 de mayo de 2024

Grafiti en uno de los edificiones cercanos al Consejo y a la Comisión Europea

Grafiti en uno de los edificiones cercanos al Consejo y a la Comisión EuropeaEFE

Transición energética

Un Green Deal europeo 'sexista': el 72 % de los empleos verdes son ocupados por hombres

Según la OCDE, las nuevas tecnologías son un campo dominado por el sexo masculino en donde la paridad todavía está muy lejos de conseguirse

Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) titulado 'Creación de empleo y desarrollo económico local 2023' detalla que los puestos de trabajo ocupados por mujeres y creados a partir de las políticas verdes en 2021 suponen tan solo el 28 % del total.
La Unión Europea ha asumido como estrategia principal de fututo la transición energética a la que se suma otra en consecuencia, la transición digital. La Comisión calcula que para conseguir los tan cacareados objetivos de 2030 se necesitarán entre 800.000 y un millón de empleos en el sector ocupados por personas altamente cualificadas.
Con los datos en la mano, parece que la transición ecológica está aumentando las desigualdades entre hombres y mujeres en este sector laboral.
Los diez países con más mujeres en este sector, de mayor a menor, son Lituania, Estonia, Suecia, Luxemburgo, Eslovenia, Portugal, Reino Unido, Países Bajos, Finlandia e Islandia. España no aparece ni entre los 20 primeros.
Blandine Mollard, investigadora del Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE), declaró a un medio especializado local que «si no adoptamos una política activa para garantizar que estos puestos de trabajo sean accesibles tanto a las mujeres como a los hombres y abordamos algunos de los obstáculos, entonces vamos a recrear el mismo tipo de desequilibrio en el mercado laboral en ese nuevo campo».
Los puestos creados bajo el ala de la economía verde están muy bien pagados. Se calcula que se cobra en torno a un 20 % más que en puestos tradicionales, lo que indica, por otro lado, del inmenso negocio que significa. Estas circunstancias ponen en duda la verdadera motivación de los impulsores y de los trabajadores.
Por el momento no existen las famosas cuotas de género –conocidas en países como España–, pero todo apunta a que no es una política que se descarte por los sectores feministas. «Esta disparidad significa que las mujeres están perdiendo nuevas oportunidades verdes, así como la oportunidad de cerrar la brecha salarial», señala el informe. Una brecha salarial cuya existencia por los motivos que esgrimen se ha desmontado por activa y por pasiva.
Diversas figuras del sector como Mollard o Judith Kirton-Darling (secretaria general en funciones de IndustriAll Europe y sindicalista) abogan por no perder la oportunidad de «integrar la perspectiva de género» en estas políticas y programas de financiación. Aquí está la clave, incluir «perspectiva de género» en financiación es introducir cuotas o favoritismos a mujeres de cara al acceso a subvenciones por el hecho de ser mujeres.
Kirton-Darling va más allá: «No podremos cubrir la escasez de mano de obra en nuestros sectores sólo con hombres blancos de mediana edad», lo que es una clara muestra de racismo camuflado de falsa inclusividad e igualdad.

Faltan veinte millones de mujeres

En el mismo informe, la OCDE calcula que se deben incluir a 20 millones de mujeres en empleos verdes para «alcanzar la paridad».
Mollard considera que el hecho de que haya disparidad en los estudios entre hombres y mujeres se debe a las «normas y roles de género», otra muestra más del feminismo más radical encarnado en la Unión Europea.
Por un lado, plantean políticas que fuercen un cambio en las titulaciones y en los campos de estudio preferidos por hombres y mujeres de cara al futuro. Eso se puede conseguir vía legislación –directa pero con posibles consecuencias al ser evidente–, o bien vía financiación –gran parte de la sociedad no se da cuenta y condiciona a las empresas e instituciones educativas a la hora de presentar proyectos a financiar por la UE–.
Dentro del Fondo de Resiliencia y Recuperación europeo, al menos un 37 % del total se destinó a la transición verde, es decir, a objetivos climáticos. Condicionar el acceso a esto fondos con una perspectiva de género es algo fácil de lograr, tal y como se ha demostrado en otros campos en varios Estados miembros.
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