¿Quién debería quedarse con el anillo de compromiso si se cancela la boda?

Una boda es uno de los momentos más desafiantes para cualquier pareja. Desde la elección del lugar, la comida que se degustará o las flores que adornarán son algunos de los puntos de mayor tensión. De igual manera, la elección del anillo suele ser uno de los puntos de mayor conflicto, sobre todo en el caso de que al final el enlace no acabe teniendo lugar.

La Corte Suprema Judicial de Massachusetts, en Estados Unidos, resolvió que cuando una boda planificada no se lleva a cabo y el compromiso termina, el anillo de compromiso debe devolverse al comprador, independientemente de quién tenga la culpa. Este fallo marcó el final de la tradicional interpretación del anillo como un regalo condicionado a la realización del matrimonio.

El caso llegó a la Corte después de que Bruce, un hombre que había regalado un anillo de diamantes valorado en 70.000 dólares a su prometida Caroline, solicitara su devolución tras la cancelación del compromiso. Después de un año de relación, Bruce pidió la mano de Caroline, pero las cosas se complicaron cuando, antes de la boda, notó que su prometida se mostraba distante y no lo acompañaba en sus tratamientos contra el cáncer. La situación llegó a un punto crítico cuando Bruce descubrió una supuesta infidelidad de Caroline a través de su teléfono móvil.

El tribunal no solo falló a favor de Bruce, permitiéndole recuperar el anillo, sino que también aprovechó la oportunidad para redefinir el concepto legal del anillo de compromiso. En su sentencia, los jueces enfatizaron que este no debe considerarse un regalo incondicional, sino un objeto condicionado al matrimonio. De esta manera, eliminaron la necesidad de determinar «quién tiene la culpa» en la ruptura del compromiso, estableciendo un precedente claro sobre la devolución del anillo.

La decisión también pone fin a muchas de las dudas que surgen tras la cancelación de una boda, como la responsabilidad por los gastos de la ceremonia no celebrada. Sin embargo, en el caso del anillo, queda claro que su devolución depende exclusivamente de la finalización del compromiso, sin importar las circunstancias personales.