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Aurora Boreal Islandia

Aurora boreal en Islandia

Se cumplen 10 años de que Islandia prohibiera matar vascos, una práctica legal desde 1615

Una ley del país nórdico permitía asesinar impunemente a cualquier persona nacida en el País Vasco si se encontraba en uno de los ocho distritos del noroeste

Este martes se cumple una década de que Islandia, país nórdico situado al norte de Europa, prohibiera la matanza de vascos en su territorio. Y es que, hasta ese momento, en abril de 2015, los ciudadanos de País Vasco que pisasen territorio islandés podían ser asesinados sin ningún tipo de consecuencia para el atacante.

Hasta el año 2015, una insólita ley islandesa –vigente durante más de cuatro siglos– permitía matar impunemente a cualquier persona nacida en el País Vasco si se encontraba en uno de los ocho distritos del noroeste de Islandia. Esta norma, por increíble que parezca, tenía su origen en un violento episodio ocurrido en 1615, cuando un grupo de 32 balleneros vascos llegó a los Fiordos del Oeste, a más de 3.000 kilómetros de Vizcaya, con la intención de cazar cetáceos.

La expedición, sin embargo, se tornó trágica. Una tormenta devastadora destruyó sus embarcaciones, obligándolos a pasar el invierno en aquellas tierras inhóspitas. Su presencia generó tensiones con las autoridades locales, que, tras varios enfrentamientos, ordenaron su asesinato. Este acto brutal pasaría a la historia como «la matanza de los españoles», uno de los episodios más sangrientos en la historia islandesa.

Aquella masacre selló el abrupto final de una fructífera relación comercial entre islandeses y vascos, que se había desarrollado a lo largo de siglos. Durante el siglo XVI, incluso surgió un idioma híbrido, el vasco-islandés, una lengua rudimentaria que permitía una comunicación básica entre ambas comunidades y facilitaba sus intercambios comerciales. Sin embargo, la violencia de 1615 terminó por romper definitivamente esos lazos.

Ese verano, una docena de barcos balleneros vascos había arribado a Islandia. Lograron cazar varios cetáceos y vendieron la carne a los lugareños, pero el temporal los obligó a dividirse en tres grupos para sobrevivir al crudo invierno. Uno de estos grupos, liderado por Martín de Villafranca, fue acusado de saquear casas y robar alimentos, lo que desató la ira de los campesinos islandeses.

En respuesta, un grupo armado asaltó la vivienda donde se refugiaban los balleneros. Lo que siguió fue una masacre: los hombres fueron despojados de sus ropas, brutalmente mutilados y asesinados. Solo uno de ellos, de apellido García, logró huir y alertar a los otros dos grupos, comandados por Pedro de Aguirre y Esteban de Tellaría, quienes finalmente lograron regresar a España al terminar el invierno.

Tras estos hechos, el Rey de Dinamarca –entonces soberano de Islandia– emitió un decreto que autorizaba a los islandeses y comerciantes daneses a defenderse por cualquier medio ante posibles amenazas de españoles. Esta proclama, nacida del miedo y el conflicto, permaneció en los archivos legales islandeses durante siglos como una curiosidad histórica sin aplicación práctica.

No fue sino hasta el 22 de abril de 2015 que la ley fue oficialmente derogada por el comisario Jónas Guomundsson, en una ceremonia simbólica celebrada en presencia de Martín Garitano, diputado general de Guipúzcoa en ese momento, y descendientes de los protagonistas del conflicto. Con ese acto, se cerró una herida abierta durante más de 400 años, en un gesto de reconciliación y entendimiento entre los pueblos vasco e islandés.

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