Francia da un primer paso hacia la legalización de la eutanasia y Macron no descarta convocar un referéndum

La Asamblea Nacional francesa aprobó este martes, en primera lectura, un controvertido proyecto de ley que pretende legalizar la «ayuda para morir», un eufemismo utilizado por el gobierno para evitar hablar abiertamente de eutanasia o suicidio asistido. La medida fue aprobada por 305 votos a favor y 199 en contra, en un debate que ha dividido profundamente al país y que promete prolongarse en los próximos meses.

El proyecto, impulsado por el presidente Emmanuel Macron, plantea permitir que personas con enfermedades incurables y sufrimientos extremos –físicos o psicológicos– puedan solicitar asistencia médica para acabar con sus vidas. Macron defendió la iniciativa asegurando que abre «el camino de la fraternidad», aunque sus detractores cuestionan si la fraternidad puede realmente expresarse eliminando la vida como respuesta al sufrimiento.

La votación marca apenas el inicio de un largo proceso legislativo. El texto deberá ser examinado nuevamente por la Cámara Baja y también por el Senado, donde podrían introducirse cambios sustanciales. Macron incluso ha mencionado la posibilidad de convocar un referéndum, lo que evidencia el carácter sensible y polarizador del tema.

De aprobarse, Francia se uniría a un reducido grupo de países europeos –entre ellos España, Alemania, Austria y Suiza– que han abierto la puerta a prácticas que, según críticos, corren el riesgo de trivializar el acto de morir y convertirlo en una opción administrativa más dentro del sistema de salud.

A pesar del respaldo del Ejecutivo, muchos sectores, en especial los grupos conservadores y de orientación religiosa, han alertado sobre los peligros de esta legislación. Temen que, con el tiempo, las garantías y restricciones iniciales se relajen, y que se empiece a ejercer presión –directa o indirecta– sobre personas vulnerables: ancianos, discapacitados o pacientes con enfermedades mentales.

Todos los partidos permitieron a sus miembros votar en conciencia, lo que dio lugar a una votación cruzada entre bloques. Mientras que las formaciones de izquierda y centro se mostraron mayoritariamente a favor, la oposición fue liderada por diputados conservadores, más proclives a defender la vida como principio innegociable.

Aunque el gobierno insiste en que no se trata de legalizar la eutanasia sino de ofrecer una «ayuda médica a morir», el debate ético y semántico sigue abierto. Los críticos advierten que detrás de un lenguaje cuidadosamente moderado se esconde una transformación profunda de la relación entre el Estado, la medicina y el valor intrínseco de la vida humana.