Anciana enfrentando la enfermedad de Alzheimer
El 64 % de los españoles ve necesario ingresar en residencias a las personas con alzhéimer en fases avanzadas
Según los encuestados, el agotamiento físico extremo, la tristeza o depresión y el estrés, además de frustración por falta de conocimientos y lesiones físicas, son los principales síntomas
El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que no solo afecta a quien la padece, sino que también transforma la vida de su entorno más cercano. Además, a medida que avanza, las necesidades de cuidados se intensifican, y la decisión sobra cuál es el mejor lugar para recibir atención se convierte en un momento clave para muchas familias.
En este contexto, más de seis de cada 10 españoles, que representa el 64,2 %, cree que, en algún momento de la evolución de la enfermedad, es necesario el ingreso de la persona en una residencia especializada. Del mismo modo, un 32,6 % cree que deben recibir cuidados profesionales desde el domicilio; y tan solo el 3,2 % opina que es la familia quien debe hacerse cargo del enfermo. Así lo refleja el Estudio Sanitas El Alzhéimer en España: percepción social sobre la enfermedad y los cuidadores.
Así, la gran mayoría de los encuestados considera que esta medida tiene un impacto positivo tanto en quien cuida (91,5%) como en la persona con alzhéimer (87,4 %). Estos datos reflejan que existe un amplio consenso social sobre la utilidad del cuidado profesional especializado como respuesta a las necesidades que genera la enfermedad.
Esta visión está estrechamente vinculada a las consecuencias que afrontan los cuidadores a largo plazo. Según los encuestados, el agotamiento físico extremo (74,2 %), la tristeza o depresión (70,5 %) y el estrés (69,7 %), además de frustración por falta de conocimientos (55,8 %) y lesiones físicas (28,7 %), son los principales síntomas.
En este sentido, Miryam Piqueras, directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores, asegura que cuidar de una persona con esta enfermedad, implica una «exigencia física y emocional constante que, en muchas ocasiones, excede los recursos de una familia». Asimismo, relata que el ingreso en un centro especializado no debe interpretarse como «un abandono, sino como una medida que protege la salud, el bienestar y la seguridad de todos los implicados».
Aunque existe un amplio reconocimiento sobre los beneficios de la atención profesional, todavía persisten barreras emocionales y sociales que dificultan tomar la decisión. Según el estudio, la pérdida de contacto con el entorno (63,5 %) es la principal, seguida de la culpa (44,0 %) y la percepción de abandono (42,5 %), más presentes entre mujeres y personas de 18 a 24 y de 35 a 44 años. Estos datos ponen de relieve que el componente emocional sigue siendo un factor determinante en las decisiones de cuidado.
El vínculo entre la familia y la persona con la enfermedad del Alzheimer es otro aspecto clave, y la tecnología se consolida como un apoyo fundamental para mantenerlo. El estudio refleja que el 43,0 % de los participantes recurre a aplicaciones con información detallada y que un 36,4 % utiliza dispositivos inteligentes como Alexa para reforzar la comunicación y el acompañamiento. Estos recursos digitales facilitan la conexión entre familias y profesionales, contribuyendo a un cuidado más cercano y accesible.
A la hora de confiar en un centro o cuidador especializado, los españoles dan más importancia a la atención cercana y humana (84,8 %) y a la transparencia en la información (65,6 %). En este sentido, más de seis de cada 10 encuestados esperan que el ingreso en una residencia especializada reduzca el estrés familiar (66,0 %), mejore la salud y el bienestar de la familia (63,5 %) y les haga sentirse acompañados en el proceso (60,2 %).
«No basta con ofrecer plazas en residencias: es imprescindible proporcionar a las familias herramientas, formación y apoyo psicológico para que puedan afrontar cada etapa de la enfermedad con información y acompañamiento. Un cuidado de calidad debe atender tanto a la persona con alzhéimer como a su entorno más cercano», añade Miryam Piqueras.
Entre los beneficios más valorados del cuidado personalizado, los encuestados destacan la atención asistencial y médica profesionalizada (82,4 %), la vigilancia constante (81,8 %), los ejercicios adaptados (63,6 %), la seguridad médica (61,6 %) y la alimentación adaptada (51,9 %). Un 72,2% cree que esta atención puede mejorar el estado cognitivo de la persona con Alzheimer y un 48,4 % considera que puede frenar el avance de la enfermedad. Esto evidencia que la población reconoce el valor de una intervención estructurada y continua.
La investigación también pone de relieve que nueve de cada diez personas encuestadas (90,5 %) consideran que falta información para los cuidadores. Casi la mitad (48,4 %) afirma que la información disponible está dirigida únicamente a profesionales, y un 42,1 % cree que directamente no existe. En cuanto a recursos, los más necesarios son la ayuda domiciliaria (74,1 %), las residencias especializadas en Alzheimer (72,8 %) y la formación física y emocional para las familias (71,6 %), seguidos por las ayudas económicas (70,1 %) y los centros de día especializados (66,1 %).
Sanitas Mayores gestiona residencias y centros de día con unidades especializadas en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, donde se aplican programas de estimulación cognitiva, terapia ocupacional, fisioterapia y apoyo psicológico. Su modelo asistencial, libre de sujeciones, combina atención sanitaria y social con un enfoque centrado en la personalización del cuidado y en el acompañamiento a las familias durante todo el proceso.
«Nuestro compromiso es garantizar que las personas con alzhéimer reciben una atención profesional de calidad y que sus familias se sientan acompañadas y respaldadas durante todo el proceso. Trabajamos para que cada centro sea un lugar donde la seguridad, el bienestar y el trato humano vayan siempre de la mano», concluye Miryam Piqueras.