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El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump

El presidente de los Estados Unidos, Donald TrumpEFE

Trump vincula el consumo de paracetamol por embarazadas con el riesgo de autismo

El segundo eje del anuncio será la leucovorina, un derivado del ácido fólico que se emplea para tratar la deficiencia de vitamina B9 y reducir efectos secundarios de ciertos medicamentos

La administración Trump prepara un anuncio de gran calado sobre autismo y tratamientos médicos que se hará público este lunes en la Casa Blanca. Según adelantaron fuentes cercanas al proceso a The Washington Post, las autoridades federales presentarán dos líneas de acción: por un lado, advertencias sobre el uso de paracetamol –conocido también como acetaminofén y principio activo de Tylenol– durante el embarazo; y, por otro, la promoción de un medicamento menos conocido, la leucovorina, como posible terapia en algunos casos de autismo.

El paracetamol es uno de los analgésicos y antipiréticos más consumidos en todo el mundo y habitualmente se recomienda en el embarazo. Sin embargo, investigaciones recientes, entre ellas una revisión firmada por expertos de Mount Sinai y Harvard en 2025, sugieren una posible asociación entre el uso del fármaco en etapas tempranas de la gestación y un aumento del riesgo de autismo en los hijos. La administración planea aconsejar a las embarazadas que eviten su consumo salvo en casos de fiebre, aunque varias sociedades médicas insisten en que sigue considerándose un medicamento seguro siempre que se use bajo supervisión médica.

El segundo eje del anuncio será la leucovorina, un derivado del ácido fólico que se emplea para tratar la deficiencia de vitamina B9 y reducir efectos secundarios de ciertos medicamentos. Ensayos clínicos recientes, con diseño doble ciego y controlados con placebo, han mostrado en algunos niños con autismo mejoras en la comunicación y la comprensión social tras recibir este fármaco. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) está revisando actualmente la redacción de las posibles indicaciones terapéuticas.

El debate científico es intenso. Durante años se pensó que el autismo era principalmente genético, lo que limitaba las opciones de tratamiento. Los hallazgos sobre leucovorina han reabierto la discusión al apuntar a factores metabólicos o ambientales que podrían influir en el trastorno.

El presidente Trump ha situado la búsqueda de respuestas sobre el autismo como una prioridad. Su equipo de salud incluye a figuras como Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y Servicios Humanos; Marty Makary, comisionado de la FDA; y Jay Bhattacharya, director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH). El propio Trump adelantó la magnitud de la medida en un acto público el domingo, prometiendo «uno de los anuncios médicos más importantes en la historia del país» y afirmando que podría suponer un avance decisivo frente al autismo.

En paralelo, los NIH lanzarán una nueva iniciativa de ciencia de datos para estudiar las causas y los posibles tratamientos del trastorno. Trece equipos de investigación recibirán financiación para proyectos que complementen estudios previos y aborden hipótesis genéticas, ambientales y de estilo de vida.

El anuncio no está exento de polémica. Directivos de Johnson & Johnson, fabricante de Tylenol, han expresado su preocupación a la Casa Blanca. Además, persisten las sospechas de que algunos miembros de la administración, incluido Kennedy, puedan vincular el autismo con las vacunas, pese a que esa relación ha sido descartada de forma concluyente por décadas de estudios científicos.

El autismo, o trastorno del espectro autista, es una condición del neurodesarrollo caracterizada por dificultades sociales y de comunicación, junto con patrones de conducta repetitivos. Su prevalencia ha crecido notablemente: los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que uno de cada 31 niños estadounidenses de 8 años tiene un diagnóstico, frente a uno de cada 150 en el año 2000. Aunque parte del aumento se explica por un mejor diagnóstico y mayor concienciación, muchos investigadores creen que influyen también factores ambientales y biológicos aún no bien comprendidos.

El anuncio de este lunes promete abrir un nuevo capítulo en la investigación y el tratamiento del autismo, aunque la comunidad científica pide cautela y advierte de que las respuestas definitivas requieren tiempo, evidencia sólida y consenso internacional.

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