Hombre enfermo en un hospital
Construyen en Canadá unas casas clandestinas dedicadas a la eutanasia: «Matan a las personas»
Esta situación alarma a los opositores de la esta práctica, ya que gran parte de su crecimiento se debe a casos no autorizados que se pueden dar en cualquier sitio del país
«Ofrecemos un espacio tranquilo, seguro, inclusivo y cuidadosamente preparado para las personas que quieran morir». Con estas palabras, MAiDHouse, establecimiento que apoya la eutanasia en Canadá, ha anunciado la apertura de casas que ofrecen un entorno «privado y acogedor» para garantizar que se lleve a cabo este polémico servicio. Lo llamativo es que su apertura se ha realizado sin anunciar su ubicación exacta ni detallar los permisos municipales o las licencias de su actividad.
Canadá se ha convertido en uno de los países que más apoya la controvertida práctica de la eutanasia. Desde su aprobación en 2016, las muertes no han parado de crecer. En 2023 –último año con datos–, se registraron 15.343 casos, representando el 4,7 % del total de muertes en el territorio. Sin embargo, parece no ser suficiente, puesto que esta empresa clandestina, situada en el corazón de la capital de la Columbia Británica, en la isla de Vancouver, ofrece atención a las personas en estado crítico que buscan quitarse de en medio y acabar con su vida.
La eutanasia en Canadá cada vez se extiende más. De hecho, varias organizaciones provida critican que la creciente integración del MAiD (política de la eutanasia) dentro del sistema de salud –que ya permite su acceso a personas con afecciones físicas graves y crónicas, aunque no supongan un riesgo para su vida– está generando una gran desconfianza en centros de salud, hospicios y hospitales, puesto que influye directamente a las personas más vulnerables.
Esto alarma a los opositores de la eutanasia, ya que gran parte de su crecimiento se debe a casos no autorizados, los cuales, según National Catholic Register, «pueden estar en cualquier sitio de la ciudad».
En ese sentido, Alex Schadenberg, director ejecutivo de la Coalición para la Prevención de la Eutanasia, explica al medio estadounidense que no entiende cómo una organización que mata personas puede ser «una organización benéfica», y es que esta empresa oculta afirma ser «sin ánimo de lucro en su web». Asimismo, revela que, aunque muestren que es «un lugar libre de prejuicios y diseñado en torno a sus necesidades», lo cierto es que es «bastante demencial», puesto que «matan a las personas».
El interior de una de las casas
Tal y como redactan en su web, MAiDHouse llena un vacío en la atención al final de la vida al proporcionar «un espacio de apoyo y cómodo para la eutanasia». Y es que, relatan, solo basta con acudir a las instalaciones el mismo día de la práctica. También pueden acceder aquellos enfermos que quieren una evaluación sobre el antídoto que acabará con su vida –posteriormente pueden reservar para su muerte–, y, por último, aquellos que quieren reservarlo con antelación para no quedarse sin hueco.
Un problema que se extiende
El problema de la eutanasia también afecta a los médicos canadienses. Hasta 2023, más de 60.000 personas decidieron acabar con su vida. Actualmente, uno de cada 20 fallecimientos se ha producido por pentobarbital, químico que usan para frenar la vida de los enfermos y que preocupa a algunos facultativos, los cuales han denunciado una presión creciente y numerosas irregularidades legales.
Un reciente artículo del medio The Atlantic llamado «Canadá se está matando a sí misma» muestra esta dramática situación. La eutanasia se ha vuelto tan común en el país que hay listas de espera. Los médicos no logran cubrirlas, y no por falta de personal, sino porque cada vez más ciudadanos están cansados de seguir, de luchar y de ser una carga para sus seres queridos. No tienen una ley de cuidados paliativos que les ayude a mejorar su calidad de vida. Mientras esto siga ocurriendo, cada vez más ciudadanos decidirán acabar con su vida.