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26 de abril de 2024

Dos jabalíes pasean por Vigo el pasado marzo

Dos jabalíes pasean por Vigo, una estampa que será cada vez más habitualEFE

Ley de Bienestar Animal

Las plagas de jabalíes y ratas que sufre Barcelona se contagiarán al resto del país gracias a la ley animalista

La proliferación y sobreprotección de los gatos callejeros, a los que se les alimenta, atrae a los jabalíes a las ciudades

Barcelona ha sufrido a lo largo de 2022 un descontrol de la plaga de jabalíes ya asolaba la ciudad. El Ayuntamiento de Ada Colau se ha visto obligado a lanzar un plan de choque contra estos animales. Y es que las incursiones de estos mamíferos se han multiplicado en la Ciudad Condal a lo largo de la última década.
Tal es así que los vecinos de barrios colindantes a la montaña como El Carmel, Nou Barris o Vallvidrera creen que los jabalíes ahora son más y campan a sus anchas. El confinamiento, con el obligado repliegue humano, descontroló la plaga, pero no es el único factor. Existen otros condicionantes, como las mal llamadas colonias felinas, que bajo el paraguas de la nueva ley animalista que pretende sacar adelante el Gobierno, sirven y servirán de señuelo.
Christian Gortázar, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha e investigador del Instituto de Investigación de Recursos Cinegéticos (IREC), cargaba el pasado martes, en un desayuno informativo organizado por la Fundación Artemisan, por los quebraderos de cabeza que traerá la aplicación de la mencionada Ley de Bienestar Animal, que entre otras cosas, sobreprotege las colonias felinas, lo cual puede ser el pegamento perfecto para la proliferación de plagas de ratas o jabalíes, atraídas por el alimento que las personas precisamente dejan a los gatos.

Las colonias felinas

El proyecto de Ley de protección, derechos y bienestar de los animales, recoge, en su capítulo VII, lo predispuesto con las colonias felinas en las ciudades.
El Programa de Gestión de Colonias Felinas recoge el «fomento de la colaboración ciudadana» para el cuidado de los gatos comunitarios.
Según Gortázar, los gatos no confinados «causan impactos negativos que afectan a la habitabilidad en el medio urbano, a la conservación de la biodiversidad y a la salud pública», debido a que estos animales callejeros acceden a contenedores de basura, dispersando su contenido.
Además, se ha demostrado que, como ha ocurrido en Barcelona –con su consiguiente problema mayor–, hay más jabalíes urbanos en zonas próximas a estas colonias.
La abundante disponibilidad de comida para estos gatos, habiten en colonia o no, provoca también la llegada de otras plagas indeseadas, como las ratas.

Millones de euros para colonias

Más allá de esta polémica ley, la Dirección General de Derechos de los Animales desde la que surge ha sido regada con 7,5 millones de euros para su presupuesto de 2023.

En 2022, la partida para «subvenciones destinadas a entidades locales para el establecimiento de programas de gestión de colonias felinas» fue de 1.300.000, mientras que el año que viene sumará unos 600.000 euros más para quedarse cerca de los dos millones.

De poco sirve que expertos en la materia hayan alertado al Ejecutivo de que la insistencia en mantener e incentivar las poblaciones de gatos callejeros tiene nefastas consecuencias tanto para la habitabilidad de las ciudades como para la biodiversidad.
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