Una banda de nubes sobre el ecuador, creada por el ascenso del aire dentro de la celda de Hadley y responsable de las fuertes lluvias en esta región
La actividad humana debilita los sistemas de viento que regulan el clima mundial
Estos no solo generan el tiempo que experimentamos a diario, sino que también son fundamentales para distribuir energía, humedad y el impulso del aire a través de la atmósfera
La mano de los seres humanos ha incidido inevitablemente en el planeta Tierra. Muchas de nuestras actividades afectan de lleno al funcionamiento del mismo y otras tantas se han ido descubriendo con el tiempo. Un hallazgo científico reciente muestra que la construcción de embalses ha modificado el eje terrestre y ha contribuido al retroceso del nivel del mar, equilibrándolo así con la subida consecuencia del derretimiento polar.
Pero los ejemplos no terminan aquí. Los veranos se han vuelto más cálidos y secos en los últimos años, lo que provoca un aumento de las olas de calor y las sequías en muchos puntos del planeta. Parte del problema es que los sistemas de circulación del aire de la Tierra se han ido debilitando con el paso de los años. Sin embargo, las razones exactas de este debilitamiento han eludido a los investigadores.
Los patrones de viento funcionan como una red global esencial que permite el transporte de calor y humedad por todo el planeta. Dentro de esta red, un papel clave lo desempeñan las trayectorias de las tormentas, es decir, los sistemas de alta y baja presión que se mueven de oeste a este. Estos sistemas no solo generan el tiempo que experimentamos a diario, sino que también son fundamentales para distribuir energía, humedad y el impulso del aire a través de la atmósfera, influyendo directamente en los distintos climas del mundo.
Otro componente crucial es la llamada circulación de Hadley, un ciclo en el que el aire cálido asciende en el ecuador, se desplaza hacia los polos, desciende en las regiones subtropicales y regresa de nuevo al ecuador a nivel del suelo. Aunque se ha observado que tanto las trayectorias de tormentas como la circulación de Hadley se han debilitado desde al menos 1980, hasta ahora solo se había vinculado este último fenómeno –la circulación de Hadley– con el impacto de las emisiones humanas sobre el sistema climático.
La investigación, dirigida por el doctor Rei Chemke del Instituto de Ciencias Weizmann demuestra por primera vez que este debilitamiento de las trayectorias de las tormentas se debe a las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2, y los aerosoles, provocadas por el ser humano.
Estas también están afectando a la circulación de Hadley como nunca antes había ocurrido ya que, en comparación con el impacto de los factores naturales en el pasado, su efecto es mayor en magnitud y funciona en la dirección opuesta, es decir, debilitando esta circulación en lugar de fortalecerla.
Según explicó Chemke, las emisiones están provocando un calentamiento más intenso en las latitudes altas que en las bajas. Esta desigualdad térmica ha reducido la diferencia de temperatura entre el norte y el sur del planeta, lo que ha debilitado las trayectorias de las tormentas, ya que dicho contraste es el principal motor de estos sistemas.
Las tormentas, según recalca, juegan un papel crucial en verano al traer aire frío del océano a la tierra: «Si se reduce la intensidad de estas tormentas, se trae menos aire frío. Esto conduce a una acumulación de temperaturas cálidas en el continente, lo que puede conducir a eventos de calor cada vez más extremos».
Sin registros de vientos
Chemke explicó que no existen registros directos de los vientos del último milenio, por lo que no es posible comparar los patrones actuales con los de épocas pasadas. Sin embargo, señaló que sí se cuenta con buenas reconstrucciones de los factores que influyen en el clima, los cuales se utilizan en modelos climáticos que reproducen el comportamiento físico, biológico y químico del sistema terrestre.
A través de estas simulaciones, analizaron cómo elementos naturales como las erupciones volcánicas o las variaciones en la radiación solar afectaron en el pasado a la circulación de Hadley. Sus resultados mostraron que, durante gran parte del último milenio, estos factores naturales tendieron a fortalecer dicha circulación, lo que contrasta con el debilitamiento progresivo que se observa hoy en día.
Según explicaron, esto sugiere que las emisiones humanas han interrumpido esa tendencia natural de fortalecimiento. Añadieron que, mientras en el pasado los factores naturales eran los principales responsables de los cambios en el clima –con un enfriamiento global que reforzaba la circulación de Hadley–, en la actualidad es el calentamiento causado por la actividad humana el que domina y está debilitando este sistema clave de la atmósfera.