Ingenieros de Montes piden desbrozar y preservar la ganadería extensiva para reducir el riesgo de grandes fuegos

El Colegio Oficial de Ingenieros de Montes ha instado este martes a reforzar las políticas de prevención de incendios forestales en España mediante una estrategia integral que combine actuaciones técnicas, inversión pública y apoyo al medio rural. Entre sus principales propuestas destaca la necesidad de «descargar el combustible forestal» –esto es, reducir la masa vegetal acumulada en los montes– mediante desbroces, tratamientos selvícolas, pastoreo controlado y quemas prescritas en zonas consideradas estratégicas.

La entidad ha pedido a las administraciones un presupuesto extraordinario dedicado exclusivamente a la prevención, con el objetivo de reducir el riesgo de grandes incendios y adaptar la gestión forestal al cambio climático y al abandono rural. También considera «imprescindible» mantener cortafuegos, puntos de agua y torres de vigilancia bien distribuidos y en buen estado operativo.

El Colegio reclama, además, que las administraciones públicas garanticen la redacción y cumplimiento de los planes de gestión de montes públicos y de sus programas de prevención de incendios, así como el impulso de modelos de gestión simplificados para montes privados. En este sentido, defiende que el Estado y las comunidades autónomas fomenten estas prácticas con ayudas, asesoramiento técnico y apoyo financiero estable.

Entre las medidas planteadas figura la creación de un fondo de inversión forestal cofinanciado por el Estado y las comunidades autónomas, a través de convenios estables y con participación del sector privado. Este fondo permitiría dotar de más recursos materiales y humanos la aplicación de la Estrategia Forestal Española, el Plan Forestal Nacional y los programas autonómicos.

El Colegio también propone introducir incentivos fiscales para la gestión sostenible de los montes privados, a través de un «Bono Social Forestal», junto con ayudas directas y la promoción de agrupaciones de propietarios en zonas de minifundio, donde la gestión activa se ve frenada por la despoblación y la baja rentabilidad. En paralelo, aboga por una simplificación administrativa y una mayor digitalización de los trámites forestales.

Otro de los puntos clave de su propuesta es la profesionalización y dignificación laboral de todos los trabajadores vinculados a la gestión y a las emergencias forestales. Los ingenieros subrayan la importancia de evaluar la eficiencia de los sistemas y tácticas de extinción, para seleccionar los más adecuados a cada territorio.

Asimismo, piden reforzar la formación especializada de los equipos de intervención y análisis, mejorar los medios tecnológicos y avanzar en la interoperabilidad entre comunidades autónomas mediante protocolos coordinados y sistemas comunes de geolocalización y comunicación. También apuestan por potenciar la I+D+i aplicada al ámbito forestal y a la gestión del fuego, con el fin de incorporar las mejores herramientas disponibles en prevención y extinción.

El Colegio considera fundamental apoyar a los municipios con menos recursos y a las diputaciones provinciales para que elaboren sus Planes de Actuación Municipal ante Incendios Forestales, así como ayudar a las urbanizaciones situadas en interfaz urbano-forestal a disponer de Planes de Autoprotección elaborados por técnicos cualificados. En paralelo, propone formar a la población en riesgo para que conozca los protocolos de emergencia y las medidas de autoprotección en caso de incendio.

Por último, los ingenieros insisten en la necesidad de potenciar el sector forestal como motor económico y social en las zonas rurales. Para ello, abogan por dar valor añadido a los recursos naturales –como la biomasa, la madera, el corcho, la resina o los frutos del bosque–, estimular su demanda y facilitar su aprovechamiento sostenible.

En conjunto, el Colegio de Ingenieros de Montes plantea una visión integral de la gestión forestal, que combine la prevención, la planificación y el desarrollo rural sostenible. Solo así, advierten, será posible reducir la vulnerabilidad del territorio frente a los incendios y convertir los montes en un elemento activo de lucha contra el cambio climático.