Fundado en 1910
Hielo en la Antártida

Hielo en la AntártidaGetty Images/Cornelia Pithart

Las «tormentas» en el subsuelo del océano, vinculadas con la pérdida de hielo antártico

Investigadores identifican movimientos que erosionan las plataformas desde abajo y activan un peligroso ciclo de retroalimentación

Bajo las gigantescas plataformas de hielo de la Antártida, oculto a cientos de metros de profundidad, está ocurriendo algo parecido a un desfile constante de tormentas… pero no en el cielo, sino en el océano. Un equipo de la Universidad de California en Irvine, junto con el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, ha detectado movimientos oceánicos tan intensos que están acelerando el derretimiento del hielo desde abajo, un proceso silencioso pero decisivo para el futuro del nivel del mar.

La investigación, publicada en Nature Geoscience, es pionera porque analiza estos episodios de fusión en escalas de tiempo muy cortas, de apenas unos días, cuando lo habitual era estudiarlos por temporadas o incluso por años completos. Esto ha permitido a los científicos observar cómo auténticas «tormentas oceánicas» se cuelan en las cavidades que hay bajo los glaciares Thwaites y Pine Island, dos de los más vigilados del planeta por su vulnerabilidad.

Para lograrlo, el equipo recurrió a modelos climáticos muy precisos y a instrumentos anclados en el mar capaces de captar, con una resolución de unos 200 metros, estructuras oceánicas de entre uno y diez kilómetros de diámetro. Son pequeñas en comparación con la inmensidad antártica, pero lo bastante potentes como para desgastar el hielo desde dentro.

«Del mismo modo que los huracanes ponen en jaque a las zonas costeras, estas formaciones submesoescalares –torbellinos y corrientes rápidas– viajan por el océano abierto, llegan hasta las plataformas y causan estragos», explica Mattia Poinelli, investigador de la UC Irvine e integrante del JPL. Son estos movimientos, añade, los que empujan agua relativamente más cálida hacia las cavidades subglaciales, acelerando el derretimiento.

Pero lo más sorprendente del estudio es que este proceso parece alimentarse a sí mismo. Poinelli y sus colegas han detectado un mecanismo de retroalimentación positiva: cuanto más se derrite el hielo desde abajo, más se agita el océano; y cuanto mayor es la turbulencia, más hielo se derrite. Un círculo vicioso difícil de detener. «El derretimiento genera frentes de agua inestable que intensifican estas tormentas oceánicas, y estas, a su vez, aumentan el flujo de calor que derrite aún más la plataforma», resume el investigador.

La fusión puede multiplicarse por tres

Estos episodios, aunque breves, tienen un impacto notable. Según los resultados, explican cerca del 20 % de la variabilidad total del derretimiento a lo largo de todo un año. Y en momentos extremos, la fusión puede multiplicarse por tres en apenas unas horas, cuando estas estructuras chocan contra la plataforma y se cuelan bajo el hielo.

Las simulaciones coinciden de manera sorprendente con las observaciones recogidas por instrumentos instalados en la zona y con flotadores desplegados en otra región de la Antártida. Ambos han registrado aumentos repentinos de temperatura y salinidad a profundidades similares a las identificadas en el estudio, lo que refuerza la solidez de las conclusiones.

Poinelli destaca un punto especialmente delicado: el área situada entre las plataformas Crosson y Thwaites. Allí, la combinación de un fondo marino poco profundo y la lengua flotante del glaciar crea una especie de cuello de botella que intensifica estas «tormentas» oceánicas. Es una zona crítica en una región que ya de por sí preocupa a los glaciólogos. No es para menos: si la capa de hielo de la Antártida Occidental colapsara, el nivel del mar podría subir hasta tres metros.

El panorama futuro tampoco invita al optimismo. Con aguas progresivamente más cálidas y periodos más largos de polinias –zonas de mar abierto rodeadas de hielo–, estas estructuras submesoescalares podrían ganar aún más fuerza y frecuencia, comprometiendo la estabilidad de las plataformas que actúan como «tapón» de los glaciares interiores.

«Estos resultados demuestran que procesos que antes pasaban desapercibidos tienen un peso enorme en la pérdida de hielo», recalca Poinelli. El mensaje es claro: para mejorar las proyecciones del nivel del mar, los modelos climáticos deberán integrar estos fenómenos breves e intensos.

Para Eric Rignot, uno de los mayores expertos mundiales en glaciares y miembro del equipo, el estudio subraya la urgencia de desarrollar mejores herramientas de observación, especialmente robots capaces de explorar estas zonas inaccesibles y medir la dinámica oculta bajo las plataformas.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas