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Restos de un nido inutilizado de avispa velutina

Restos de un nido inutilizado de avispa velutinaEuropa Press

La avispa velutina sigue extendiéndose por Europa y refuerza su condición de amenaza ecológica y sanitaria

Aunque no es intrínsecamente más agresiva que otras avispas europeas, su tamaño y su capacidad para picar varias veces aumentan el riesgo en situaciones en las que se siente amenazada

La Vespa velutina nigrithorax, conocida comúnmente como avispa velutina o avispa asiática, continúa expandiéndose sin control por Europa y refuerza su posición como una de las especies invasoras más preocupantes tanto por su impacto ambiental como por el riesgo que representa para la salud humana. Desde su llegada al continente hace dos décadas, este avispón originario del sudeste asiático ha colonizado grandes áreas del territorio europeo, incluyendo buena parte del norte de España, donde su presencia se ha vuelto cada vez más habitual.

La primera detección de la especie en España se produjo en 2010 en Amaiur/Maya, en el valle navarro del Baztán, tras haber cruzado la frontera desde Francia, país al que llegó de manera accidental en 2004, probablemente a bordo de un carguero procedente de China. Desde ese momento, su expansión se ha descrito como explosiva. Se adapta con facilidad, tolera bien el clima templado europeo y encuentra abundantes recursos alimentarios. Además, carece de depredadores naturales que limiten su crecimiento poblacional, lo que ha permitido que su presencia se extienda de forma prácticamente ininterrumpida.

Visualmente, la velutina se distingue de las avispas autóctonas por su coloración más oscura, la cabeza negra con una marca facial anaranjada y las patas con las puntas del mismo color. Su tamaño, que puede alcanzar los 32 milímetros, unido a su comportamiento defensivo cuando detecta una amenaza, contribuye a generar inquietud entre la población.

Impacto en la biodiversidad y la economía rural

La preocupación que genera la avispa velutina va mucho más allá del riesgo de picaduras. Su presencia afecta directamente a la biodiversidad europea, ya que se ha convertido en un depredador voraz de la abeja melífera, una especie esencial para la polinización y, por tanto, para la estabilidad de los ecosistemas y la producción agrícola. Estudios recientes, como el publicado en la revista científica Biology (MDPI) por el investigador Xesús Feás, advierten de que la presión predadora de la velutina sobre las colmenas es especialmente intensa, debilitando las poblaciones de abejas y comprometiendo el trabajo de los apicultores, que ya afrontan otros retos como la varroa, los pesticidas o el cambio climático.

La invasión de esta especie tiene repercusiones socioeconómicas cada vez más visibles. La pérdida de colmenas reduce la productividad apícola y obliga a los profesionales a invertir recursos adicionales en protección y manejo, lo que incrementa los costes de producción. A su vez, la disminución de polinizadores repercute en cultivos como los frutales, que dependen en gran medida de la actividad de las abejas para obtener buenas cosechas. El impacto se extiende, por tanto, más allá de la apicultura y acaba afectando al conjunto del sector agrícola.

Además, en aquellos territorios con una alta presencia de velutinas, se ha observado una reducción en la biodiversidad de otros insectos polinizadores, que también sufren la presión depredadora del avispón. Este desequilibrio ecológico genera efectos en cadena que todavía están siendo estudiados, pero que apuntan a alteraciones significativas en los ecosistemas locales.

Riesgos para la salud y recomendaciones de seguridad

Aunque la avispa velutina no es intrínsecamente más agresiva que otras avispas europeas, su tamaño y su capacidad para picar varias veces aumentan el riesgo en situaciones en las que se siente amenazada. Desde Zotal Laboratorios se señala que la gravedad de una picadura suele depender en gran medida de la sensibilidad individual al veneno, de la cantidad de picaduras recibidas y de la cercanía al nido en el momento del ataque. Las reacciones graves son más probables en personas alérgicas o cuando se producen múltiples picaduras de manera simultánea.

La mayor parte de los incidentes se producen durante actividades al aire libre, como trabajos de jardinería o agricultura, donde es relativamente fácil acercarse por accidente a un nido oculto. Ante la presencia de velutinas, se recomienda evitar movimientos bruscos, no intentar capturarlas ni espantarlas y mantener siempre una distancia prudente, especialmente si se sospecha la existencia de un nido. También se aconseja reducir los factores que pueden atraer a estos insectos, evitando dejar comida al aire libre o usar perfumes fuertes durante actividades en zonas rurales o boscosas.

Las picaduras suelen provocar un dolor punzante e intenso, acompañado de inflamación y escozor que puede prolongarse durante varias horas. Aplicar frío local o un paño humedecido con vinagre puede aliviar los síntomas iniciales. En casos leves, el uso de cremas con corticoides o antihistamínicos puede ser útil, siempre bajo recomendación sanitaria. Sin embargo, ante la aparición de síntomas como urticaria generalizada, dificultad respiratoria, mareos o pérdida de conciencia, es imprescindible buscar atención médica urgente, ya que estos signos pueden indicar una reacción anafiláctica.

Un desafío persistente para las administraciones

El avance imparable de la avispa velutina ha obligado a las administraciones públicas a desarrollar estrategias de control y vigilancia coordinadas. En 2015, España aprobó la Estrategia para la gestión, control y posible erradicación del avispón asiático, un documento que establece un marco común de actuación para las comunidades autónomas donde la especie ya está presente o se prevé que pueda llegar.

La estrategia insiste en la importancia de la detección temprana y la retirada profesional de nidos, así como de la formación de equipos especializados y la coordinación interterritorial para evitar la dispersión. El papel de la ciudadanía es también fundamental: identificar correctamente un nido y alertar a los servicios competentes puede evitar la formación de nuevas colonias y contribuir a frenar el avance de la especie.

Los expertos coinciden en que la erradicación total resulta improbable por la velocidad de expansión alcanzada, pero insisten en que es posible limitar su impacto si se mantiene una vigilancia constante, se desarrollan métodos de control más eficaces y se continúa apostando por la sensibilización y la educación ambiental. Solo mediante una respuesta coordinada y sostenida será posible mitigar los daños ecológicos, económicos y sanitarios que la avispa velutina ya está causando en amplias zonas de Europa.

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