
Sam Altman y Elon Musk fueron socios en OpenIA
«Es un matón»: las rencillas entre Musk y Altman que ponen en peligro la poderosa IA de Trump
El dueño de Tesla dejó dos comentarios extraños acerca del poder económico de OpenIA y de SoftBank, dos de las empresas aliadas en este proyecto
El giro tecnológico de Donald Trump culminó el día después de su nombramiento como presidente de Estados Unidos cuando reunió en la Casa Blanca a las compañías de IA OpenAI, SoftBank y Oracle para presentar un proyecto conjunto llamado «Stargate», que comenzará con una inversión en centro de datos en Texas y más tarde se expandirá a otros estados.
Después de que Trump pronunciara sus palabras, comparecieron ante la prensa el director ejecutivo de SoftBank, Masayoshi Son; el de OpenAI, Sam Altman, y el de Oracle, Larry Ellison, quienes llegaron a la Casa Blanca en la tarde del martes.
Todos ellos invertirán inicialmente 100.000 millones de dólares y destinarán hasta 500.000 millones a Stargate en los próximos cuatro años, según explicó Son, quien la Inteligencia Artificial General y la Superinteligencia Artificial, equivalentes o superiores a las capacidades humanas, «llegarán muy pronto». Así lo declaró OpenAI en X, aunque, horas más tarde, el propio Elon Musk lanzó dos mensajes inquietantes como contestación a ese post.
El primero fue asegurar que estas empresas no tenían ese dinero y luego apuntó directamente a SoftBank para asegurar que tiene asegurados menos de 10.000 millones de dólares y que sabía eso «de buena fuente».

Tuit de OpenAI y respuesta de Elon Musk
La crítica de Musk hacia este anuncio en el hilo de la cuenta de OpenAI muestra las rencillas que quedan entre el magnate de Tesla y Altman. La relación entre ellos ha sido objeto de intriga en la comunidad tecnológica. Ambos comparten un interés en la inteligencia artificial y su impacto en la humanidad, pero sus caminos y visiones han tomado direcciones diferentes en los últimos años, con tensiones y diferencias de enfoque.
Los inicios
La historia comenzó en 2015, cuando Altman y Musk se unieron a un grupo de destacados empresarios e investigadores para fundar OpenAI, una organización sin ánimo de lucro con el objetivo de garantizar que la IA beneficie a toda la humanidad. Este proyecto reflejaba sus preocupaciones sobre los posibles riesgos de la inteligencia artificial descontrolada y su compromiso con un desarrollo ético y seguro.
En sus primeros años, OpenAI destacó por su carácter colaborativo y transparente, publicando investigaciones innovadoras y promoviendo una visión abierta de la tecnología. Altman, conocido por su experiencia en el ecosistema emprendedor como presidente de Y Combinator, aportó su enfoque estratégico, mientras que Musk proporcionó una voz influyente y recursos financieros.
El punto de inflexión
Sin embargo, la relación comenzó a tensarse a medida que Musk expresó su preocupación sobre la dirección que estaba tomando OpenAI. En 2018, el magnate anunció su salida del consejo de administración, citando posibles conflictos de interés con los proyectos de IA de Tesla. Aunque Musk mencionó que seguiría apoyando a OpenAI como donante, su distanciamiento marcó un cambio en la dinámica entre ambos líderes.
Altman, por su parte, se mantuvo al frente de OpenAI, guiando a la organización a través de una transición hacia un modelo «híbrido» que combina fines de lucro limitados con su misión fundacional. Este movimiento fue criticado por algunos, incluido Musk, quien cuestionó si OpenAI seguía alineada con sus principios originales.
Tensiones públicas
La tensión entre ambos empresarios se hizo más evidente en declaraciones públicas. Musk, conocido por sus opiniones contundentes, ha criticado abiertamente a OpenAI por convertirse en una organización menos «abierta» y por su asociación con grandes corporaciones como Microsoft. En varias ocasiones, Musk ha expresado su preocupación por los peligros de la IA avanzada, señalando que su desarrollo requiere una supervisión más estricta.
La tensión entre ambos empresarios se hizo más evidente en declaraciones públicas
Altman ha respondido defendiendo el enfoque de OpenAI y subrayando los desafíos de equilibrar la innovación con la seguridad y la sostenibilidad financiera. Aunque ha evitado confrontaciones directas, no ha dudado en destacar las contribuciones únicas de OpenAI al avance responsable de la tecnología.
Durante su intervención en el podcast The Free Press, Altman aseguró que «hizo mucho para ayudar a OpenAI en los primeros días», pero también aseguró que «es claramente un matón, y también es alguien a quien claramente le gusta meterse en peleas».
A pesar de sus diferencias, Altman y Musk comparten una preocupación fundamental: el impacto transformador de la IA en la sociedad. Musk ha invertido en proyectos como Neuralink y ha promovido la regulación de la IA, mientras que Altman se ha centrado en desarrollar herramientas como ChatGPT, que democratizan el acceso a la inteligencia artificial.
Sin embargo, sus enfoques reflejan prioridades distintas. Musk tiende a adoptar una postura más apocalíptica, advirtiendo sobre escenarios en los que la IA podría superar el control humano. Altman, aunque también consciente de los riesgos, enfatiza el potencial positivo de la tecnología para resolver problemas globales, desde el cambio climático hasta la educación.
El futuro de la relación
En 2025, Altman y Musk se encuentran liderando proyectos que podrían definir el futuro de la humanidad, cada uno desde su perspectiva. Mientras que OpenAI sigue desarrollando modelos de IA avanzados, Musk busca integrar la tecnología con la biología humana a través de Neuralink y explorar nuevos horizontes en Marte con SpaceX.
Ahora, sus caminos se han cruzado en la Administración del hombre más poderoso del mundo que quiere poner en sus manos el futuro de la inteligencia artificial.