Trump ha conseguido que Bruselas rebaje las sanciones a las Big Tech
Trump somete a Bruselas para que suavice su ofensiva contra Google y Apple
La UE aplaza una sanción a Alphabet y Reino Unido retira la 'puerta trasera' de su cifrado mientras se esperan cambios en los impuestos digitales a las Big Tech
La Comisión Europea ha decidido paralizar una sanción millonaria contra Google por prácticas anticompetitivas en el mercado de la publicidad digital. El movimiento adelantado por MLex, se produce en mitad de un intenso pulso comercial con Estados Unidos. La medida demuestra cómo la presión de Donald Trump y el temor a una escalada arancelaria han acabado condicionando la política regulatoria de Bruselas frente a las grandes tecnológicas a las que lleva años sancionando. El miedo ha llegado a la Unión Europea y ahora es el momento de mirar con otros ojos a Apple, Meta, Amazon, Microsoft o Google.
La investigación contra Google llevaba más de cuatro años abierta y fue impulsada por la ex comisaria Margrethe Vestager y centrada en las divisiones de negocio vinculadas a Android y Chrome. La multa prevista, que representaba apenas un 14 % de los beneficios europeos trimestrales del gigante, estaba lista para septiembre, sin embargo, el momento geopolítico y el riesgo de represalias arancelarias han pesado más que la histórica contundencia regulatoria de Bruselas.
Donald Trump y Tim Cook protagonizaron un acto histórico en el Despacho Oval
Repliegue estratégico
Fuentes comunitarias reconocen que la decisión busca evitar un choque frontal tras la reciente firma de un acuerdo comercial con Washington y esperan que los términos y la rebaja arancelaria se aplique totalmente. Bruselas temía que un castigo a Google desencadenara más aranceles o restricciones contra empresas europeas en sectores estratégicos como la automoción, alimentación o tecnología.
El repliegue europeo ha sido criticado por sectores políticos y sociales que acusan a la Comisión de ceder soberanía regulatoria frente a la presión estadounidense. La polémica coincide con un fallo judicial en Estados Unidos favorable a Google. Los tribunales rechazaron la venta forzosa de Chrome y Android, aunque obligaron a la compañía a compartir datos con sus competidores.
Trump sube su apuesta
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha convertido la defensa de Silicon Valley en un eje de su política proteccionista. Ha advertido a países europeos como Francia, España, Italia o el propio Reino Unido de que impondrá aranceles a productos europeos y restricciones a las exportaciones de chips si mantienen sus impuestos digitales. «Estados Unidos y sus gigantes tecnológicos ya no serán la hucha del mundo», aseguró en uno de sus discursos.
Los líderes de las grandes tecnológicas han aumentado además su interlocución con la administración republicana y asistieron a la ceremonia de investidura de Trump. Allí se pudo ver a Tim Cook (Apple), Sundar Pichai (Google), Elon Musk (X) o Jeff Bezos (Amazon). Tim Cook, consejero delegado de Apple, intervino personalmente para frenar la exigencia británica de instalar una «puerta trasera» en el cifrado de los dispositivos de la marca. Londres acabó retirando la medida, lo que se interpretó como una victoria de Apple gracias a la mediación de Trump.
Estrategia europea
Pese a esta presión, Bruselas no renuncia a mantener su agenda regulatoria. La Ley de Mercados Digitales (DMA) y la Ley de Servicios Digitales (DSA) han obligado a empresas como Apple, Meta o Amazon a modificar sus modelos de negocio, incluso los iPhone cambiaron el conector y pasaron al estándar europeo USB-C. A comienzos de 2025, Apple y Meta fueron sancionadas con multas de 700 millones de euros, una cifra muy por debajo del máximo legal, en un intento de no agravar el conflicto transatlántico.
La UE insiste en que las tecnológicas deberán adaptarse a las normas de transparencia, competencia y protección de datos impuestas por la nueva legislación, aunque la aplicación será gradual y modulada según el contexto político. «Europa no renunciará a su soberanía digital», subrayan desde la Comisión, que, sin embargo, trabaja para mantener abierto el diálogo con Washington.
Dependencia de Silicon Valley
La dependencia europea de Silicon Valley es otro factor que limita el margen de Bruselas. Tres de cada cuatro empresas en la UE dependen de servicios digitales de compañías estadounidenses, lo que dificulta una estrategia que acabe en ruptura. Aun así, encuestas en países como Alemania (47 %), Francia (42 %) y España (38 %) muestran un respaldo mayoritario a una línea dura frente a las Big Tech, incluso a costa de tensiones comerciales con Estados Unidos, según una encuesta de YouGov de julio de 2025.
La tensión se agrava por la ausencia de un acuerdo internacional en el seno de la OCDE sobre la fiscalidad digital. Mientras tanto, los gobiernos europeos defienden sus tasas nacionales, con el riesgo de provocar nuevas amenazas de Trump.
La dependencia europea de Silicon Valley es otro factor que limita el margen de Bruselas
El caso de Google muestra cómo las tensiones políticas y comerciales marcan el ritmo de la regulación tecnológica en Europa. Trump refuerza el discurso del Made in USA y blinda a Silicon Valley a cambio de que estas empresas inviertan más dinero en Estados Unidos. Por su lado, Bruselas busca un difícil equilibrio entre aplicar sus leyes y evitar una guerra arancelaria de consecuencias económicas imprevisibles.
Jeff Bezos, Sundar Pichai y Elon Musk durante el acto de investidura de Trump
Por ahora, la Comisión ha decidido ganar tiempo y revisar el contenido de la sanción contra Google. El anuncio definitivo podría llegar en las próximas semanas y, posiblemente, tenga una rebaja sustancial respecto a la multa inicial. Una muestra de que el poder de Washington sigue pesando más que el de Bruselas.
