Josep Escandell, presidente de la Federación de Caza

El presidente de la Federación de Caza, Josep Escandell, en la redacción de El DebateAlfonso Úcar

Entrevista | Presidente de la Real Federación Española de Caza

Josep Escandell: «Hay muchos cazadores 'en el armario' para evitar tener que dar explicaciones»

La caza, con más de 330.000 federados, es uno de los deportes más licencias tras el fútbol y el baloncesto

Josep Escandell Martínez (Gavarda, 1984), tiene un perfil peculiar para un cargo como el de presidente de la Real Federación Española de Caza.

La apuesta de los cazadores que le nombraron como su mayor representante en noviembre de 2024 es la de un rostro desconocido y joven para liderar un colectivo al que se le presupone el envejecimiento y numerosos estereotipos que Escandell se ha propuesto eliminar.

«Un profesional formado y especializado en la caza, donde nos acusan de reaccionarios y de estar al servicio de los políticos; Un perfil desconocido, donde nos achacan endogamia, amiguismo… y una figura de proximidad y cercanía, frente a los que nos tildan de elitistas», apuntaba el propio Escandell en la candidatura exitosa que le ha llevado al frente de uno de los deportes con más afiliados de España. La caza cuenta con más de 330.000 miembros; sin embargo, los que la practican sienten que la sociedad no les da el lugar que merecen.

–¿Cómo llega un cazador valenciano de 40 años a presidir la Real Federación Española de Caza?

–Siguiendo el sistema electoral. Yo era presidente de mi club de cazadores, un club pequeño de un pueblo de apenas 1.000 habitantes llamado Gavarda. Éramos 50 cazadores y como representante de ese club entré a la Asamblea. Confiaron en mí sucesivos presidentes a nivel valenciano y fuimos creciendo dentro del ámbito federativo hasta que Lorena Martínez, es actual presidenta de la federación valenciana, confió en mí para ser su vicepresidente. Ahí vimos que los retos que teníamos a nivel autonómico eran aún mayores a nivel nacional y a nivel europeo. Creímos que, por nuestro perfil profesional –ambos somos ingenieros de Montes–podíamos optar a mejorar y batallar las cosas desde este nivel nacional.

–Usted es ingeniero de Montes y tiene un máster en gestión cinegética. Su perfil es totalmente técnico y no político. ¿Eso es lo que necesita el campo y la caza?

–No sabemos si es lo que necesita, es lo que a nosotros nos ha funcionado en Valencia. Mi perfil me dota de una argumentación muy potente. Es verdad que la gestión cinegética está virando hacia los argumentos científicos y la investigación. Ya todos somos conscientes de que es necesario acreditar y justificar el por qué cazamos y por qué podemos seguir cazando. Yo creo que mi perfil es el que más encajaba y que nos puede dar mayor potencial de crecimiento.

–¿Qué piensa cuando se utilizan supuestos argumentos científicos para ir en contra de la actividad cinegética?

–Muchas veces el informe depende del diseño base. En varios estudios hemos descubierto que el problema está en el diseño del experimento y el problema viene del desconocimiento de la realidad del campo. Es como si fuéramos a censar búhos reales por el día. Hay una base de desconocimiento que solo se puede atesorar la gente que está en contacto con el territorio. Después también tiene la peculiaridad de que la caza es muy singular en función del ámbito geográfico, incluso a nivel local. Todas esas peculiaridades son las que muchas veces echamos de menos que se reconozcan en este tipo de estudios. Es muy extraño que un estudio sea totalmente contrario a lo que es la caza.

–¿Es fácil reconocer que uno es cazador o se ha convertido en un tema tabú?

–Existe cierta presión social y creo que hay muchos cazadores en el armario para evitar tener que dar explicaciones de por qué cazas. Yo mismo he tenido este debate con muchos amigos. Al final es muy fácil de atajar y yo lo reduzco a que cuando me preguntan por qué cazó yo, por ejemplo, contesto: ¿Comes carne? Si comes carne ya te estás aprovechando en cierto modo de lo que son los animales. Yo me estoy aprovechando de una forma mucho más ecológica y contribuyo económicamente a desarrollar las zonas rurales. Además, es la ganadería más extensiva que existe porque el animal está en libertad tasta el momento que pasa a mi plato.

–¿Es posible convencer a alguien totalmente contrario a la caza de los beneficios de la actividad? ¿Qué argumentos emplea en esos casos?

– Lo que no tenemos es que darnos por agotados y cesar en el empeño. Yo insisto. Esta anécdota la cuento habitualmente. Yo cuando entré a ser presidente de la RFEC leí varios libros de animalismo que consideraba de referencia porque necesitaba entender el porqué de dónde venía ese movimiento. Me sorprendió que estos libros de animalismo no hablan de la caza, hablan de las granjas y de los experimentos científicos, pero realmente no hablan de la caza porque no hay un punto desde el sector animalista desde el que atacar la caza. Al final es una ganadería extensiva, que el animal está en perfectas condiciones hasta el momento de ser cazado. Confío en que, explicando esta perspectiva, la gente que sea lógica y coherente puede cambiar de bando. Puedo comprenderlo.

Josep Escandell, presidente de la Real Federación Española de Caza, en una entrevista en la sede de El Debate

Josep Escandell, presidente de la Real Federación Española de Caza, en una entrevista en la sede de El DebateAlfonso Úcar

–¿Uno de los retos principales de su presidencia es limpiar la imagen que hay de los cazadores en ciertos ámbitos?

– Sobre todo es un reto de concienciación y de comunicación. Nosotros no nos damos por vencidos y no nos cansamos de explicar nuestros argumentos. Es muy importante también incidir en los beneficios directos que tenemos a la sociedad. Te hablo de daños a la agricultura. En Valencia, por ejemplo, ya es obligado cazar, no es una opción o no es que yo quiera, es que la Consejería me obliga a cazar porque los jabalíes se nos comen por los pies. También somos fundamentales como barrera a la transmisión de enfermedades que pueden ser transmisibles y los cazadores evitamos que esto evolucione. Ejercemos servicios sociales que no se aprecian y que nosotros tenemos que encargarnos de vender.

–¿Qué responsabilidad tienen los gobiernos, desde el local hasta el central. para apoyar esta labor?

–A medida que vamos subiendo en la escala jerárquica se pierde un poco el contacto con el campo. Nosotros, por ejemplo, nos llevamos bien con cualquier ayuntamiento porque ellos sufren la realidad: son los que saben el número de accidentes que provocan los jabalíes, son los que saben los daños y los que tienen quejas de los agricultores. A nivel ayuntamiento tenemos ese contacto, pero a medida que vamos subiendo en la escala social y nos vamos alejando institucionalmente es más fácil perder esta perspectiva y este contacto con el ciudadano, que también es una de las cosas que yo he puesto en valor ahora en la Federación: ay que estar muy en contacto con la gente para saber exactamente cuáles son sus necesidades.

–¿Cómo es la relación de la RFEC con los gobiernos regionales y el central?

-Tenemos una estructura de federaciones autonómicas, que ellas funcionan de manera relativamente independiente y que son las que tienen el contacto directo con sus entes autonómicos. La Real Federación Española lo que hace es aglutinar estas autonomías y estas sensibilidades y sobre todo, tenemos relación con entes nacionales. Esto no quita que, siendo yo representante del global de cazadores, siempre me presto y vamos a una autonomía cuando hay que poner el peso específico del sector en cualquier batalla que se pueda dar a un nivel territorial inferior.

–En el escenario político sobre lo que más se ha hablado en los últimos tiempos que salpique a la caza es el tema del lobo.

–Nosotros siempre nos presentamos como una herramienta de gestión. Realmente nosotros no tenemos un interés cinegético por el lobo, pero sí que somos una herramienta de gestión que nos perfilamos para respaldar a los que de verdad están implicados en este caso, que son los ganaderos, que son los que sufren los ataques continuos. Es verdad que ahora el lobo empieza ya a interactuar directamente con el sector cinegético, sobre todo impactando sobre los perros de caza, que es una cosa que la gente desconoce y que no aprecia, pero cada día de caza se pierden perros de caza porque son atacados por los lobos. Estamos entrando en una colisión directa con el lobo, pero principalmente somos una herramienta de gestión, como con cualquier tipo de especie.

–¿Qué aporta la caza en el aspecto económico?

–Nuestro estudio de referencia es el que hizo la Fundación Artemisan, que valoraba en 6.500 millones de euros el impacto económico, tanto directo como indirecto, de la caza en España. Somos un porcentaje relevante del PIB y lo que hay que poner en valor es que, tanto en empleo, en hostelería, en restauración, en municiones o en equipamiento deportivo somos un sector que dinamiza la economía, Especialmente en los lugares más necesarios, que son en las zonas rurales. La caza se desarrolla lejos de las ciudades y desarrollamos la economía en los puntos donde es más necesario.

–¿Cree que muchos ayuntamientos y negocios dependen de la caza?

–Efectivamente y cualquiera que haya ido una montería se dará cuenta que hay bares y alojamientos de pueblos que abren específicamente por este motivo. Esa actividad sería nula en muchos casos.

–¿Otro de los frentes a mejorar es impulsar el potencial económico y turístico de la caza?

–Sin duda. Nosotros apoyamos estudios como el de Artemisan. La idea es renovar el estudio para ver cómo ha sido la evolución en los últimos años. Es una línea a la que le daremos continuidad e intentaremos reflejarla a base de comunicación y de concienciación para dar visibilidad a algo que nosotros conocemos y que saben perfectamente en los pueblos, pero que se pierde un poco de referencia a medida que nos alejamos de las zonas rurales.

–¿Hay relevo generacional en la caza?

–Yo estoy convencido de que cuando desaparezcan los factores que hemos comentado antes, como la presión social, que te impide o que parece que estés mal visto que tú seas cazador., va a haber un nicho más favorable para la incorporación.

Por ejemplo, se dio en Alemania la casuística de que después del coronavirus mucha gente se hizo cazadora porque descubrió que era la verdadera relación con la naturaleza y vio que era un deporte que realmente le hacía sentir libre y bien. En Alemania crecieron significativamente en número de licencias. Yo creo que aquí nos pasaría algo similar. Ahora que está muy de moda o que la gente practica el deporte en la naturaleza, se dará cuenta de que la caza atiende a esos requerimientos y además te confiere una sensación de libertad y de relación que no se alcanza con ningún otro deporte.

–¿Cómo se inicia alguien en la caza?

–Todos empezamos a cazar muy jóvenes, porque cazar no es simplemente llevar el arma, porque yo empecé a cazar siguiendo a mi padre, con 9 o 10 años ya iba de morralero simplemente por el hecho de pasear, de estar con mis familiares y de observar el campo. Ese es el inicio de la caza, después ya coger el arma es el siguiente paso, pero es algo totalmente secundario a lo que es el disfrute.

–Lo normal es que la tradición pase de padres a hijos. ¿Es complicado incluir a un público ajeno al entorno?

–Uno de los factores que sin duda han influido en que no haya este relevo generacional es la pérdida de relación con el campo. Antes cualquiera tenía su familia en el pueblo, todos teníamos un pueblo, pero ahora las últimas generaciones ya han nacido en las ciudades y han perdido estas conexiones y eso dificulta que la gente se pueda acercar y pueda retomar. Ya no por el contacto directo, sino por el desconocimiento comentamos.

–De aquí a que deje el cargo como presidente de la RFEC, ¿cuál sería el logro que más feliz le haría?

–Lo mismo que dije cuando me presenté. Consideraré que mi misión ha sido cumplida si somos más federados y la gente se siente más unida a la Real Federación Española de Caza. Si somos más cazadores y federados la actividad estará mejor vista y más aceptada en la sociedad.

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