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Ciencia

Un estudio de ADN revela que los púnicos no eran genéticamente fenicios

Los investigadores recurrieron al análisis de ADN antiguo para estudiar el genoma de 210 individuos extraídos de catorce enclaves arqueológicos distribuidos entre España, el norte de África, Sicilia y Cerdeña

Un reciente estudio genético ha revelado que, pese a ser considerados los herederos culturales de los fenicios, los púnicos no compartían una ascendencia genética significativa con ellos. La investigación, publicada por la revista Nature y con una notable participación de científicos españoles, sostiene que la civilización púnica fue el primer gran experimento de globalización en el Mediterráneo, caracterizado por su marcado cosmopolitismo.

Los investigadores recurrieron al análisis de ADN antiguo para estudiar el genoma de 210 individuos extraídos de catorce enclaves arqueológicos distribuidos entre España, el norte de África, Sicilia y Cerdeña. Uno de los hallazgos más llamativos es la escasa herencia genética de origen levantino en las poblaciones púnicas, lo que indica que, aunque compartían vínculos culturales, lingüísticos y económicos con los fenicios, no existía una continuidad genética significativa entre ambos grupos.

Este dato refuerza la idea de que la cultura fenicia se difundió no tanto por migraciones masivas, sino mediante procesos de asimilación y transferencia cultural. Originarios de ciudades-estado del Levante durante la Edad del Bronce, los fenicios se distinguieron por logros como la creación del primer alfabeto. En el siglo VI a. C., Cartago, situada en la actual Túnez, se erigió como un núcleo central del influjo fenicio y dio lugar a la identidad púnica.

Terracota púnica de Ibiza

Terracota púnica de Ibiza

La expansión genética de Cartago sí se evidencia en la mezcla con otras poblaciones mediterráneas. Los restos humanos hallados en los yacimientos púnicos muestran una ancestralidad norteafricana novedosa para esos contextos, lo que prueba una importante dinámica de interacción biológica. En estos enclaves aparecen individuos locales, otros procedentes del norte de África y algunos con ancestros mixtos, reflejando así una notable diversidad genética.

Uno de los indicios más sorprendentes de esta red de conexiones es el hallazgo de parientes próximos enterrados a ambos lados del Mediterráneo: uno en Sicilia y otro en el norte de África.

David Reich, genetista de la Universidad de Harvard y otro de los autores del trabajo, destacó que la población púnica poseía un «perfil genético extraordinariamente heterogéneo». Añadió que, en cada asentamiento, las personas presentaban una gran variedad de orígenes, con una fuerte influencia de pobladores contemporáneos del Egeo y Sicilia, así como una notoria ascendencia norteafricana.

De los catorce yacimientos analizados, cuatro se encuentran en territorio español, con muestras de ADN correspondientes a dieciséis individuos que vivieron entre los siglos IV y II a. C.

El trabajo fue realizado por un equipo internacional que incluyó la colaboración de instituciones como la Universidad del País Vasco, la Fundación Ikerbasque, el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, así como las universidades de Sevilla, Granada y Málaga. También participaron la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) y el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

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