Un niño con una lampara mira desde el balcón la calle todavía a oscuras esta madrugada en el centro de Barcelona durante el corte de suministro eléctrico
Ciencia
Científicos advierten sobre las consecuencias de un gran apagón prolongado: «Es imposible prevenir un colapso»
El estudio, realizado por la Oficina de Evaluación Tecnológica de Alemania, revela que una interrupción de dos semanas en el suministro eléctrico llevaría al país al borde de una catástrofe nacional
Dos días después del histórico apagón masivo que oscureció prácticamente toda España, la incertidumbre sigue imperando en el país. A pesar de que desde la mañana del martes quedó normalizado el suministro eléctrico, las causas que motivaron la caída del sistema eléctrico sigue siendo la principal preocupación, con el fallo técnico como la hipótesis más viable.
Lo sucedido en España este lunes llega tras años donde se ha hipotetizado sobre cuáles podrían ser los efectos de una catástrofe prolongada. Desde escritores hasta divulgadores científicos, muchas han sido las voces que han puesto de manifiesto la necesidad de estudiar y analizar fenómenos similares al que hizo acto de presencia en nuestro país y sus correspondientes consecuencias para la sociedad.
Vista de la céntrica calle Larios de Málaga, una de las más reconocidas de España, a oscuras durante la noche del lunes durante el apagón eléctrico
Ya en el año 2021, investigadores de la Oficina de Evaluación Tecnológica de Alemania (TAB) publicaron su propia investigación analizando cómo sería un apagón prolongado. Bajo el título La vulnerabilidad de las sociedades modernas: un estudio de caso de un apagón a gran escala, el estudio alemán desveló datos y tendencias realmente preocupantes.
En primer lugar, el estudio alemán advierte que una interrupción de al menos dos semanas en el suministro eléctrico afectaría gravemente todos los sectores críticos de la sociedad, desde la salud a la alimentación, pasando por la seguridad y el transporte, lo que llevaría al país al borde de una catástrofe nacional.
«En las sociedades modernas, con trabajo dividido y altamente tecnológico, la población recibe bienes y servicios esenciales a través de una red altamente desarrollada y estrechamente entrelazada de 'infraestructuras críticas'. Entre ellos se incluyen las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, el transporte y el tráfico, el suministro de energía y la atención sanitaria. Éstos son altamente vulnerables debido a su complejidad interna y su alto nivel de interdependencia», detalla el estudio publicado por el Instituto Tecnológico de Karlsruhe.
La investigación subraya que actualmente la sociedad moderna está profundamente interconectada y depende casi exclusivamente de la electricidad. Como consecuencia de la imperante penetración de los dispositivos eléctricos en nuestros entornos de vida y trabajo «las consecuencias de un corte de electricidad generalizado y prolongado provocarían una situación de daños de una calidad particularmente alta».
Una familia prepara la cena con ayuda de una vela en la localidad de El Masnou (Barcelona)
De la pérdida de servicios al colapso
La investigación desvela de la función fundamental de la electricidad, sin la cuál servicios esenciales como telecomunicaciones, hospitales, abastecimiento de agua y alimentos, transporte y finanzas colapsarían en pocos días. Incluso infraestructuras como las prisiones podrían enfrentarse a situaciones incontrolables.
«Todas las infraestructuras críticas se verían afectadas y es casi imposible prevenir un colapso de la sociedad en su conjunto. A pesar de este potencial de peligro y desastre, la conciencia del riesgo social a este respecto es apenas rudimentaria», detalla el estudio.
Además, el informe revela que el actual sistema de gestión de crisis en Alemania no está del todo preparado para un escenario de esta magnitud, motivo por el que las capacidades del país serían rápidamente superadas. Ante esta situación, los autores instan a reforzar la resiliencia de las infraestructuras críticas, mejorar la coordinación entre niveles gubernamentales y promover una mayor concienciación ciudadana, entre otras soluciones.
Finalmente, los autores concluyen que un gran apagón no solo sería un problema técnico, sino una prueba extrema para la capacidad del Estado para proteger a su población.
