Vista del Coliseo Romano de la capital de Italia
Ciencia
El legado del Imperio Romano: vidrio y hormigón antiguos que podrían revolucionar la tecnología actual
Durante los más de 500 años en los que estuvo vigente el Imperio Romano de Occidente –desde el 27 a.C. hasta el 476 d.C–, se cuentan por cientos sus avances, los cuáles siguen influyendo en la sociedad actual. De entre todos ellos, algunos de los relacionados con la ingeniería y arquitectura han llamado la atención de la comunidad científica.
En concreto, investigadores de la Universidad del Norte (Colombia) habrían analizado si la reintroducción del hormigón romano podría mejorar la sostenibilidad de la producción actual, dado que ha perdurado durante más de 2.000 años.
El estudio, publicado en la revista Cell, detalla cómo la gran durabilidad del hormigón romano podría ser clave para llevar a cabo construcciones más sostenibles. «Estudiar el hormigón romano nos enseña a utilizar los materiales para maximizar la longevidad de nuestras estructuras, ya que la sostenibilidad va de la mano con la durabilidad», detalló la ingeniera Daniela Martínez, de la Universidad del Norte en Colombia.
Sin embargo, a pesar de los efectos positivos que podría tener, la realidad es que se trata de un proceso que podría suponer desafíos añadidos.
«Sabemos que es un hormigón más duradero que los que se usan habitualmente hoy en día, pero también que es menos resistente, tarda más en fraguar, depende de componentes (como las cenizas volcánicas) que no se pueden obtener con facilidad en cualquier sitio, y en algunos de sus usos más vistosos son incompatibles con las armaduras de acero que son imprescindibles en nuestras estructuras de hormigón armado y pretensado», destacaba el doctor Manuel Francisco Herrador Barrios, en declaraciones recogidas por el 'Science Media Centre' de España.
Asimismo, tal como señalan los investigadores, reproducir la receta del hormigón romano requeriría una cantidad similar de energía y agua, con emisiones parecidas de CO2. Aun así, los autores del estudio han estimado que la producción de hormigón romano resultaría en menores emisiones de contaminantes atmosféricos como el óxido de nitrógeno y el óxido de azufre, que son perjudiciales para la salud humana.
Vidrio romano
Las posibles aplicaciones del hormigón romano en la construcción actual no es el único material analizado por los distintos expertos en los últimos años. Sin ir más lejos, ingenieros de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) descubrieron un antiguo cristal romano enterrado, cuyas moléculas eran capaces reorganizarse y recombinarse con los minerales a lo largo de los siglos.
Fragmentos de vidrio de la antigua Roma enterrados durante miles de años han formado cristales con aplicaciones sofisticadas en la tecnología moderna, dicen los científicos
En concreto, estos diminutos trozos de vidrio salen a la luz en obras de construcción y excavaciones arqueológicas y se han revelado como algo extraordinario. Para los investigadores, lo fascinante es cómo las moléculas del vidrio se reorganizaron y recombinaron con los minerales a lo largo de miles de años para formar lo que se llaman cristales fotónicos disposiciones ordenadas de átomos que filtran y reflejan la luz de formas muy específicas.
Estos cristales tienen una serie de aplicaciones en la tecnología moderna. Por ejemplo, pueden utilizarse para crear guías de ondas, conmutadores ópticos y otros dispositivos para comunicaciones ópticas muy rápidas en ordenadores y a través de internet.
«Aunque la antigüedad del cristal puede ser parte de su encanto, en este caso si pudiéramos acelerar significativamente el proceso en el laboratorio podríamos encontrar una forma de cultivar materiales ópticos en lugar de fabricarlos», apuntaron los investigadores.