Captan una inusual tortuga en Marte: ahora la NASA busca una explicación

De entre toda la geografía marciana, el cráter Jezero es una de las zonas clave en la que las distintas agencias han centrado sus esfuerzos. Este cráter de 45 kilómetros de diámetro –situado al norte del ecuador marciano– se ha convertido en la gran esperanza de la humanidad para encontrar signos de vida microbiana antigua. Esto se debe, principalmente, a que en el pasado existió un lago y un delta fluvial.

Desde hace cuatro años, el rover Perseverance de la NASA explora esta zona del planeta rojo, siendo 2025 el periodo en el que más avances se han documentado. En concreto, hace tan solo dos semanas la NASA revelaba la presencia de nódulos de arcilla con fosfato y sulfuro de hierro, compuestos asociados al carbono orgánico. Estos indicios sugieren que pudieron originarse en reacciones químicas fundamentales para la vida.

No obstante, los autores del estudio advierten que los indicios también podrían explicarse mediante procesos geológicos abióticos. Por ello, subrayan la necesidad de traer estas muestras a la Tierra para analizarlas con mayor precisión y determinar si contienen rastros de vida.

«Creemos que el hallazgo es muy importante y que es una roca que merece la pena estudiar en profundidad. Vemos una serie de características que nos dicen que podría ser una biofirma. Vamos a corroborarlo y demostrarlo con pruebas», declaraba a El Debate el doctor Felipe Gómez, científico del Centro de Astrobiología (CAB), perteneciente al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial y al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INTA-CSIC).

Una roca extraña

Más allá de los posibles signos de vida microbiana, la realidad es que el cráter Jezero es uno de los lugares más curiosos de todo el planeta, dadas las extrañas formaciones rocosas que se encuentran en la zona.

En este contexto, la NASA fotografió a finales de agosto una de las rocas más curiosas registradas hasta la fecha, captando la atención de los científicos. En concreto, el rover Perseverance fotografió una estructura rocosa similar a una tortuga sacando la cabeza de su caparazón. Tal como señala la agencia estadounidense, la imagen fue registrada el pasado 31 de agosto durante el Sol 1.610 –como se denomina a cada día en el calendario marciano–.

La fotografía fue posible gracias a los instrumentos SHERLOC (Scanning Habitable Environments with Raman & Luminescence for Organics and Chemicals) y WATSON (Wide Angle Topographic Sensor for Operations and eNgineering), los cuáles utilizan luz ultravioleta para poder escanear estas formaciones rocosas.

Este ejemplo no es único registrado a lo largo del planeta. En los últimos años se han identificado rocas con formas realmente llamativas, como calaveras. A pesar de su similitud con una tortuga, los científicos señalan que esta coincidencia se debe principalmente al viento y erosión, los cuáles han modificado parte del paisaje marciano. De igual manera, los expertos señalan que esta coincidencia se debe a un proceso llamado pareidolia, un fenómeno donde el cerebro interpreta estímulos vagos y aleatorios y percibe en ellos patrones significativos, como rostros o figuras conocidas.