La Península Ibérica, vista desde el espacio
Ciencia
La comunidad científica, impactada por el fenómeno natural que ha provocado que España gire como un reloj
Desde hace miles de años, el lento pero constante proceso y movimiento geológico de nuestro planeta ha evidenciado una realidad: la Península Ibérica y el norte de África se están acercando de manera imparable. Este fenómeno, cuyo comienzo tuvo lugar hace millones de años, se debe al desplazamiento de la placa africana hacia el norte tras la fragmentación del supercontinente Pangea.
En concreto, los geólogos señalan que este proceso comenzó hace unos 30 millones de años, cuando la colisión empezó a ser más directa y dio lugar a la formación de relieves como las cordilleras Béticas en España y el Rif en Marruecos. Desde entonces, este acercamiento no se ha detenido y continúa actualmente a un ritmo medio de entre 4 y 6 milímetros cada año.
¿Esto qué significa? Si continúa registrándose este movimiento, dentro de varios millones de años el estrecho de Gibraltar podría cerrarse, alterando radicalmente el Mediterráneo occidental. Sin embargo, no se prevé este escenario hasta dentro de, al menos, 10 millones de años, por lo que este proceso únicamente se manifestará en terremotos ocasionales y cambios muy lentos en el relieve peninsular y africano.
La Península Ibérica, vista desde el espacio
En este contexto, un nuevo fenómeno geológico habría puesto de manifiesto el movimiento que registra la Península Ibérica. En concreto, una investigación realizada por la Universidad del País Vasco (UPV) habría revelado que España y Portugal estarían desplazándose y rotando en sentido horario. Es decir, como las agujas de un reloj, en dirección contraria a la gran mayoría del continente europeo. El estudio, publicado en la revista Gondwana Research, señala cómo las placas tectónicas Eurasiática y Africana son las grandes protagonistas de este peculiar movimiento giratorio.
«Las placas euroasiática y africana se acercan entre cuatro y 6 milímetros cada año», explica Asier Madarieta, uno de los autores. A esto hay que añadir que varias de las zonas donde 'chocan' ambas placas, especialmente en el sur peninsular, están marcadas por múltiples estructuras activas.
Este movimiento, lento e indetectable salvo por las técnicas satelitales más modernas, fue localizado gracias a la utilización de más de 2.000 soluciones de mecanismos de terremotos a lo largo de más de 20 años. Dichas mediciones revelaron una rotación hacia la derecha de entre 0,1 y 0,2 grados por millón de años, algo prácticamente imperceptible para el ser humano.
«La deformación provocada por la colisión entre Eurasia y África al este del estrecho de Gibraltar es absorbida por la corteza del arco de Gibraltar, lo que impide que dichos esfuerzos se transmitan hacia la Península Ibérica. En cambio, al oeste del estrecho se produce un choque directo entre Iberia y la placa africana, lo que creemos que puede favorecer que los esfuerzos se transmitan hacia el suroeste de Iberia. Esto empujaría la península por dicha zona y provocaría su giro en sentido horario», detalla el estudio.
En resumidas cuentas, mientras que al este del estrecho de Gibraltar el choque entre placas queda 'absorbido' por el arco, al oeste hay un empuje entre la placa Ibérica y la Africana, provocando que la Península esté siendo empujada hacia el suroeste.
La gran pregunta es: ¿qué ocurrirá en el futuro? De mantenerse esta rotación, en millones de años el Mediterráneo occidental podría cerrarse, posibilitando que África y Europa volvieran a unirse.