
La presentadora de televisión Sandra Barneda
Televisión
Telecinco vuelve a recurrir a la carnaza de ‘La isla de las tentaciones’
El estreno de la cuarta parte del ‘reality’ fue un ‘déjà vu’ permanente
Telecinco no da tregua al desamor. Acaba de terminar La última tentación y ya ha empezado La isla de las tentaciones 4, que anoche levantó el telón.
A estas alturas, ya conocemos el percal. Por eso el episodio uno fue un permanente déjà vu. Vimos a cinco parejas que ya sabíamos lo que iban a decir antes de abrir la boca (por ahora, solo para hablar). Anunciaron solemnes que van a la isla «a ponerse a prueba» y a «reforzar» su relación, cuando en realidad su objetivo es hacerse famosos por la vía rápida. Los vimos llorar mucho y muy fuerte antes de separar sus rumbos en la paradisíaca playa, pero cambiaron de cara una vez que llegaron, ya libres de sus respectivas y respectivos, a los chaletazos, con sus piscinas y sus jacuzzis y sus «ostentóreas» y «ostentóreos» – que diría Jesús Gil, ya que hablamos de jacuzzis– pretendientas y pretendientes.
Dirige el cotarro, y así es desde la segunda edición, Sandra Barneda, quien llama «aventura», «prueba de amor» o «experiencia» a lo que no deja de ser un espectáculo televisivo con un casting muy pensado para que ardan las piscinas –y las redes, claro que sí– y cedan las camas desde el minuto uno.
Telecinco exprime este filón desde 2020, pero esto ya estaba inventado desde mucho antes. En 2002, Antena 3 programó Confianza Ciega, presentado por Francine Gálvez (hacía años que no escribía este nombre, tomo nota para hacer un '¿qué fue de…?'). En esencia, era lo mismo que La isla de las tentaciones pero con tres parejas en lugar de cinco. Fue el segundo reality de Telecinco, tras el fallido El Bus, y funcionó mejor que el primero, pero no hubo segunda vez. Por eso, cuando en enero de 2020 Telecinco empezó a promocionar La isla de las tentaciones, todos nos acordamos de Confianza ciega, Francine y Nube, que fue la concursante que más juego dio.
Un repaso a lo ya visto
La isla de las tentaciones 1, comandada por una contenida Mónica Naranjo, empezó ya bien de audiencia, pero dio el salto a fenómeno social cuando Christofer Guzmán fue corneado por su moza, Fani Carbajo, y emprendió una loca carrera al grito de «¡Estefanía!». Aquello marcó un antes y un después. Pocas horas más tarde, esa misma exclamación sonó en la gala de los premios Goya para carcajada general. Hoy día, la frase ya forma parte de la historia de la tele española, como «el milenarismo va a llegar», «yo he venido aquí a hablar de mi libro», «¡a jugaaaar!», «¡al agua, patos!» o «Iniesta de mi vida».
La segunda edición fue más de lo mismo. Dio a conocer a ese pícaro llamado Tom y apellidado Brusse, a la que su entonces novia Melyssa Pinto gritó «¡eres un desgraciado!» cuando el muchacho ni había consumado la traición (que, por supuesto, consumó).

'La Isla de las Tentaciones'
La tercera tuvo como protagonistas al novio más jeta de todas las ediciones, el gaditano Manuel, que hizo llorar mares a la pobre Lucía, y al tentador más seductor de todas las ediciones, ‘Lobo’, que triunfó por todo lo alto con Marina, a la que ya fuera de la tele dejó por la corneada Lucía, a la que ‘Lobo’ a su vez corneó en La última tentación, donde rompieron, pero fuera de la tele se han reconciliado y ahora vuelven a ser novios y residentes en Telecinco.
El agotador párrafo anterior resume muy bien el espíritu de todo este tinglado: si das juego en la isla, tienes garantizada larga vida en Telecinco y unas cuantas portadas del Cuore. Son rostros habituales de los diferentes programas de la cadena Estefanía, Tom Brusse, Melyssa Pinto, Manuel, Lucía, ‘Lobo’… Los programas de la cadena amiga se retroalimentan y siempre hay un hueco para alguno de estos tentadores rostros. La que más carrera ha hecho, gracias a ser pionera en infidelidades, es Estefanía. La vimos buena parte del pasado año en bikini: empezó en enero en La isla de las tentaciones, pasó después a los Cayos Cochinos de Supervivientes y después siguió luciendo tipo en La casa fuerte. Ya este año ha sido protagonista en La última tentación.
La ventana se acorta
La isla de las tentaciones es rentable para los cornudos y corneados más célebres, pero lógicamente también para la propia cadena. Entre el final de la primera temporada y el inicio de la segunda transcurrieron siete meses. Eso fue así porque el gran éxito de la inicial fue una sorpresa total, y no había balas en la recámara.
Pasaron menos de tres meses entre la segunda temporada y la tercera, que se grabaron juntas en el verano de 2020. La segunda se emitió a finales del pasado año. Ya este año, en marzo se estrenó la tercera, en septiembre se inició la secuela (La última tentación) y ahora llega la cuarta parte. Es decir, 2021 está siendo el año más tentador. La explicación es sencilla: Antena 3 discute a Telecinco el liderazgo de la audiencia y ésta no puede ceder ni un ápice y opta por opciones seguras. Lo es La isla de las tentaciones, que reúne cinco de los ingredientes que más gustan a la audiencia tipo de la cadena: tipazos, cuernos, discusiones, música zumbona y, sobre todo, sexo.

'La Isla de las Tentaciones'
«Esta noche, carricoche», dijo Manuel (La isla de las tentaciones 3) en una recordada intervención, anunciando su inminente triunfo entre sábanas. De eso va este programa: de choque de trenes y de noches de carricoches.
Lo que nos espera
El primer episodio de esta cuarta edición fue más previsible que los cinco últimos minutos de un capítulo de House. Y lo mismo nos aguarda en los siguientes. Por si se los quieren ahorrar, les anuncio lo que ocurrirá. Habrá lágrimas como para llenar el jacuzzi, y más cuernos que en la galería de caza del marqués de Leguineche. Porque ellos y ellas se van a «dejar llevar», sobre todo en la piscina, y varios y varias alcanzarán el clímax del edredoning. «Me dejé llevar» es el estribillo más repetido en la isla. Y, cuando lo escucha, uno no puede evitar acordarse de Antonio Vega y su glorioso Se dejaba llevar. Es el mismo que cantaba hay nieve / hay fuego / hay deseo / ahí donde me recreo. El recreo de la audiencia de Telecinco, con su fuego y su deseo, ha vuelto a empezar. Y el público volverá a morder la manzana.