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18 de mayo de 2024

Darlin, durante la entrevista en 'Mañaneros'

Darling, durante la entrevista en 'Mañaneros'La 1

‘Mañaneros’

«¡Ay, Dios!», la primera contestación de Daniel Sancho a la hermana de Edwin

Darling dice que Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo serían bien recibidos por su familia en Colombia: «Ellos son padres y también están sufriendo»

Nunca había volado más de una hora. Lo ha hecho, y ha cruzado el océano Atlántico, para «limpiar» el nombre de su hermano. Para dar su primera y única entrevista en directo a a una televisión española, a Mañaneros de La 1. Es Darling, la hermana de Edwin Arrieta.
Aunque hablaban por teléfono «cinco veces al día» estuviese donde estuviese su hermano, nunca había oído hablar de Daniel Sancho. «Yo no sabía que existía esta persona, no sabía que era amigo de mi hermano. Mi hermano tenía amigos por todas partes, en Argentina, en Chile, en Estados Unidos… », dijo sobre el presunto asesino.
Sí sabía que viajaba bastante a España, pero por razones profesionales. «Su sueño era homologar su título de médico acá en España. Tuvo que traer varias veces documentación. Estaba en ese proceso». Lloró cuando imaginó lo bonito que habría sido venir a nuestro país para visitar a su hermano con él ejerciendo, y no para «limpiar» su nombre.
Era la primera vez que Edwin iba a Tailandia. «Tampoco se hizo raro porque su sueño era conocer el mundo». «Cuando llegó a Bangkok, que fue la última vez que hablamos, el primero de agosto, a las ocho y media de la noche hora colombiana, me llama y me dice que era ciudad súper linda, y había visto unos vestidos preciosos para mi hija». También mandó a sus padres algunos audios, que se reprodujeron durante la entrevista entre lágrimas de la hermana. Y habló con su progenitor, en el que es el último contacto entre el asesinado y su familia. «Si Edwin no se comunica ese día, hubiese pasado desapercibido y quizá en estos momentos no hubiese un sospechoso por el asesinato de mi hermano», sostiene Darlin, que cree que esa «hermandad» entre su familia, ese permanente contacto, permitió detectar de forma temprana que algo inusual había pasado.
Recuerda aquellas horas de incertidumbre con dolor. A Edwin le empiezan a llover mensajes de WhatsApp y llamadas. No contesta. O no da señal su teléfono. De repente, se enciende y tres mensajes aparecen como recibidos. Pero enseguida desaparece la señal. Darling se acuesta pero no puede dormir: «Pidiéndolo a Dios, y a la Santísima Virgen para que no pasara nada».
Es poco después cuando se entera de la existencia de Daniel Sancho. «Sé de él porque, cuando mi hermano no aparece, comienzo a buscar». A través del Instagram de su hermano localiza al presunto asesino. Éste lo contesta que había visto a Edwin el día anterior pero que le había perdido la pista. La hermana le dice que cree que puede haberle pasado algo. «Ay, Dios. Ay, Dios. Me ducho y voy a a la Policía», le anuncia Daniel. «Estoy esperando la moto», añade éste un rato después. Unas amigas de Edwin empiezan también a presionar al amigo español para que busque al desaparecido en hospitales o pregunte por él en comisarías.
Después, empiezan las evasivas. Ella empieza a sospechar de él. Pide a la cónsul colombiana que no dejen salir de Tailandia a Daniel, porque tiene ya la mosca tras la oreja. Le dicen el viernes que no hay rastro de Edwin pero que ha aparecido un cadáver. Se va a ver a su madre: «Mi hijo está muerto. A mí hijo me lo mataron», intuye la progenitora. Así es.
«No concibo cómo una persona puede asesinar a una persona así, a un ser humano, y más siendo su amigo», reflexiona Darling en el plató de Mañaneros. El ensañamiento no le entra en la cabeza: «No eres conforme con matarlo, sino que lo degollas; y no eres conforme con eso, sino que lo descuartizas; y todavía no eres conforme con eso, sino que echas sus partes como si fuese un pedazo de papel».

Mensaje a los padres

«No hemos tenido ningún tipo de comunicación con ellos», dice sobre Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, padres del presunto asesino. «No tenemos nada en contra de su mamá y de su papá. Ellos son padres y también están sufriendo. Si ellos quieren venir a nuestra casa, nosotros los recibimos», invita. Por ahora, les manda un mensaje: «Que recuerden que hay otros padres sufriendo, y aún sufriendo más. Ellos aún pueden verlo; mis padres, no».
Confía en que habrá justicia, porque dice contar con el mejor abogado posible. «Confío en Dios. Yo no tengo abogado en Tailandia, abogado hombre, humano, en Tailandia. Tengo un abogado que es Dios, que es el que nos defiende en Tailandia. Creo en la justicia tailandesa». Pide tres deseos a Dios: «La primera, que las cenizas de mi hermano lleguen pronto y le podamos dar cristiana sepultura. La segunda, que se le haga justicia. La tercera, que pase esta tormenta y llegue la calma». Su hermano, que también era «muy creyente», fue el que le regaló el rosario que tuvo en su mano durante toda la entrevista.
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