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Charles Chaplin, en una imagen de archivo

Charles Chaplin, en una imagen de archivoGTRES

Cine

La película favorita de Chaplin era española

Un largometraje basado en una de las obras magnas de la literatura de nuestro país y que fue rodado en tres idiomas distintos para favorecer su distribución internacional

Cuando la Film Library de Nueva York le preguntó a un maestro del cine como Charles Chaplin qué película recuperaría para formar parte de la historia del cine, el director dio un título español. Habiendo llevado a cabo Luces de la ciudad, Tiempos modernos, El gran dictador o La quimera del oro, parecería lógico pensar que el visionario cineasta escogiese uno de sus filmes. Sin embargo, se decantó por uno que, aunque fue elogiado en su época, a día de hoy, somos incapaces de disfrutar: La traviesa molinera.

El tiempo y las circunstancias la han convertido en uno de esos pocos proyectos malditos que no hay forma de volver a ver. Como le sucedió a London After Midnight —que se estrenó en España con el título de La Casa del Horror—, de Tod Browning, el negativo y las copias existentes desaparecieron en un incendio.

De ahí que los cinéfilos veamos con ojos de envidia a los que, desde el 4 de octubre de 1934, pudieron disfrutar del estreno de la película en el teatro Alcázar de Madrid. La prensa del momento la calificó como «una película sin precedentes ni consecuentes en la escuálida historia de nuestro cine» y Federico García Lorca, dijo de ella que era «tan exquisita y tan bella esta película... que no parece española». El público, por su parte, quedó «mudo y desorientado», según recoge un ejemplar de la época de la revista Triunfo, «pues aquel film en nada se parecía a lo que ellos entendían por una película nacional directamente hablada y cantada en castellano».

La incertidumbre de los españoles no evitó que la película permaneciese en pantalla durante varias semanas, algo reseñable si tenemos en cuenta que la regla de exhibición de aquellos años obligaba a los cines a cambiar la cartelera cada menos tiempo —incluso si se trataba de películas americanas de altura— y pasarlas a salas de segunda categoría.

Lo más interesante de La traviesa molinera es que se produjo de forma íntegra en España, pero fue rodada en tres idiomas distintos: español, inglés y francés, dejando entrever, por un lado, la necesidad de rodar en nuestro idioma por el número preeminente de españoles entre el equipo técnico y artístico, y, por otro, la intención de promocionar el largometraje cuando la exportación made in Spain ni siquiera existía. Victor Varconi y Eleanor Boardman lideraron el reparto de la versión inglesa, mientras Hilda Moreno y Santiago Ontañón hicieron lo propio con la española. El resto del elenco era el mismo en las tres versiones.

También fue buena su acogida en Estados Unidos, donde fue distribuida por United Artists —fundada por Chaplin, Griffith, Pickford y Fairbanks— y se presentó con el título de The three Cornered Hat. Se desconoce si este fue el momento en el que llegó a Chaplin o si lo hizo de forma directa a través del cineasta a cargo del proyecto: Harry d'Abbadie d'Arrast.

Parte del equipo de La traviesa molinera en los estudios CEA

Parte del equipo de La traviesa molinera en los estudios CEA

Un nombre, a priori, poco español, pero nada más lejos de la realidad. Hijo de un matrimonio vasco de la aristocracia vasca que emigró a Argentina, pronto decidió abandonar América Latina para trasladarse a estudiar a París arquitectura. El destino quiso que, durante la Primera Guerra Mundial, conociese a Chaplin, que poco después hizo de su asesor técnico en Una mujer de París y La quimera del Oro.

Fue el actor estadounidense Adolphe Menjou el que le presentó a productores de Paramount, que confiaron en él para realizar varias comedias entre los años 20 y 30. Con el tiempo le llegó la oportunidad de llevar a cabo esta película basada en la obra El sombrero de tres picos, que Pedro Antonio de Alarcón creó basándose a su vez en el romance Molinera y Corregidora de Arcos. En él, se cuenta la historia del tío Lucas, celoso molinero, y Frasquita, su hermosa y coqueta esposa. El viejo corregidor, que usa un sombrero con tres picos, símbolo de su autoridad, intenta seducir a la molinera, quien al principio sigue el juego, hasta que luego ya cansada lo termina burlando.

Cartel con el que se promocionó el estreno de La traviesa molinera

Cartel con el que se promocionó el estreno de La traviesa molinera

Harry d'Abbadie d'Arrast decidió rodar los interiores en los estudios madrileños de la CEA y los exteriores en Arcos de la Frontera. Edgar Neville corrió a cargo del guion de esta historia que en los folletos entregados el día del estreno definían como «una bella y graciosa estampa andaluza de principios del ochocientos —época romántica— que viene a ser un fiel trasunto de nuestra tradición galante y picaresca».

«La comedia ha sido compuesta y dirigida por Harry d’Abbadie d’Arrast, ilustre animador internacional que habla muy bien nuestro idioma y siente viva predilección por nuestra historia, nuestras costumbres y nuestro ambiente pintoresco, todo inédito ante las pantallas del mundo», sentenciaba el panfleto.

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