
Rajoy, Posadas, Rubido y Paz Gago
Literatura
José Manuel Otero Lastres presenta en Madrid su última novela
Mariano Rajoy, la escritora Carmen Posadas, el periodista y director de El Debate, Bieito Rubido y José María Paz Gago, escritor y catedrático de la Universidad de A Coruña, acompañaron al novelista
El jurista y escritor José Manuel Otero Lastres presentó ayer en Madrid su última novela, El abrecartas de jade, acompañado del expresidente Mariano Rajoy, la escritora Carmen Posadas, el periodista y director de El Debate, Bieito Rubido y José María Paz Gago, escritor y catedrático de la Universidad de A Coruña.
Presentadores de lujo, por tanto, para quien ya es un veterano en la literatura y puede añadir a sus logros en este difícil mundo de las letras el prestigioso premio literario Fernando Arenas Quintela, que recientemente le ha sido otorgado. Así quiso destacarlo Paz Gago, para quien el mérito del escritor gallego, su éxito a la hora de contar historias manejando con exquisito mimo las palabras, debe verse con la perspectiva del conjunto de su obra literaria. Desde la primera novela, La niña de gris, publicada en 2009, hasta la que acaba de llegar a nuestras manos. Siempre con personajes que, en palabras del propio autor, han venido al mundo con todos los privilegios pero tienen una grave carencia de carácter, de capacidad para amar, a veces incluso de sentir.
En el conjunto de su obra están presentes invariablemente los sentimientos, la intensa reflexión. También cierto aire de fatalidad, sin caer en el dramatismo o la absoluta derrota. Sus novelas son asimismo una ventana al abismo existencial con el que han de luchar los personajes, o bien dejarse llevar. Porque Otero es de esos grandes novelistas que vuelca en el papel su profundo mundo interior, la inagotable capacidad de reflexión. Y lo hace valiéndose de las emociones. Ninguna de sus novelas deja indiferente. Plantea preguntas al lector que, sin duda, antes se ha hecho en silencio a él mismo y se sirve de las palabras para dejar que el lector recorra cada una de sus tramas apoyado en sentimientos, emociones de cualquier tipo de condición.
Durante el acto, la escritora Carmen Posadas incidió en la capacidad de Otero Lastres para construir historias siempre bien documentadas donde, sin embargo, no se abruma al lector con infinidad de datos sino que sirven para dotar de mayor credibilidad a la ficción. Porque, a pesar de la paradoja, la mejor ficción es la que se edifica sobre los cimientos de la realidad. La gran fortuna de un buen escritor radica en su capacidad para llevar de la mano al lector por las primeras páginas y, después, «abandonarle», permitir que continúe solo y se adentre en esa historia. Que vea en su mente a los protagonistas, se mueva con ellos durante el recorrido de un camino que, en lugar de por kilómetros, se «mide» por páginas de párrafos tejidos con infinita destreza. En definitiva, para que haga suya la historia. En este caso, una historia de la que Posadas destacó el poderoso inicio que da paso a una intriga que gira entorno a Ovidio Tenreiro, miembro de la alta sociedad coruñesa, y a los inquietantes secretos que lleva guardando con celo toda su vida.
El autor confesó, por otra parte, que pertenece a esa categoría de escritores que saben cómo empieza una historia pero ignoran qué ocurre al final. Igual que, como desveló Bieito Rubido, Otero forma parte de esos escritores que «lo pasan bien» escribiendo y no de aquellos que, al estilo de Akira Kurosawa, sufren durante el periodo de creación. Otero disfruta, así nos lo dijo a los presentes, dejándose llevar durante largos paseos o «momentos robados» a su familia, por ese nuevo protagonista que le ha «exigido» contar su historia. En el caso de Ovidio, a través de viajes al pasado que nos llevan a la década de los 60 y posteriores del pasado siglo, una época social y política especialmente significativas en nuestro país.
El expresidente Mariano Rajoy fue el encargado de poner el broche final al turno de presentadores y, en una demostración más de su capacidad oratoria –ágil y bien regada de la dosis de humor que le caracteriza– quiso también incidir en la compleja personalidad del protagonista del último trabajo de Otero Lastres y en la maestría del autor para alumbrar las tramas donde «viven» sus personajes.