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05 de mayo de 2024

'Don Quijote en la playa de Barcelona', de Augusto Ferrer-Dalmau

Don Quijote en la playa de Barcelona, de Augusto Ferrer-Dalmau

El misterio de 'El Quijote': Cervantes se inspiró en un hidalgo real de Toledo

Un libro de Javier Escudero expone que el escritor se basó en un hidalgo de la localidad toledana de Esquivias para escribir la obra cumbre de la literatura española

Miguel de Cervantes no solo concibió una de las más grandes creaciones de la literatura universal, sino también un personaje que perduraría siglos. Pero el famoso hidalgo don Quijote de la Mancha no fue, al parecer, fruto exclusivo de su extensa y afilada imaginación: el alcalaíno extrajo pedazos de la realidad para concebir al célebre Quijote y a su fiel escudero.
El jurista, investigador y archivero Javier Escudero, afincado muchos años en Tomelloso y Socuéllamos, publica Las otras vidas de don Quijote, un ensayo que supone una ruptura con lo defendido por muchos cervantistas. El objetivo del escritor era responder a una pregunta: ¿fue el famoso hidalgo manchego un personaje real? Para ello, ha tenido que visitar multitud de archivos y leerse miles de legajos.
Su hipótesis principal afirma que Miguel de Cervantes se basó en un hidalgo de Esquivas, en Toledo: Alonso Manuel de Ludeña. Vecino del de Alcalá de Henares, que vivió un tiempo en esta localidad de Toledo, le relató algunas anécdotas y le habló de ciertas personas que Cervantes acabaría incluyendo en algunas de sus obras, no solo en El Quijote. Escudero defiende que era un escritor que investigaba antes y se informaba antes de abordar un tema, y eso hace que sus escritos sean verosímiles: obviamente, Cervantes se inspiraba en historias reales que sucedían a su alrededor.
Para llevar a cabo su ingente obra, Javier Escudero ha pasado 20 años estudiando e investigando en archivos parroquiales, diocesanos e históricos de diversas localidades. Ha llegado a leer miles de documentos de finales del siglo XVI, y ha descubierto con asombro paralelismos entre los protagonistas de esos documentos y algunos rasgos de los personajes que creó Cervantes y que plasmó no solo en el Quijote, sino también en obras como La Gitanilla o Rinconete y Cortadillo.
Don Quijote lucha contra un molino de viento pensando que es un gigante. Grabado coloreado basado en uno de Gustave Doré

Don Quijote lucha contra un molino de viento pensando que es un gigante. Grabado coloreado basado en uno de Gustave DoréThe Granger Collection

Además de los personajes en sí, las semejanzas se encuentran también en sus acciones: Escudero ha podido leer en los archivos la desdicha de un hidalgo que atacó un molino de viento, la de otro que compró un rocín que se le cayó, el entierro de Crisóstomo o la historia de los hidalgos que vestían como si fueran caballeros medievales. Cervantes usaba estos trozos de realidad para construir su novela, con altas dosis de creatividad e ingenio y, sobre todo, una forma muy metódica de abordar la escritura.

Un hidalgo vecino de Cervantes

En concreto, el hidalgo Alonso Manuel de Ludeña, natural de Quintanar, vivió en Esquivias entre 1594 y 1607, y fue vecino de Cervantes, que pasó largas temporadas en la localidad (de hecho, existe una casa museo de Cervantes allí). En esta población toledana, Ludeña tuvo una casa con cueva, y sabemos que conoció al escritor porque arrendó tierras a un tal Lope de Vivar Salazar (cuyo hijo fue heredero de Cervantes) y vendió otras propiedades a Gabriel Quijada de Salazar, que era hijo de Alonso Quijada, casero de Cervantes y de quien se cree que tomó el nombre del protagonista de su obra: Alonso Quijano.
«El cervantismo oficial sostiene que Cervantes se inclinó por la Mancha al ser una zona muy depauperada, pero ¿por qué La Mancha y no la Alcarria o Las Hurdes?», se pregunta Escudero. Y la respuesta que él propone es que el escritor la escoge porque tiene alguien que le ayuda a conocer esa comarca y a sus gentes, no de forma aleatoria, y con una geografía más precisa de lo que se creía.
El archivero también propone que Cervantes en realidad no quería burlarse de las novelas de caballerías, sino precisamente de los hidalgos que aspiraban a caballeros, y traza una similitud en varias de las obras cervantinas a este respecto. Del Quijote, Escudero ha encontrado unos treinta personajes reales en los archivos; de las novelas ejemplares, unos sesenta; es decir, todos sus personajes son reales, aunque podía conocerlos directamente o a través de otros.
Aunque estos descubrimientos han provocado que Javier Escudero tenga a algunos de los principales estudiosos de Cervantes en contra, su ensayo arroja nueva luz (y nuevas vías de investigación) sobre el escritor español más grandes de todos los tiempos... y sobre el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
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