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28 de abril de 2024

El Crucero Baleares

El Crucero Baleares

La verdadera historia del Crucero Baleares, el barco al que la Ley de Memoria le quita la calle

La exalcaldesa Manuela Carmena borró el nombre de la calle madrileña en 2017 y en 2021 los tribunales lo restituyeron junto a otros seis que vuelven a estar en el punto de mira de la izquierda

El 6 de marzo de 1938, el ejército republicano hundió el mayor buque de guerra del ejército franquista, el Crucero Baleares, donde murieron casi 800 tripulantes. Una de las mayores tragedias de la Guerra Civil y de la historia de España. Una calle de Madrid homenajeaba al barco con el nombre que la exalcaldesa Manuel Carmena quitó durante el tiempo que duró su alcaldía. Pero en 2021 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid lo restituyó ratificando varias sentencias de tribunales ordinarios que consideraban que el cambio no estaba debidamente justificado.
Otros nombres de calles que fueron restituidos fueron Caídos de la División Azul, El Algabeño, Cirilo Martín, Asensio Cabanillas, Millán Astray y Hermanos García Noblejas. El caso de la rúa de Crucero Baleares fue noticia a principios de 2022 cuando una asociación malagueña, llamada La Desbandá, consideró una burla para la memoria de las víctimas de la conocida como Marcha de Almería, en la que 3.000 civiles perdieron la vida tras ser bombardeados por tierra, aire y el mar desde donde dicen que el Crucero Baleares participó en el ataque.

Retraso en su construcción

Su construcción no estaba terminada durante el alzamiento militar, donde se dirimió que marinos y sus navíos formaron parte de un ejército u otro. La República ganó en estas adhesiones. Más de cuarenta barcos de guerra se unieron a ella, y apenas veinte quedaron para los sublevados. El Baleares, aún en el dique seco de la base naval de Ferrol, controlada por Franco, era el gran arma secreta que se esperaba que pudiera entrar pronto en combate. A pesar de que su botadura se produjo en 1932, la reducción de gastos militares durante la República retrasó su terminación.
Monolito por los fallecidos del Crucero Baleares antes de ser desprovisto de su simbología original

Monolito por los fallecidos del Crucero Baleares antes de ser desprovisto de su simbología original

«En julio de 1936 su construcción, y particularmente el armamento, estaban todavía muy atrasados, tanto, que muchos dudaron que fuera posible terminarlo en un plazo útil para que pudiera tomar parte en la contienda. Febrilmente se trabajó para poner en servicio el buque, superando y venciendo la falta de piezas y material que debía proveer Inglaterra o las factorías situadas en la zona roja, y el día 15 de diciembre de 1.936, aunque faltaban muchas instalaciones, consideradas como indispensables en otros momentos, tales como dirección de tiro, piezas de artillería, etc., fue entregado a la Marina de Guerra (…) izándose la Bandera Nacional », escribe Manuel Cervera, uno de los pocos supervivientes del hundimiento, en su libro Crucero Baleares.

Encuentro casual con el enemigo

En estas circunstancias y con escasa preparación de sus tripulantes, el barco inició su actividad bélica con sus 194 metros de eslora, su gran autonomía de hasta 10.000 millas y sus ocho temibles cañones. El 5 de marzo de 1938 (su primera singladura la realizó en septiembre de 1936), el Baleares fue enviado desde Palma hasta el Estrecho para escoltar a un convoy mercante desde Formentera. La casualidad hizo que los republicanos iniciaran en las mismas fechas una operación militar desde Cartagena con el objetivo de atacar la bahía de Palma. Sus lanzas torpederas y una flotilla de destructores se encontraron la madrugada del 5 al 6 de marzo en el Cabo de Palos con el Baleares, el Canarias y el Cervera, que también protegían al convoy.
Maqueta del "Canarias", gemelo del Crucero Baleares

Maqueta del «Canarias», gemelo del Crucero Baleares

El contralmirante Manuel de Vierna, ante el sorpresivo avistamiento, y al no contar con protección de ninguna clase, ordenó poner rumbo contrario para rehuir una lucha en la que tenía mucho que perder. Los destructores republicanos dispararon sus torpedos, pero fallaron. El Baleares consiguió escabullirse en la noche gracias a la pericia y la experiencia del contralmirante, quien, sin embargo, horas después, cometió un gravísimo error al decidir volver al rumbo original para continuar con su misión de escolta. Los rumbos de los enemigos volvieron a cruzarse por azar y de Vierna cometió el error fatal de lanzar granadas luminosas para indicar a los otros buques la situación de los barcos de guerra rivales, solo consiguiendo hacer visible la propia forma del Baleares como un blanco perfecto para los tres destructores republicanos, que se encontraban demasiado cerca.

Hundirlo de nuevo

Dos torpedos alcanzaron al crucero, que comenzó a hundirse sin remedio. El Canarias y el Cervera decidieron alejarse, igual que los barcos republicanos, una vez herido de muerte el Baleares, para proteger la embarcación mercante y su valiosa carga a la que acompañaban. 788 tripulantes de un total de 1.100 murieron aquella noche en el gran buque de guerra del éjercito franquista, incluido el contralmirante Manuel de Vierna, cuyos supervivientes fueron rescatados por dos barcos ingleses que observaron la batalla. Casi 800 muertos del barco cuyo recuerdo la exalcaldesa Carmena torpedeó de nuevo, los tribunales reflotaron y la nueva Ley de Memoria Democrática (a propuesta de Más Madrid y PSOE, quienes también vuelven sobre los nombres de las otras seis calles) que se aprueba hoy, pretende hundir de nuevo.
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