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01 de mayo de 2024

'Artes 110' de la artista Leonora Carrington, 1944

'Artes, 110' de la artista Leonora Carrington, 1944Colección Stanley and Pearl Goodman, NSU Art Museum, Fort Lauderdale, Estados Unidos

'Leonora Carrington. Revelación': su primera exposición completa en España

La pintora, rodeada de misticismo y misterio durante toda su vida, llega a Madrid en una gran exposición de la Fundación Mapfre que la presenta como gran exponente del surrealismo

Una exposición al completo, desde sus primeros dibujos hasta su obra tardía, puede verse en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre gracias a la nueva exposición sobre la artista surrealista Leonora Carrington (Clayton Green, 1917 - Cuidad de México, 2011), «Leonora Carrington. Revelación». Así llegan a Madrid un total de 188 obras que estaban «dispersas por el mundo» y que se podrán disfrutar desde el 11 de febrero hasta el 7 de mayo.

Ensoñadora de mundos fantásticos

La vida de Carrington estuvo siempre repleta de desdichas. Buscó siempre un lugar seguro en el que poder desarrollar sus ideas, razón por la que huyó de su casa en Crookhey Hall, un castillo neogótico que espantaba a la artista, que se sentía oprimida por su familia aristocrática y que tan bien representa en sus pinturas. Siempre mostró rebeldía: fue expulsada del convento donde estudiaba. En cambio, se dedicaba a leer vorazmente y a pintar seres mágicos influenciados por la mitología celta debido a su educación irlandesa que le transmitió su abuela.
'Autorretrato (La posada del caballo del alba)', 1937 - 1938, de Leonora Carrington

'Autorretrato (La posada del caballo del alba)', 1937 - 1938, de Leonora CarringtonMuseo Metropolitano de Arte, Nueva York

Como era expulsada de todos los sitios, sus padres, desesperados, convinieron enviarla a Florencia, donde pudo disfrutar de una intensa vida artística. Después la trasladaron a París, centro artístico del momento y lugar en el que tomó clases de dibujo, con un interés por el surrealismo cada vez mayor. En los años 30 regresó a Inglaterra: en la capital londinense pudo ingresar en una academia. Así, en este ambiente artístico será donde conozca a una de las figuras fundamentales de su vida, amante y profesor, el artista Max Ernst, uno de los más vanguardistas, perteneciente al surrealismo y al dadaísmo. Con él viajó a París, donde estableció contacto con Joan Miró, Pablo Picasso y Salvador Dalí.
No obstante, esta relativa calma tan solo duró un año: en 1939 Ernst fue arrestado a causa de sus ideas y nacionalidad alemana, lo que afectó mucho a Carrington. Al año siguiente, se vio obligada a huir de los nazis, refugiándose en España. Su padre, creyendo que su salud mental se encontraba deteriorada, la envió a un hospital psiquiátrico en Santander para que pudiera hallar algo de paz.
Claramente no fue así. En 1941 escapó del hospital y se refugió en Lisboa. Allí encontró resguardo en la embajada de México, donde conoció a su futuro marido, el escritor Renato Leduc, con el que se fue a vivir a Nueva York y del que se divorciaría dos años después. Habiendo pasado a México, conoció a su segundo marido, el fotógrafo húngaro Emérico Weisz, con quien tuvo dos hijos. Allí, la pintora mantendrá buenas amistades con el resto de artistas exiliados y terminará por fallecer en la misma cuidad en el año 2011.

España marcó profundamente su vida

En la exposición se podrá descubrir lo que para ella significó Crookhey Hall, una prisión más que un castillo; sus mundos fantásticos, las criaturas imaginarias, las mezclas entre hombres y animales y los movimientos dinámicos de las figuras que se perciben en sus cuadros. Cuadros tan famosos como La giganta (La guardiana del huevo), Green Tea y tan mágicos como The House Opposite podrán verse en la exposición.
«Carrington sufrió en España el desarraigo, la violencia sexual (por parte de un grupo de requetés), la enfermedad mental, el exilio, la desmemoria, y sin embargo supo hacer de todo ello materia para su trabajo. Se adaptó al grupo surrealista y reconvirtió el discurso a su antojo», explica Carlos Martín, uno de los comisarios de la exposición. A lo que añade: «Tener una exposición en España significa devolverle un territorio donde vivió una de las experiencias más transformadoras de su vida».
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