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12 de mayo de 2024

El Santo Cristo de Lepanto después de su restauración

El Santo Cristo de Lepanto después de su restauraciónEFE

La leyenda que explica la extraña postura del Santo Cristo de Lepanto

La figura, que data del siglo XIII acaba de ser restaurada y vuelve a Barcelona luciendo su color original

Si hay una imagen que genere verdadero fervor popular en la capital catalana esa es la del Santo Cristo de Lepanto. Tanto es así, que el paso de los siglos y la cantidad de velas puestas junto a ella en la catedral de Barcelona había tiznado el rostro de Cristo. Ahora, la talla vuelve a lucir su color original, que los expertos calculan próximo al siglo XIII, después de un minucioso proceso de restauración.
Además de por su color, el Santo Cristo de Lepanto es conocido por otra característica que lo hace especial: la curvatura de su cuerpo. La tradición popular ha unido siempre esta cualidad a la batalla que da apellido a este Crucificado y que es recordada como «la mayor ocasión que vieron los siglos».
El Santo Cristo de Lepanto y su característica corvatura

El Santo Cristo de Lepanto y su característica corvaturaEFE

Según cuenta la tradición, convertida ya en leyenda, esta figura gótica acompañó a Juan de Austria en la galera Real. A bordo de esta nave, el hijo ilegítimo de Carlos V lideró a la Liga Santa en Lepanto. Allí, en 1571 los barcos de la Liga Santa, alianza entre España, Venecia y el Papado, derrotaron a los del Imperio otomano, asestando un golpe que frenó las pretensiones de este en el continente europeo.
Pero la victoria no fue fácil de lograr y el propio Juan de Austria corrió peligro. Según esta historia, el buque insignia español se vio amenazado por los disparos turcos. Uno de ellos se dirigió directamente contra el Santo Cristo que, para esquivar la bala de cañón, se curvó y adquirió así su extraña postura. Existe incluso una segunda versión de la leyenda que asegura que la talla del Crucificado fue utilizada en la bodega del barco para tapar una vía de agua que habría llevado al fondo del mar a la tripulación.

«Tal parece que Dios es español»

La historia militar del Imperio español está plagada de victorias de gran calado. Además, la importancia del catolicismo para la Monarquía hispánica provoca que la tradición popular relacione muchas de estas batallas con la fe y la devoción.
El caso más conocido, que cuenta con su propia historia, es el del Milagro de Empel. Cuentan que el almirante holandes Hohenlohe-Neuenstein llegó a decir aquello de «tal parece que Dios es español» después de ver como los soldados de los tercios evitaban una derrota segura atravesando las aguas congeladas durante la noche. Este hecho meteorológico les permitió romper el cerco que sufrían y se produjo después de encontrar una imagen de la Inmaculada Concepción mientras cavaban una trinchera que bien podría acabar siendo tumba.
También es muy conocida y difundida a través de la cultura popular la participación del mismísimo Santiago Apóstol durante la Reconquista. Cuenta la leyenda que en 844, el patrón de España cargó con los soldados cristianos en la batalla de Clavijo, en La Rioja. De aquella gracia habrá surgido el llamado «Voto de Santiago», un compromiso especial de los monarcas con el Arzobispado de Compostela.
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