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25 de abril de 2024

La nebulosa del caballo

La nebulosa del caballo

El Debate de las Ideas

El problema de la intencionalidad humana

¿Es posible que un suceso tenga dos causas? Una contraposición al monismo materialista, que sostiene que estamos determinados por nuestras neuronas

Hace algún tiempo mantuve en un blog un debate que me enfrentó con tres ateos militantes que defendían el «monismo materialista», que sostiene que estamos determinados por nuestras neuronas, que la consciencia es un epifenómeno irrelevante y que el libre albedrío es una ilusión.
Este es el argumento que ofrecí para defender el dualismo frente al monismo materialista:
Veamos cuál es «el problema de la intencionalidad humana». Si digo que «voy a prestarle dinero al banco para que me pague intereses», estoy diciendo que la causa por la que voy a prestarle dinero al banco es para obtener intereses. A este tipo de causa, Aristóteles lo llamó «causa final», porque es el fin hacia el que se dirige mi acción, algo que está en el futuro. Por otra parte, el monismo materialista dice que la única causa de todas nuestras acciones es el conjunto de las descargas eléctricas de nuestras neuronas. Esto es lo que Aristóteles llamaba «causa eficiente». Por lo tanto, para explicar un solo suceso (que yo le preste dinero al banco) se nos proponen dos causas distintas: mi intención y los disparos de mis neuronas, una situada en el futuro, la otra en el presente. ¿Es posible que un suceso tenga dos causas?
La regla elemental de la causalidad afirma que un fenómeno no puede tener dos causas distintas e independientes. Sí puede tener distintas explicaciones compatibles, pero estas dos explicaciones del fenómeno de que yo le preste dinero al banco parecen difícilmente compatibles:
  • La causa es mi intención (la «causa final»), que incluye una previsión del futuro. Si la escogemos, probablemente hay que aceptar el dualismo. Hay algo en mi acción que no ha sido causado por los disparos eléctricos de mis neuronas.
  • La causa son los disparos eléctricos de mis neuronas (la «causa eficiente»). Esta es la postura del monismo materialista. En ese caso tenemos que aceptar que las intenciones no existen, que la intencionalidad humana es una ilusión. Pero si no actuamos movidos por intenciones, entonces nuestra libertad es también ilusoria. Y si no somos libres, tampoco somos responsables.
La eliminación de la responsabilidad nos lleva a «la destrucción del orden social», que se basa en que ciertas acciones están prohibidas y otras no. Si nadie es responsable, ¿cómo se puede castigar a los asesinos, a los violadores, a los corruptos? Si actuaron impulsados por la descarga de sus neuronas, y su intencionalidad es una ilusión, es injusto castigarlos por lo que hicieron.
Pero hay algo peor. Supongamos que «un juez castiga a un asesino». ¿Por qué le castiga? ¿Por qué cometió un asesinato? ¿O porque las neuronas del cerebro del juez se han disparado de cierta manera? Aquí tenemos otra vez un solo suceso (el castigo) que puede proceder de dos causas distintas: la primera es «el delito que se quiere castigar»; la segunda «los disparos de las neuronas del juez». Pero en este caso se da el problema adicional de que las dos causas se refieren a personas diferentes. El delito lo cometió una persona, el asesino. Las neuronas que se disparan pertenecen a otra persona, el juez.

Fenómenos antes que teorías

Resumiendo: el monismo materialista nos obliga a aceptar que «la intencionalidad humana no existe», que es una ilusión. Pero la base fundamental de la ciencia es que los fenómenos tienen precedencia sobre las teorías. Si un hecho se opone a una teoría, hay que cambiar la teoría, no hay que negar el hecho.
Cuando Michelson y Morley realizaron su famoso experimento, en el que demostraron que la velocidad de la luz en el vacío no depende del sistema de referencia, ese hecho se opuso a la teoría vigente (el principio de relatividad de Galileo y la Mecánica de Newton). Ante esto podían darse dos respuestas posibles:
  • Negar el hecho para salvar la teoría. Decir que el resultado del experimento era una ilusión, así no habría que cambiar nada.
  • Cambiar la teoría para adaptarse al hecho. Eso fue lo que hizo Einstein al formular la teoría de la Relatividad Especial: propuso como axioma el resultado del experimento (que la velocidad de la luz es independiente del sistema de referencia) y de ahí dedujo todo lo demás.
La primera solución habría sido anticientífica. La segunda solución sí fue científica.
El monismo materialista, al afirmar que todas nuestras acciones se deben exclusivamente a las descargas de nuestras neuronas y que la intencionalidad es una ilusión, aplica la primera solución, que es anticientífica. Intenta salvar la teoría a costa de los hechos. Porque es un hecho incontestable que todos actuamos a menudo con la intención de que ocurra algo. Cualquiera de nosotros puede dar fe de ello.
Es curioso que la neurociencia moderna atea haya resucitado una teoría (el materialismo determinista, porque no es otra cosa la afirmación de que todo depende de las descargas de nuestras neuronas y que no tenemos libre albedrío) que quedó desacreditada en la física durante el siglo XX.
El argumento que he resumido aquí fue propuesto por C. S. Lewis en el capítulo 2 de su libro Miracles, y fue ampliado por el filósofo Victor Reppert. Alvin Plantinga también ha desarrollado el argumento de Lewis para refutar la afirmación de que la selección natural ha dado lugar a la aparición de seres cuyos actos son automáticamente racionales.
En cuanto a mi debate con los ateos, se limitaron a repetir que todo se explica sólo con las neuronas sin aducir argumentos. Añadieron que, si Dios existe, es responsabilidad suya «demostrar su existencia y dejar de jugar al escondite con la humanidad». Uno de ellos formuló una declaración de fe atea, diciendo que debemos resignarnos a desaparecer en la muerte (no estábamos hablando de eso). Por último, este mismo participante recurrió a la falacia ad hominem contra mí. Es curioso, porque en mi parte del debate yo no había nombrado a Dios, pero mis oponentes ateos no dejaban de hablar de Él.
Libro 'Un universo en acción', de Manuel Alfonseca (CEU Ediciones)

Libro 'Un universo en acción', de Manuel Alfonseca (CEU Ediciones)

  • Artículo recogido en Un universo en evolución (CEU Ediciones 2023, colección Fundación Cultural Ángel Herrera Oria), de Manuel Alfonseca.
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