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19 de mayo de 2024

Mario de las Heras
Mario de las Heras

¿Cómo podría ser la España del Mundial 2030?

No es difícil imaginar que Pedro Sánchez siga siendo presidente de Gobierno... o que Rubiales vuelva a la presidencia de la Federación

Madrid Actualizada 04:30

Estos días, las redes han teorizado sobre cómo sería España cuando llegue el Mundial de 2030

Estos días, las redes han teorizado sobre cómo sería España cuando llegue el Mundial de 2030Paula Andrade

España 2030. Lo que sigue es una completa ficción distópica sin conexión alguna con la realidad, escrita tras conocerse la designación de España como anfitriona (junto a Portugal y Marruecos) de la Copa del Mundo de fútbol de ese año, y al hilo de otras ficciones que se están publicando en otros medios, en un tiempo donde tantas veces es difícil distinguir lo verdadero de lo inventado:
El Palacio de la Moncloa, residencia del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, luce pintado de color rosa merced a la enésima condición de la vicepresidenta única Yolanda Díaz, líder del partido Sumar, para mantenerle en el poder. ¿Todo pintado de rosa? No. Un ala, el ala noreste (como la situación geográfica en España de la provincia natal de su inquilino) aparece estelada. Es un palacio muy «chupi» o «cuqui», en palabras de la vicepresidenta, que también es ministra de Ensanchamiento de la Democracia.
El inquilino del ala estelada de la Moncloa rosa es el ministro español de la Independencia Catalana, Carles Puigdemont. En la caseta de la mascota, convenientemente reformada y ampliada, vive Toni Comín, secretario de Estado de la Independencia Catalana, cuyo labor principal es ir a buscar la pelota de tenis que Puigdemont le suele lanzar mientras toca por el jardín como un juglar con su guitarra canciones de la patria, pues el mismo Puigdemont ya no tiene nada que hacer. Nadie quiere ya independizarse en Cataluña porque todos los líderes independentistas están, desde la amnistía de 2023, perfectamente independizados a cargo del erario público.

Ortúzar se ha convertido definitivamente en un abertzale sin flequillo

El ideal de una Cataluña independiente se mantiene, como el ideal de la independencia del País Vasco, pero del modo metafórico y casi ruinoso en que se mantenía el cartel publicitario del Dr. T.J. Eckleburg de camino desde Manhattan a la casa de El Gran Gatsby y desde que, entre otras cosas, Arnaldo Otegi, Premio Nobel de la Paz (la gran apuesta de uno de los políticos más influyentes del mundo, el hispano-venezolano José Luis Rodríguez Zapatero), es lendakari. Íñigo Urkullu, lendakari emérito, no vive en La Moncloa sino en el Monte Igueldo, cuyo parque de atracciones ha convertido en residencia particular, donde se le suele oír gritar de regusto con su voz tubular cuando disfruta solo, ensoberbecido, de su montaña suiza mientras se asoma como un niño al precipicio.
Esto sucede cuando vienen a visitarle Ortúzar, que se ha declarado definitivamente abertzale sin flequillo, y Aitor Esteban, que continúa viviendo en Madrid y se define como «madrileño» y «mujer», de esto último convencido por su sorprendente nueva pareja, Ángela Rodríguez 'Pam', de reciente vuelta de su último destino como adjunta a la embajadora española en Marruecos, Irene Montero, que continúa en el cargo en compañía de su harén masculino para compensar siglos de sumisión femenina.

«Yo ahora soy una chica normal, de Motril», dijo Rubiales en su impactante regreso

'Pam' convenció a Esteban de declararse mujer sin más después de que ambos se enamoraran en un viaje de Estado en el Falcon, que ahora surca los cielos pintado de arco iris, menos el morro estelado y la cola verdirroja como la ikurriña, para así poder dar rienda suelta a su pamsexualidad sin convencionalismos, una propuesta que Esteban aceptó de buenísimo grado, cansado ya, atiborrado de regalías políticas del presidente, por lo que pensó que no era mala cosa darse un poco a los demás, y que menos que a su amada.
El Mundial de Fútbol ocupa la atención internacional. Rubiales ha regresado a la presidencia de la Real Federación Española por designación directa de Sánchez, también después de iniciar su obligatoria y asumida transición al «genero» femenino: «Yo ahora soy una chica normal, de Motril», dijo en su impactante regreso. Todos siguen llamándole «Rubi» (por que además ahora es rubia), incluida Jenni Hermoso, Balón de Oro femenino en 2024, símbolo del nuevo matriarcado y actual seleccionadora del equipo masculino español.

Madrid resiste cercada por las tribus neobolcheviques de Pablo Iglesias

Pedro Sánchez sigue siendo el presidente del Gobierno gracias a la repetición de pactos con Sumar, mayormente, y con los partidos independentistas que ya solo lo son en el nombre (convertidos en ministerios de un Estado acrisolado), y a una reforma constitucional cuyo requisito de tres quintos de la cámara se cambió en 2026 a solo un quinto, después de que Gabriel Rufián, Graduado Social, se convirtiera en el primer presidente del Consejo General del Poder Judicial sin ni siquiera ser licenciado en Derecho.
A partir de entonces, la Constitución ha pasado a llamarse la «Deconstitución», suprimiéndose lo de «española» como se suprimió todo lo «español» de las instituciones públicas luego de que Oriol Junqueras, en el nuevo cargo de virrey de Barcelona por deseo propio (y por deseo propio también conocido como Oriol I), exigiera el cambio de capitalidad del Estado de Madrid a la antigua ciudad condal (la Moncloa rosa fue trasladada piedra por piedra a lo alto de Montjuic).
Precisamente Madrid, cercada por las tribus neobolcheviques de Pablo Iglesias, resiste en 2030 como Numancia o Masada a las órdenes de Isabel Díaz Ayuso, a la que llaman doña Pelaya, y también gracias a los valerosos bandoleros de Santiago Abascal por las sierras de España, donde el Rey Felipe aún es el Jefe del Estado desde su residencia oficial en Portugal.
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