El artista Agustín Ibarrola
Agustín Ibarrola Goicoechea (1930-2023)
La muerte de un valiente en tiempos de cobardía
Fue artista vanguardista y activista contra la barbarie (desde la franquista a la de ETA) reflejada en su obras. Partiendo del cubismo acabó decorando los bosques
Agustín Ibarrola Goicoechea
Artista
Cubista, constructivista, español, vizcaíno, parisino, comunista, huelguista, combatiente con todo esto y más contra el franquismo que le echó abajo la casa y contra la ETA que le acosó y destruyó sus bosques encantados
Agustín Ibarrola Goicoechea, nacido en Basauri, Vizcaya, y muerto en Usánsolo, también Vizcaya. Vizcaíno como Zalacaín, artista natural como sus bosques famosos. Cubista de adolescencia y constructivista de juventud, el arte soviético, la geometría...Artista moderno con chapela, como Baroja, discípulo de Oteiza en el pensamiento artístico y en la ideología peligrosa que le convirtió en auténtico saco del franquismo en los primeros 60, cuando llegaron Los Beatles.
Entre pitos y porras (y pinceles) se pasó casi tres lustros en la cárcel, de donde salió escultor después de pintar lo que pensaba más allá de la inspiración en la política, las huelgas, lo social, el vasquismo y el antifranquismo. Impulsado por estos motores, pintó un Guernica y en Guernica pintó los árboles de un bosque, el de Osma, la obra definitiva (esta y otras similares) que le hicieron famoso para el gran público, superando con ello el arte para llegar al telediario.
El Bosque Encantado en Salamanca apareció en todos ellos, como también su oposición a la ETA, que le atacó a través de sus obras, vandalizándolas, talando los árboles decorados o arrancando sus cortezas. Con Ibarrola también se metieron los ecologistas por utilizar pintura en la naturaleza: los totalitarios, los terroristas y los ecologistas que definen por oposición a un valiente, a un artista valiente cuyas obras se reparten por España, tan lejos y tan cerca de los violentos.
Desde la Ola de madera a ritmo de txalaparta (un instrumento de percusión vasco) en la Estación de Chamartín o los Cubos de la Memoria del puerto de Llanes. Vanguardia artística primigenia y compromiso ideológico paralelo hasta el final de sus días. Hace 20 años los etarras destruyeron una escultura encargada por el Gobierno a golpes de pico. Luego publicaron una nota en la que decían: «Ya es hora de romper las cadenas impuestas por los Estados y de destrozar su simbología. Es necesario rechazar la Constitución española y dar leña a sus defensores más acérrimos».
La constatación de su valor y de su otro valor frente a los que durante toda su vida le persiguieron. El arte y la chapela (que cubre la cabeza de los pensamientos) contra la barbarie de todas las formas. El arte y la valentía en la vida y ahora en la muerte y en tiempos de artimañas y cobardía.