Buen rejoneo pero demasiados gestos en la Maestranza
Diego Ventura y Guillermo Hermoso de Mendoza cortan cada uno una oreja en el festejo de rejones de la Feria de Abril

Diego Ventura, en la lidia del primero de su lote
Igual que se ha hecho en los últimos años, el domingo anterior a la Feria de farolillos se programa el festejo de rejones, que atrae a un público muy distinto del habitual, con mucha presencia de mujeres y de niños. En Sevilla, tradicionalmente, acudía también un sector de público que monta a caballo y, por eso, entiende y valora el rejoneo. Me temo que, ahora mismo, su opinión se diluye en la masa.
Ya se lidiaron, para el toreo a pie, reses de Fermín Bohórquez, que no dieron gran juego. Por el ritmo de sus embestidas, estos toros, de casta Murube, son muy adecuados para el rejoneo. Esta tarde, han sido bondadosos, no han creado problemas; destacan tercero y cuarto. Por los fallos a la hora de matar, los premios se reducen a un trofeo para Diego Ventura y otro, para Guillermo Hermoso de Mendoza.
La presencia de Rui Fernandes, bien conocido aquí, supone un tributo al origen portugués del toreo a caballo y también un reclamo para atraer al público luso. El primer toro embiste con poco celo, muy parado; eso desluce los quiebros. La actuación del caballero es correcta pero tarda en matar, como le suele suceder a sus compatriotas. Curiosamente, le aplauden mucho, después de los fallos con el rejón de muerte, porque descabella a la primera; una incoherencia.
En el cuarto, más bravo, se luce con El Dourado, quedándose inmóvil y dejando llegar al toro. Brilla más en los alardes ecuestres que al clavar. Mata a la tercera y el posible premio se esfuma.Retirado Pablo Hermoso de Mendoza, Diego Ventura es ahora mismo el número uno indiscutible del rejoneo: su dominio del caballo y su espectacularidad han alcanzado un nivel realmente extraordinario. El segundo toro huye y Diego ha de esforzarse para sacarlo de tablas; sale de un momento apurado con una brillante pirueta pero no acierta siempre al clavar. Levanta un clamor el par a dos manos con Bronce, sin cabezal. A toro parado, clava el rejón de muerte en dos tiempos y descabella. Ha sido una lidia de mérito, por la mansedumbre del toro.

Diego Ventura es ahora mismo la principal figura del rejoneo
Vuelve a lucir su maestría en el quinto, que sí embiste con franqueza pero a veces se desentiende. Con Quitasueños, baila en la cara del toro. Repite el par a dos manos sin cabezal, colocado en todo lo alto. El rejón caído produce rápido efecto. Piden las dos orejas pero el Presidente acierta al aguantar, concede solamente una. (Desde que el toro ha caído, han pedido la oreja silbando, no aplaudiendo, y aporreando las barandillas de hierro: así está el público de estos festejos. Aunque sea de rejones, una corrida de toros en la Maestranza no es un concierto de rock).
Guillermo Hermoso de Mendoza, el hijo de Pablo, ya ha triunfado en Sevilla, gracias a su buena escuela y a su juvenil entusiasmo. Aprovecha la buena condición del tercero, un toro bravo, para lucirse en los quiebros con Ecuador y en las hermosinas (el espectacular invento de su padre), con el heredado caballo Berlín. Pierde la oreja por fallar en el descabello. ¿Cuándo aprenderá el público que, tanto en el toreo a pie como a caballo, el descabello es una suerte menor, frente al mérito y la dificultad de la estocada o del rejón de muerte?
Se luce Guillermo Hermoso parando al último, que sale galopando con alegría. Clava con facilidad rejones y banderillas. Con Generoso, consigue dos vibrantes pares a dos manos. Mata de rejón trasero y descabello: una oreja.

Guillermo Hermoso de Mendoza, este domingo en la Maestranza
Hemos visto buen rejoneo, aunque no haya habido la lluvia de trofeos que suele ser habitual en estos festejos. Aplaudo al Presidente, que intenta mantener el prestigio de esta Plaza. En estos festejos, no lo tiene fácil.
Dos notas finales. Una, como censura. No me gustan los exagerados gestos de los caballeros para solicitar aplausos. Y no digamos las voces. O algo que nunca había visto, en toda mi larga vida de aficionado: un subalterno que se lleva las manos a la cabeza, como si hubiera presenciado una hazaña increíble, sólo porque su matador acierta con el descabello. En Plazas como Sevilla y Madrid, por lo menos, estos efectismos populistas deberían moderarse.
Otra nota, como aplauso. En Sevilla, el festejo de rejones nos permite escuchar en todas las faenas a la maravillosa Banda de Tejera. Con el público habitual de las corridas de a pie, algunos solos primorosos habrían suscitado olés y ovaciones. Una delicia.
POSTDATA. Cuando se está comenzando a hablar de conmemorar el centenario de la generación del Veintisiete, es justo recordar a Fernando Villalón, un personaje singularísimo: jinete, poeta, ganadero de reses bravas, teósofo… Cuando Ignacio Sánchez Mejías recibió en su finca de Pino Montano a los poetas que venían de Madrid, todos ellos se disfrazaron de moros; Dámaso Alonso causó admiración general, al recitar de memoria más de mil versos de la Primera Soledad de don Luis de Góngora; escucharon cantar las placas de Egito y Fernando Villalón les hizo ejercicios de hipnotismo. Cuenta la leyenda que se arruinó como ganadero, intentando criar toros con los ojos verdes… Cuando murió Villalón, Sánchez Mejías, su gran amigo, ayudó a su viuda, comprándole su biblioteca. Villalón escribió, en prosa, Taurofilia racial; en verso, La Toriada, que ensalza al toro bravo como un animal sagrado. Los preciosos Romances del 800 incluyen este canto a los Garrochistas, que hoy me parece tan oportuno recordar: «La corrida del domingo / no se encierra sin mi jaca. / Mi jaca la marismeña, / que por piernas tiene alas. / Venta vieja de Eritaña, / la cola de mi caballo / dos toros negros peinaban».
ficha
- Sevilla. Real Plaza de la Maestranza de Caballería. Feria de Abril. Domingo 4 de mayo. Festejo de rejones. Casi lleno. Toros de Fermín Bohórquez, nobles en general, de juego variado; destacan 3º y 4º.
- RUI FERNANDES, cuatro pinchazos, rejón y descabello (silencio). En el cuarto, dos pinchazos y rejón (saludos).
- DIEGO VENTURA, rejón perpendicular en dos tiempos y descabello (petición y saludos). En el quinto, rejón caído (oreja y petición de la segunda).
- GUILLERMO HERMOSO DE MENDOZA, rejón y tres descabellos (saludos). En el sexto, rejón trasero (oreja).