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El rejoneador portugués Diego Ventura durante el festejo de rejones de la Feria de San Isidro, con reses de El Capea, Carmen Lorenzo y San Pelayo, este sábado en la Monumental de Las Ventas, en Madrid

El rejoneador Diego Ventura durante el festejo de rejones en la Monumental de Las Ventas, en MadridEFE

Un público festero no sabe apreciar una faena magistral del lesionado Diego Ventura

Debió cortar dos orejas, pero se queda en una, como Rui Fernandes y Lea Vicens

Hace cinco días, una noticia nos alarmó y puso en peligro el cartel de esta tarde, en Las Ventas: en la localidad portuguesa de Montijo (Portugal), Diego Ventura había sido arrollado, a la salida de una pirueta, en la cara del toro, y había sufrido cuatro fracturas en el pie izquierdo.

No hace falta añadir que Ventura es ahora mismo el número uno indiscutible del rejoneo y el principal atractivo de este cartel madrileño. Lo lógico hubiera sido que se sometiera a una operación quirúrgica pero como los toreros – a pie y a caballo – son héroes, no gente normal y corriente, Diego decidió no operarse y limitarse a seguir un tratamiento, para actuar esta tarde en Las Ventas, con una férula, infiltrado.

Con la emoción de haber visto por Canal Sur la procesión por las calles de Roma de El Cachorro, esa maravilla del imaginero Ruiz Gijón (de Utrera, una de las cunas del toro bravo), acudimos a Las Ventas, en una tarde primaveral - ¡por fin!-, con sol y buena temperatura. En el primer festejo de rejones, vuelve a colocarse el cartel de «No hay billetes». (¡Qué mal lo debe de estar pasando el ministro Urtasun!). El público es el peculiar de estas corridas: muchas mujeres, niños y aficionados a los caballos, que aplauden y piden trofeos con más facilidad que en el toreo a pie.

Esta tarde, una vez más, algunos piden que suene la música durante las faenas ; la concesión de los trofeos depende sólo que el toro caiga en seguida, esté el rejón de muerte donde esté. Así es este público…. Tampoco me gustan los gestos excesivos de los caballeros, buscando el aplauso fácil, como si hubieran logrado algo extraordinario, cuando no ha sido así.

Se anuncian dos hierros: El Capea y San Pelayo: los dos, del mismo encaste Murube y el mismo propietario, El Niño de la Capea, al que en esta Feria se le va a rendir un justo homenaje. Esta tarde, en general, derrochan nobleza . Los tres rejoneadores cortan una oreja aunque Diego Ventura ha estado muy por encima de los otros dos.

El primero, de San Pelayo, rompe pronto a embestir: persigue , codicioso, al portugués Rui Fernandes, con Dorado, al que llega a tropezar. El toro le ha exigido, ha transmitido emoción. Mata a la primera pero mal, el rejón queda trasero y caído.

El rejoneador portugués Rui Fernandes durante la corrida de rejones de la Feria de San Isidro, con reses de El Capea, Carmen Lorenzo y San Pelayo, este sábado en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid

El rejoneador portugués Rui Fernandes durante la corrida de rejones de la Feria de San IsidroEFE

En el cuarto, Rui Fernandes se abre demasiado en un par de quiebros, antes de acertar, más en corto, y de lucirse con las piruetas. Se demora al matar: el rejón queda trasero y caído pero el toro cae pronto y el público exige la oreja.

La amazona francesa Lea Vicens, discípula de don Ángel Peralta, ha toreado ya mucho en las Plazas españolas, en los últimos años: ha llegado a encabezar el escalafón por el número de festejos.

El tercero, de San Pelayo, embiste con clase, humilla y hasta hace el avión. La rejoneadora luce sus habilidades ecuestres pero clava desigual, con alguna pasada en falso. Se refugia el toro en tablas, al final: han de intervenir los auxiliadores y eso enfría al público. El rejón de muerte queda muy trasero y necesita cuatro descabellos.

La rejoneadora francesa Lea Vicens durante el festejo de rejones de la Feria de San Isidro, con reses de El Capea, Carmen Lorenzo y San Pelayo, este sábado en la Monumental de Las Ventas, en Madrid

La rejoneadora francesa Lea Vicens durante el festejo de rejones de la Feria de San IsidroEFE

Acude a porta gayola en el último, que sale con muchos pies. Alterna los aciertos con alguna pasada en falso; clava por dentro, aprovechando la querencia. Este toro también se va a tablas y la lidia se complica. El rejón de muerte queda defectuoso pero el toro cae en seguida: generosa oreja.

He dejado para el final a la gran figura, Diego Ventura, que en Las Ventas ha tenido ya tardes memorables. El segundo toro es el que más pesa, rebasa los 600 kilos. Ventura lo encela con maestría, clava en todo lo alto dos rejones de castigo. Con Nómada, lo deja llegar muy cerca, templando. El toro es muy noble y la lidia, impecable. Con el gran caballo Lío, lo arma, como suele: retrocede, quiebra en corto y clava arriba. El clamor continúa cuando quita a Bronce el cabezal y logra el par a dos manos. Acierta con el rejón de muerte a la segunda pero el bravo toro se amorcilla, tarda en caer y eso disminuye la petición de oreja: para mí, la merecía, sin duda, pero este público festero exige que el toro caiga en seguida.

Para perfectamente Diego Ventura al quinto, con Guadalquivir. Su forma de lidiar vuelve a ser magnífica. Con Quitasueño, un caballo nuevo, quiebra muy en corto, arriesga mucho y pone al público en pie. También se entusiasman con los pares al violín, mucho menos valiosos. Acierta esta vez a la primera con el rejón de muerte. Como el toro no cae y él apenas puede bajar del caballo, descabella desde ahí – una estampa insólita – , lo logra a la tercera y se queda en una oreja.

Para mí, esta tarde, Diego Ventura debió cortar dos, sin duda, en una actuación realmente magistral, pero el público de estas corridas está así.

POSTDATA. Acaba de publicar José María Moreno Bermejo el libro Ilustraciones taurómacas. (Historia de una colección). Se trata de un catálogo de trescientas piezas, que suman más de dos mil imágenes, realizadas por doscientos artistas de todo el mundo. Cronológicamente, se extiende desde 1582, la fecha del Discurso sobre el arte de la montería, de Gonzalo Argote de Molina, hasta 2023, la de El toro alado, de Federico Arnás. Es una prueba más, entre tantas, de la trascendencia cultural que ha tenido la Tauromaquia a lo largo de los siglos: esa realidad indiscutible, que ignoran los que la reducen a un fácil ripio («No es cultura, es tortura») y los que, como el ministro Urtasun, pretenden prohibirla.

FICHA

  • Madrid. Plaza de Las Ventas, Feria de San Isidro. Sábado 17 de mayo. «No hay billetes». Toros de El Capea y San Pelayo (1º y 3º), de gran nobleza, en general.
  • RUI FERNANDES, con casaca blanca, rejón trasero y caído (ovación) En el cuarto, rejón trasero y caído (oreja).
  • DIEGO VENTURA, con chaquetilla de color rioja, pinchazo y rejón trasero (petición y saludos). En el quinto, rejón y, desde el caballo, tres descabellos (oreja).
  • LEA VICÉNS, con chaquetilla gris, rejón muy trasero y cuatro descabellos (aviso, silencio). En el sexto, rejón defectuoso (oreja).
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