El director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, en la biblioteca de la RAE
Las veces que la RAE rechazó el lenguaje inclusivo en contra del parecer del Instituto Cervantes
La cuestión del lenguaje inclusivo es capital para comprender el intento de asalto del Instituto Cervantes a la RAE
El choque entre el Instituto Cervantes y la Real Academia Española por los ataques del director del primero, Luis García Montero, contra el director de la segunda, Santiago Muñoz Machado, no dejan de acaparar páginas de prensa desde hace días.
El choque institucional entre estos dos organismos no deja de asombrar a propios y extraños, primero por su virulencia, segundo por lo inesperado del estallido de esta guerra.
Según fuentes de la RAE consultadas por El Debate, el choque viene de lejos, y detrás se encuentra un asunto de animadversión personal de los protagonistas.
Algunos académicos, como por ejemplo Arturo Pérez-Reverte, denuncian que hay un intento de asalto ideológico del Instituto Cervantes a la RAE para que la izquierda se haga con el control de un organismo que siempre ha escapado al colonialismo ideológico impulsado desde Moncloa.
En ese sentido, la gran batalla cultural entre el Cervantes y la RAE se debe al uso del lenguaje inclusivo, que García Montero siempre ha defendido y reivindicado en un ejercicio de seguidismo de los intereses y agenda ideológica de los partidos de izquierda en el poder.
En ese sentido, el director del Instituto Cervantes reconoció que no se siente cómodo con el plural masculino genérico y que prefiere usar el doble plural («españoles y españolas», por ejemplo).
O, en su defecto, fórmulas que abarquen ambos géneros sin necesidad de desdoblamiento. Por ejemplo, «ciudadanía» en lugar de «ciudadanos» o de «ciudadanos y ciudadanas».
La RAE, sin embargo, siempre se ha negado a comulgar con semejante rueda de molino, y siempre ha defendido el plural masculino genérico frente a fórmulas surgidas de despachos políticos y luego impuestas, de arriba abajo, a los hablantes.
Y en esa defensa numantina del buen uso del lenguaje, su economía y claridad, ha tenido mucho que ver Santiago Muñoz Machado.
Así, la RAE manifestó en no pocas ocasiones su rechazo al desdoblamiento de género. También se opuso a la incorporación de un tercer género gramatical destinado a las personas trans o con el fin de englobar todas las identidades de género, como ocurre con el uso de fórmulas como «elles» o «nosotres». Una fórmula que, por el momento, solo encuentra partidarios en los sectores más cafeteros de Podemos y que hasta sectores del PSOE rechazan por ridículo.
Igualmente, la RAE ha rechazado el uso del femenino como forma neutra, un recurso, también en este caso, adoptado con frecuencia por dirigentes de Podemos y Sumar, entre ellos Irene Montero (recordemos que tras el «pacto de los botellines» entre IU y Podemos ambos partidos se unieron en la fórmula Unidas Podemos).
Fue sonado el intento del Gobierno de poner a la RAE entre la espada y la pared y obligarla a pronunciarse y quedar en evidencia por su presunto machismo.
En ese sentido, se vivió un hito en 2020 cuando la entonces vicepresidenta del Ejecutivo solicitó a la RAE la elaboración de un informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución. La respuesta de la Academia fue contundente: «la Constitución emplea un castellano correcto», sin recurrir al desdoblamiento de género ni a otras fórmulas no normativas.
Tres años más tarde, en 2023, fue la Mesa de las Cortes Generales la que volvió a dirigirse a la RAE, esta vez para pedirle orientaciones sobre el uso de un lenguaje no sexista en el ámbito de la Administración parlamentaria.
En respuesta, la Academia emitió en 2024 una serie de recomendaciones en las que advertía del uso creciente de fórmulas lingüísticas promovidas por motivos ideológicos, alejadas del uso habitual del español y de su lógica gramatical. No era, ni de lejos, la respuesta que esperaba la Mesa.
En ese documento, la RAE reprochaba a la Mesa del Congreso su impulso a la sustitución del masculino genérico por construcciones artificiales carentes de fundamento lingüístico y desprovistas de aceptación general.
También en 2023, la RAE se pronunció en redes sociales contra el uso de la vocal «e» como pretendido marcador de género neutro: «El uso de la letra ‘e’ como supuesta marca de género es ajeno al sistema morfológico del español, además de ser innecesario, pues el masculino gramatical funciona como término inclusivo en referencia a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos».
Estas afirmaciones reflejan la postura coherente y sostenida de la RAE en defensa del idioma frente a intervenciones que considera forzadas o ideologizadas. Desde su perspectiva normativa, el español ya dispone de mecanismos gramaticales suficientes para garantizar la inclusión sin necesidad de alterar su estructura formal.