Jaime Urrutia en una imagen de archivo
Entrevista al cerebro de Gabinete Caligari
Jaime Urrutia: «Todo está lleno de chorradas, tenemos que reivindicar el casticismo y la vida que había en Madrid»
El Debate conversa con Jaime Urrutia, uno de los mejores compositores de pop de finales del siglo XX español, autor de canciones tan memorables como 'Cuatro Rosas' y que no es recordado como debería
Al escuchar los grandes éxitos del pop-rock español de los 80 uno no puede más que preguntarse: ¿qué diablos nos ha pasado? La decadencia cultural española se hace más palpable que nunca al comparar el panorama musical de hoy con los de la década prodigiosa del pop-rock español, con la Movida madrileña como motor principal, pero no solo.
De aquellos años salieron grupos como Gabinete Caligari, La Unión, Siniestro Total, Golpes Bajos, Radio Futura, Alaska y Dinarama, Loquillo y los Trogloditas, Mecano, Héroes del Silencio, Nacha Pop, Burning, Polansky y el Ardor…
Jaime Urrutia, compositor y vocalista de Gabinete Caligari, es un superviviente de aquellos años. Hablar con él es abrir una ventana a una época ya pasada, pero que su eco sigue sonando con fuerza hoy.
El próximo 12 de diciembre, en el Palacio de Vistalegre, Urrutia se dará cita con otras viejas glorias del pop-rock español de los 80 y 90 en el festival Debajo de mi Sombrero. El Debate conversa con él para saber más del festival y bucear en los años de gloria de Gabinete Caligari.
—En este festival se dan cita viejas glorias de los años de la Movida. ¿Es una vuelta a casa?
—Yo estoy encantado de compartir cartel con ellos, pero claro, es que además mi manager es uno de los organizadores. A mí me dijo: «Oye, que el día 12 tocas en Vistalegre», y yo le contesté: «De puta madre».
—De aquellos años de la Movida ¿qué queda en el panorama musical actual?
—Queda poco, no queda casi nada. Queda Loquillo, que tampoco es exactamente de la Movida madrileña porque es de Barcelona; Alaska, que todavía se la ve en televisión… Y poco más. Gabinete Caligari nos separamos en el año 1999, justo antes de empezar el nuevo siglo.
¿De la Movida qué queda? Pues las buenas canciones. La nostalgia de los 80 de los 90… Yo no creo en eso. Yo creo en las canciones que hicimos, que quedan para quien quiera escucharlo.
Lo cierto es que, por lo que veo en redes, en internet, las canciones de Gabinete siguen gustando. Dicen que somos un grupo infravalorado. Puede ser cierto.
—Lo que sí es innegable, es que hoy se está experimentando un creciente interés por la música de aquella época… ¿Hay cansancio de tanto reguetón?
—Yo lo que te puedo asegurar es que sigo escuchando a los Beatles. Yo conocí la música de los Beatles con 8 años, en el año 1966, creo. A los Rolling Stones, a David Bowie, a los Doors, a Lou Reed…
No creo que sea por nostalgia, se sigue escuchando esa música porque es buena música. Es música para el recuerdo. También escucho a Mozart, a Beethoven, a Rossini y a muchos músicos que me gustan. Lo que queda es el recuerda.
—¿Cuál diría que fue el mejor grupo de su época? Imagino que responderá que Gabinete Caligari…
—Mi grupo favorito de las décadas de los 80 y 90 fue Los Rodríguez con Calamaro, Ariel y su gente…, Germán Vilella… Para mí fue el grupo que mejor hizo la música que a mí me gustaba. Ese sonido guitarrero, como el de los Rolling Stones de los 60, que a mí tanto me gustaba. Diría incluso que es el mejor de rock en castellano.
—¿Qué caracterizaba la música de Gabinete Caligari?
—Buenas letras y buena música. Hay canciones que salieron mal. Yo era compositor de Gabinete y lo cierto es que algunas salieron mal, pero la mayoría salieron bastante bien. Dábamos mucha importancia a las letras. Me pasaba varias horas, incluso días, hasta lograr lo que buscaba.
Gabinete Caligari en sus años mozos
Yo siempre hago la música antes que la letra, la música te inspira un poco para decir algo. Entonces me pienso bien la letra, porque a mí no me gusta decir chorradas y a Gabinete Caligari no le gustaba decir chorradas. En el disco de Camino Soria, aparte de la canción que da nombre al título, que fue nuestro tema más conocido, creo que hay muy buenas letras.
—Uno de vuestros grandes éxitos fue El calor del amor en un bar. Gabinete Caligari era un grupo muy de bares. Hoy, en este Madrid gentrificado, ¿cree que hay demasiado locales healthy y pocos bares de toda la vida?
—Esta mañana, por casualidad, he estado por Vallecas, un barrio muy popular, muy de hace 20 años, y me he encontrado dos bares seguidos con Mahou por todos lados. Creo que tenemos que reivindicar eso en la modernidad del Madrid de ahora, porque el Madrid de ahora es asqueroso: te pides una cerveza y te dicen: «¿Cómo la quiere usted, señor?». Y te ponen una copa, un camarero con corbata… y piensas: «vete a la mierda, tío».
Tenemos que reivindicar el casticismo y la vida diaria que había en Madrid. Madrid en los 80 era más Vallecas, y no la chorrada que se está instalando en la Gran Vía y en los barrios del centro: todo lleno de hamburgueserías y de chorradas.
—En este mundo de lo políticamente correcto ¿cree que Gabinete Caligari habría sido cancelado?
—Sí. La famosa canción, la que se supone que fue la que nos separó, La culpa fue del cha-cha-chá, trata de un hombre que empieza a bailar con una mujer y empieza a tocarle la faja. Eso hoy no sería permitido. «Palpando tu faja con garbo y valor», decía.
No solo. Te digo también los toros. Hoy es una cosa que está súper mal vista, a pesar de que sigue existiendo. Yo no es que reivindicara los toros, es que eran mi vida. En San Isidro iba a los toros casi todos los días, y me movía por bares llenos de servilletas… Es que era lo que había. Era la vida que me tocó vivir y estoy contento.
—Tú te has reconocido taurino sin complejos en varias ocasiones…
—Sí, te cuento que llevaba cuatro años sin ir a los toros, fui abonado durante 35 años en Las Ventas. Pasé una época mala, de depresión, y de repente volví a los toros y me encantaron. Normalmente una corrida de toros es algo muy aburrido. Cuando se cortan orejas y se triunfa, es algo rarito, pero cuando volví a los toros, hace poco, en septiembre, hace nada, y me encantó lo que vi. No es que los reivindique, es que es mi vida.
—Justo te ha coincido ese regreso con la etapa final de Morante. Como aficionado, ¿qué opinas de Morante?
—Morante ha sido, o es, de los mejores toreros que he visto en mi vida. Ha habido otros que me han gustado más, como Rafael de Paula, que murió hace unos días, Curro Romero… Lo que pasa es que eran de los años 80. Morante recuperó eso, es un pedazo torero y esperemos que vuelva.
—¿Qué opinas de la campaña contra los toros promovida a nivel gubernamental?
—A la izquierda, al PSOE, nunca le han gustado los toros. En los 80 no tenían problema. Yo ni entro ni salgo, que yo no soy político. Voto cuando quiero y ya está. ¿Que qué opino? Pues que creo que de aquí a 50 años los toros no existirán. Cuando yo era pequeño, mi padre era crítico taurino, el foco estaba en el torero. Cuando había una buena faena, pues viva el torero. Hoy se habla de que se tortura a los toros. He mamado tanto la fiesta de los toros, que me gustan, coño, y el que no quiera que no vaya.
—Antes habló la separación de Gabinete Caligari. ¿Cuál fue el motivo?
—El grupo lo disolví yo. Había diferencias musicales, ellos querían hacer en los 90 un rollo más Nirvana, más roquero. Ellos no estaban a gusto y yo tampoco. Eso fue a partir de La culpa fue del cha-cha-chá, que decían que les parecía hortera.
Pero bueno. Los Beatles duraron ocho años, Gabinete duró 20. Yo me di cuenta de que quería hacer una carrera en solitario, hacer mis canciones y no tener que pedir la opinión de nadie.
En Gabinete éramos tres y las decisiones se tomaban de manera democrática. Se hacía lo que decía la mayoría. En definitiva, el cansancio, que fueron 20 años y, además, muy intensos. En la furgoneta todo el rato de aquí para allá y viendo cómo cambia el mundo, tío. Cuando nos separamos como Gabinete, Spotify no existía y nos comprábamos os discos en las tiendas. El mundo evoluciona y me parece muy bien. Hay que adaptarse.
—En la Movida, un programa infantil como fue La bola de cristal marcó culturalmente a una generación entera de españoles. Aquella Televisión Española era muy distinta a la de ahora… ¿Sería posible un producto así en la TVE de hoy?
—Es que La bola de cristal era un programa que salía los sábados por la mañana, y a mí lo que me pasaba es que los viernes siempre salía a ver un concierto, o lo que fuera, y al día siguiente estaba de resaca durmiendo.
En cualquier caso, el programa me parecía cojonudo. En Gabinete hicimos dos canciones en diferentes programas de La bola de cristal. Cuatro rosas, por ejemplo. O ¡Caray!
Era bonito que hicieran un programa para niños pero que, en el fondo, no era para niños. Realmente buscaba educar a los chavales. Me parecía de puta madre.
La gente de los 80 lo agradeció mucho. Aún lo veo, veo la canción de Olvido (Alaska) y me gusta tío. Me parece un gran programa. Estaba también Santiago Auserón… Gente que molaba, que sabían hacerlo.