'La escuela de Atenas', de Rafael
Cómo empezar a leer los clásicos griegos y latinos para no perderse entre dioses y héroes
La cultura greco-latina y los clásicos de la Antigüedad tal vez abrumen al lector no iniciado, pero con una guía adecuada se puede acceder a ella de forma satisfactoria
La sociedad de hoy, hiperdependiente de la tecnología, enganchada a la inmediatez y al entretenimiento fácil, donde la cultura pasa a ser un objeto más de consumo rápido y superficial, parece que ya no hay espacio para los clásicos.
La cultura clásica, la filosofía, el latín, están ya marginadas en el sistema educativo y solo aquellos que siente un interés casi innato por el mundo antiguo se acercan con pasión y se empapan de Homero, Virgilio o Platón.
El común de los mortales, el ciudadano medio, alfabetizado e, incluso, considerado cultivado, carece de toda formación en el mundo clásico, desconoce a los autores más elementales y su obra y se pierde entre mitos greco-latinos, dioses olimpíacos y héroes homéricos.
Sin embargo, el mundo clásico puede resultar apasionante e incluso adictivo. En contra de lo que se cree, no es un universo inaccesible, de difícil comprensión, opaco al entendimiento y ajeno al sentido común.
De hecho, nuestro mundo actual bebe, y mucho, de la cultura clásica, aunque la mayoría desconozca sus detalles, y descubrir esos nexos en común, además de resultar muy motivador, abre al ciudadano moderno un mundo de comprensión de su propia realidad.
Pero, para aquel que lo desconozca todo sobre el mundo clásico y quiera iniciares, pero se siente abrumado ante la cantidad de información y conocimientos a los que deberá acceder, ¿cómo debe empezar? Cumpla esta guía rápida la función que desempeñaba Virgilio en la Divina comedia al acompañar a Dante por los caminos sinuosos del Averno.
De Homero a Virgilio
Lo primero que se puede sugerir es una familiarización del tema por medio de dos grandes divulgadores de lo clásico: Indro Montanelli y Robert Graves.
El primero tiene dos obras esenciales para iniciarse en las civilizaciones griega y romana: sus clásicos Historia de los griegos e Historia de Roma.
El segundo tiene una obra considerada capital para el estudio, comprensión y divulgación del mundo clásico: Los mitos griegos.
Representación del mito de Teseo
Pero lo verdaderamente interesante es el acceso a las fuentes primarias, a las obras originales. Obviamente, como en todo, lo ideal es la lectura de los clásicos en la lengua de origen, al igual que lo ideal es leer a Shakespeare en inglés.
Pero como en la inmensa mayoría de los casos eso es imposible o, en el mejor de los casos, una tarea titánica, basta con hacerse con una buena traducción en una editorial especializada.
La mayoría de estas obras no son, en realidad, de lectura difícil, aunque tengan mayor o menor nivel de exigencia y requieran cierto esfuerzo de concentración al lector.
Se recomienda comenzar con Homero y con la obra fundacional de la literatura occidental: La Ilíada. El drama de Troya, la epopeya de Aquiles, Agamenón, Menelao, Helena y Néstor es un inmejorable punto de partida.
De hecho, este solo poema épico se basta para dotar al lector de una amplia base de cultura clásica. Con la Ilíada el lector descubrirá un panteón de dioses olimpíacos por donde pululan, con sus vicios y rencores, virtudes y sabiduría, Zeus, Atenea, Afrodita, Ares o Apolo.
Tras la Ilíada, lo lógico es continuar con la Odisea. La aventura de Ulises y su regreso a su tierra Ítaca, tras su heroico papel en la guerra de Troya pondrá al lector en contexto con el Mediterráneo de la Antigüedad clásica y con muchos de los mitos que, todavía hoy, siguen jugando un papel importante en el subconsciente cultural común a los europeos.
Aunque suponga un salto temporal geográfico y cultural importante, tras la Odisea convendría leer la Eneida, por ser este poema épico de Publio Virgilio Marón, considerado máximo exponente de la literatura latina, la conexión entre Troya y Roma, entre la cultura griega y la latina a través de la figura del héroe troyano Eneas.
La Eneida es, en realidad, una obra propagandística del emperador Octavio César Augusto, una obra para legitimar el naciente imperio y dar base histórica al nacimiento de Roma al vincularlo con el destino de Troya.
Tras el ciclo de Troya, se abre un abanico de posibilidades. Quizás lo lógico sea continuar con las tragedias de Esquilo (Los persas, Los siete contra Tebas, Prometeo encadenado), Sófocles (Antígona, Edipo rey) y Eurípides (Andrómaca, Medea, Las troyanas), máximos exponentes de la dramaturgia griega y donde nace el teatro cuya fórmula se ha mantenido casi inalterada hasta hoy.
Aunque no está relacionada con el ciclo de Troya, se puede completar la lectura de esos tres poemas épicos con la lectura de las Argonáuticas, del poeta griego Apolonio de Rodas, donde recoge la historia de Jasón y sus argonautas a la búsqueda del vellocino de oro.
A continuación, quizás convendría introducirse en el mundo de la filosofía: una antología seleccionada de los Diálogos de Platón o las Meditaciones de Marco Aurelio son dos obras accesibles perfectas para introducir en el mundo del pensamiento de la Antigüedad.
Y ya que se cita a Marco Aurelio, habría que citar a otro estoico latino de referencia: Séneca. Sus obras Sobre la brevedad de la vida y Sobre la felicidad, además de fáciles de leer, son de una actualidad que asusta.
También puede resultar interesante acceder a la obra de la crónica histórica, uno de los géneros predilectos de la Antigüedad. Vamos a recomendar dos obras. La primera, Historia, de Heródoto, considerado padre de la historiografía. Se trata de una obra extensa de nueve tomos, por lo que el lector neófito quizás deba realizar una labor de discriminación.
Representación de una batalla entre griegos y persas
En su Historia, Heródoto recoge los enfrentamientos entre griegos y persas, incluida la descripción de la famosa batalla de las Termópilas, donde el poderoso ejército del rey Jerjes, formado por unos 300.000 soldados persas, se enfrentó al rey de Esparta Leónidas y a sus 300 guerreros espartanos.
La segunda, la Historia de la Guerra del Peloponeso, del general ateniense Tucídides, donde recoge los hechos de la guerra del Peloponeso entre atenienses y espartanos.
De este mismo género resulta interesante leer la Geografía de Estrabón, un documento único que describe cómo eran los territorios del Imperio Romano en tiempos de Augusto. En el caso del tomo dedicado a Hispania, es un interesante documento sobre cómo era la península ibérica en tiempos de la conquista romana, mostrando una fotografía de los pueblos celtas e íberos que la poblaban.
De regreso a la literatura, las Bucólicas y Geórgicas, de Virgilio, son dos libros imprescindibles de la poesía latina que han influido toda la literatura occidental posterior.
Y para concluir esta introducción a los clásicos greco-latinos, la guinda sería Las metamorfosis, del escritor latino Ovidio Nasón.
La obra, escrita en verso, recorre los principales episodios de la mitología latina, donde se mezclan los mitos griegos romanizados con los etruscos, para, por medio de ellos, ofrecer una lección moralizante a la sociedad de su tiempo.
Las metamorfosis hace pareja de lectura inmejorable con la Biblioteca mitológica, del gramático griego Apolodoro de Atenas, principal fuente para acceder a los mitos de la Antigüedad más importantes.