Francis Bacon, David Azagra y Damien Hirst
'La danza de las chirimoyas' de David Azagra y otras desagradables «obras de arte» de la historia
El mundo sí volvió a ser el mismo desde que se conoció, muchos años después de su creación (como los grandes artistas olvidados), La danza de las chirimoyas, obra señera del director de orquesta David Azagra
El mundo sí volvió a ser el mismo (quizá solo un poco más ruidoso) desde que se conoció, muchos años después de su creación (como los grandes artistas olvidados), La danza de las chirimoyas, obra señera del director de orquesta David Azagra, nombre artístico de David Sánchez Pérez-Castejón, famosísimo hermano menor del presidente del Gobierno.
La altura de tan desabrida composición alcanza a la versión de Ramoncín de Come As You Are de Nirvana, obra maestra del directo. Pero hay otras obras de artistas de renombre por razones eminentemente artísticas, aunque también de otra índole, que se podrían incluir en tan especial grupo, para honor del propio Ramoncín, que solo pasaba por aquí, y sobre todo de David Azagra (David Sánchez Pérez-Castejón).
El pintor Francis Bacon fue uno de ellos. Sus figuras deformadas son de un particularidad genial. Su lenguaje visual y estético le ha convertido en uno de los artistas más cotizados de la historia del arte, lo cual no es óbice para que sus distorsiones violentas y excéntricas y valiosas (para muchos espantosas) en su «negocio» revelen una inquietante personalidad certificada por una existencia difícil.
Tres estudios para el retrato de Lucien Freud de Francis Bacon
Podría mencionarse también a otro artista, de una dimensión menor, pero aún más cotizado (y en vida) como Damien Hirst, el británico que se hizo famoso por presentar animales muertos en formol y otras muestras de «arte contemporáneo» que en su momento le valieron premios y millones. Con sus cadáveres y otras expresiones recaudó en en una subasta de sus trabajos, sin la mediación de ninguna galería, 200 millones de dólares (170 millones de euros) de una vez.
Tiburón muerto conservado en formol, obra de Damien Hirst
En la literatura y en la actualidad, el escritor Michel Houellebecq representa básicamente la incomodidad para muchos sectores de la sociedad. Céline o el marqués de Sade (otros que podrían figurar en esta selección) pululan en el estilo de sus frases.
Obras de Michel Houellebecq
Colecciona a partes iguales admiradores y detractores, incluso mezclados los unos y los otros en uno solo. Racista o misógino son calificativos habituales referidos a él. Se llamó a sí mismo «islamófobo» y ganó el Premio Goncourt, el más prestigioso de las letras francesas. De su segunda novela, Las partículas elementales, calificada como pornográfica, dijo en una entrevista que le destruiría o le haría famoso.
Cubierta de American Psycho de Bret Easton Ellis
Podrían citarse algunos más o muchos más, según la sensibilidad de cada uno, como los escritores William S. Burroughs, Bret Easton Ellis o los cineastas John Waters o Lars von Trier, en muchos casos casi se diría que nacidos e impulsados para crear asco. No exactamente lo que provoca la reveladora La danza de las chirimoyas de quien próximamente será juzgado por malversación o tráfico de influencias, David Azagra, hermano del presidente del Gobierno español.