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27 de abril de 2024

El «ecoactivismo» en el arte o la penúltima ideologíaen la Tate Modern de Londres

Exposición de Cecilia Vicuña en la Tate Modern de LondresEFE

El «ecoactivismo» en el arte o la penúltima ideología que conquista el mundo en la Tate Modern de Londres

La artista «multidisciplinar» chilena Cecilia Vicuña celebra el «despertar de la comunidad artística» con su exposición en uno de los más importantes museos del mundo

Hasta hace unos meses la artista chilena Cecilia Vicuña, de 74 años, no había expuesto en solitario en ningún museo del mundo. Su estreno como única protagonista se produjo nada menos que en el Guggenheim de Nueva York, un éxito tardío y repentino que ahora se reproduce en la Tate Modern de Londres.
Bajo el título Brain Forest Quipu, Vicuña expone hasta el 16 de abril dos de sus célebres «quipus», unas estructuras de casi treinta metros de alto, hechas de fibras de cáñamo, yute, cartón, yeso y otros materiales unidos en hebras que penden de anillos metálicos sujetos al techo.

La tradición milenaria del «quipu»

El «quipu» proviene, al parecer, de una tradición milenaria que las mujeres indígenas utilizaban para codificar mensajes. «Poemas en el espacio», llama Vicuña a la suerte de monstruos gigantescos con reminiscencias a la bestia de las nieves que rapta a Luke Skywalker en El Imperio Contraataca, o incluso a la colada de los andrajos de dicho monstruo.
La música de Ricardo Gallo ameniza el oscilar de las «figuras» colgantes que no son personajes de La Guerra de las Galaxias sino referencias de la selva junto a los «sonidos orgánicos» del colombiano. Esto es el «ecoactivismo», el penúltimo «ismo» que va más allá del arte, casi podría decirse que lo aparta, del mismo modo que la historia pos-indígena, la conquista, de los pueblos andinos.
La muerte de las selvas que «piensa más positivamente en cómo nos entrelazamos como un tejido social de seres humanos», explica la comisaria, Catherine Wood, de una muestra a la que se suman «encuentros sociales que permitirán a personas de diferentes orígenes y edades debatir el modo de frenar la destrucción de los ecosistemas».
Frances Morris, directora de la Tate Modern, considera que Vicuña «es inspiración para muchos artistas, como infatigable campeona de la conciencia ecológica y la justicia social», el nuevo «talento» con el que se mide el arte. Afirma Wood que «las mujeres artistas de su generación y su perspectiva feminista están siendo comprendidas ahora como pioneras por una generación más joven».
No solo comprendidas sino encumbradas, en el caso de Vicuña, por la representación, una suerte de imaginería ideológica que ha trascendido los «ismos», incluso el arte moderno, que desaparece: no solo es el «ecoactivismo», sino también el indigenismo y el feminismo (¿abstractos?) que no podía faltar y más allá, concretamente el «ecofeminismo»: del Guggenheim a la Tate, pasando por su retrospectiva en España y hasta por el León de Oro en la Bienal de Venecia.
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