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26 de abril de 2024

Cuadros torcidos en el Museo Leopold de Viena

Cuadros torcidos en el Museo Leopold de VienaEFE

Cuadros torcidos como metáfora de los efectos del calentamiento y contra los vándalos del arte

El Museo Leopold de Viena ha colgado inclinados algunos de sus cuadros en A few degrees more (Unos cuantos grados más) para llamar la atención sobre el clima

Seguramente Klimt o Schiele nunca hubieran podido imaginar que sus cuadros colgarían torcidos en un museo. Con el nombre A few degrees more (unos cuantos grados más), el Museo Leopold de Viena ha variado la posición en la pared de algunas obras maestras para llamar la atención sobre el calentamiento del planeta, y también como una alternativa crítica a los ataques de los activistas vándalos.
«Nos gustaría hacer nuestra contribución para sensibilizar a nuestros visitantes sobre el urgente problema de la crisis del clima», ha señalado el director, Hans-Peter Wipplinger. Hace cuatro meses dos activistas arrojaron un líquido negro contra Muerte y vida de Klimt, expuesto en la capital austríaca, aunque la obra no resultó dañada.
«Estamos completamente en desacuerdo con esas agresiones a las obras de arte. Somos solidarios con quienes protegen el clima, con los investigadores. Pero queríamos hacer una acción más inteligente, más constructiva y educativa y que no cause daños. Y esta es nuestra respuesta», ha afirmado Wipplinger.
En el proyecto colabora el Climate Change Centre Austria, una plataforma de científicos e investigadores que explican los efectos en el medioambiente del aumento de los grados de temperatura, de lo que esta acción pretende ser una metáfora.
Los cuadros cuelgan entre 1,5 y 7 grados de inclinación. De este modo, Una vista del monte Rax, pintada por Koloman Moser en 1907, que cuelga en un ángulo de 1,5, indica el aumento en centígrados de las temperaturas a partir del cual se considera que los efectos serían irreversibles. Una subida como esta tendría graves consecuencias en los Alpes, dicen los científicos, y pondría en peligro la diversidad vegetal, derretiría la mitad de los glaciares y amenazaría el suministro de agua potable en Austria.
Otros cuadros alertan del riesgo de colapso de lagos como el Attersee, que Klimt pintó en numerosas ocasiones, si la temperatura sube dos grados, o de cómo un aumento de 3 afectaría a la producción agrícola en Europa Central.
El Museo Leopold recurre a Puesta de Sol de Egon Schiele, para advertir de que un incremento de la temperatura de 4 grados hasta el año 2100 reduciría o eliminaría hábitats como los que muestra el cuadro, y causaría una subida del nivel del mar que obligaría a desplazarse a millones de personas.
«Al colgarlos torcidos queremos mostrar que incluso cambios marginales, de dos o tres grados, tienen efectos increíbles. Que las cifras abstractas sean llamativas visualmente y llamen la atención», explica Wipplinger.
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