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Roma expone cuadros de Caravaggio procedentes de todo el mundo en una exposición histórica

Roma expone cuadros de Caravaggio procedentes de todo el mundo en una exposición históricaEFE

El claroscuro de Caravaggio brilla como nunca en Roma en una exposición histórica

El Palazzo Barberini de la capital italiana ha logrado reunir la mayor muestra de cuadros de Caravaggio con obra llegada de Madrid, Detroit o Nueva York

El Palazzo Barberini de Roma ha querido hacer justicia al considerado más grande pintor de Italia de todos los tiempos –con permiso de Leonardo, Rafael o Miguel Ángel– con una exposición histórica de Caravaggio.

La exposición, titulada Caravaggio 2025, centrada en cómo el maestro revolucionó el claroscuro desde una Roma en la que alcanzó su gloria y llevó a la pintura barroca a su máxima expresión, se anuncia como la más importante de la historia con cuadros procedentes desde Madrid a Estados Unidos, para ahondar en su vida y en su estilo, «manchado» de realidad.

Hasta el 7 de julio, el museo romano reunirá un total de 24 pinturas del genio barroco, incluyendo algunas piezas descubiertas recientemente. Entre ellas destaca el Ecce Homo de Madrid, que por primera vez forma parte de una exhibición internacional de esta envergadura.

Michelangelo Merisi, más conocido como Caravaggio, nació en Milán en 1571 y alcanzó la fama en la Roma de los papas, respaldado por mecenas influyentes como el cardenal Francesco Maria Del Monte o el banquero Ottavio Costa.

Su dominio del claroscuro y su particular aproximación a la luz revolucionaron la pintura de su tiempo, anticipando la teatralidad que definiría el Barroco.

El historiador Giovanni Pietro Bellori, contemporáneo del artista, dejó constancia de su impacto en la escena pictórica: «Caravaggio se hacía cada día más célebre por el colorido que introdujo, no dulce como antes, sino cargado de oscuros vibrantes, usando el negro para dar relieve a los cuerpos».

Sin embargo, su vida errante y tumultuosa sufrió un giro dramático en 1606. En el apogeo de su carrera, mató a Ranuccio Tomasso durante una disputa y fue condenado a muerte por el Papa Pablo V.

Obligado a huir, encontró refugio en los dominios de la familia Colonna y más tarde en Nápoles, donde dejó obras maestras como La flagelación (1607). Posteriormente, recaló en Malta con la esperanza de obtener el perdón pontificio al ingresar en la Orden de San Juan de Jerusalén.

Tras un periplo por el Mediterráneo, Caravaggio falleció en 1610, con apenas 38 años, en Porto Ercole, cuando intentaba regresar a Roma, la ciudad que consideraba su verdadero hogar. «Podemos considerarlo un personaje sumamente singular, pero a lo largo de su vida hizo todo lo posible por volver a Roma», afirma la comisaria Terzaghi.

La muestra Caravaggio 2025 arranca con los inicios del pintor, presentando El Narciso, una obra cuya autoría sigue en debate y que representa a un joven contemplando su reflejo en el agua.

Junto a ella, se expone una de las piezas más inaccesibles de su catálogo, la Conversión de Saulo (1600-1601), perteneciente a la Colección Odescalchi, una de sus pocas creaciones en tabla concebida para una capilla de Santa María del Popolo.

Otro hallazgo reciente es el Retrato de Maffeo Barberini (1595-1596), oculto al público desde 1963. «Sin duda, estas tres son obras imprescindibles para esta exposición», subraya Terzaghi.

Uno de los aspectos más llamativos de la muestra, inaugurada en el contexto del Jubileo, es la reunión de cuadros que rara vez se exhiben juntos y en los que Caravaggio utilizó los mismos modelos para distintas composiciones.

Sus personajes procedían de su entorno inmediato: hombres y mujeres de la vida cotidiana que le sirvieron de inspiración.

Es el caso de la cortesana Fillide Melandroni, identificada como la mujer que, con la mirada ladeada, encarna a Santa Catalina en la pintura cedida por el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

También se cree que posó para Judit y Holofernes (1599), donde aparece como la heroína bíblica que decapita al general asirio, y para Marta y María Magdalena (1598), procedente del Institute of Arts de Detroit.

Como epílogo inédito, la exposición ofrece la oportunidad de visitar la Villa de la Aurora, antiguo palacio de una de las familias más influyentes de Roma, donde se conserva la única pintura mural atribuida a Caravaggio: Júpiter, Neptuno y Plutón.

En conjunto, la exhibición busca sumergir al espectador en el universo de luces y sombras de un artista que transformó la historia del arte con su inigualable «búsqueda de la realidad», en palabras de la comisaria. En sus lienzos, Caravaggio supo capturar, como pocos, la dimensión sagrada de la vida cotidiana.

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