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15 de mayo de 2024

Mejor no contarlo de María Luisa García-Franco

Portada de «Mejor no contarlo» de María Luisa García-FrancoLarrad Ediciones

Cuando trabajar por España podía costarte la vida

«Mejor no contarlo» de María Luisa García-Franco, una novela a medio camino entre el thriller y el periodismo que nos acerca de manera tremendamente realista, a esas personas que aceptaron asumir riesgos y jugarse la vida por la democracia frente el terrorismo de ETA

El próximo 16 de marzo se cumplen doce años desde que ETA cometió su último atentado mortal. Se trataba del gendarme Jean-Serge Nèrin, que vio cómo tres terroristas etarras intentaban robar varios coches de un concesionario situado en la localidad francesa de Dammarie-lès-Lys. La patrulla de la policía gala presente les dio el alto, se produjo un tiroteo y los etarras dispararon contra ellos, asesinando de un balazo al gendarme Nèrin, de 53 años de edad.
Afortunadamente, la banda terrorista ETA ya no mata y este último asesinato nos resulta lejano y hasta de otro tiempo distinto al actual, pero podemos afirmar que su proyecto político independentista sigue vivo entre nosotros, tras más de 50 años de permanente presencia de un fanatismo totalitario que llenó de miedo y odio al conjunto de la sociedad vasca. Por eso es tan importante que sigan publicándose obras como la archiconocida Patria de Fernando Aramburu, Historia de un vasco del cineasta Iñaki Arteta o la última novela de la periodista María Luisa García-Franco, Mejor no contarlo, que fue corresponsal de ABC durante veinte años en el País Vasco. Representantes políticos no nacionalistas, militares, empresarios, jueces, fiscales, policías, guardias civiles, periodistas… Cualquiera podía ser objetivo de ETA por un doble motivo: defender España y la libertad.
Mejor no contarlo de María Luisa García-Franco

larrad ediciones / 288 págs.

Mejor no contarlo

María Luisa García-Franco

La novela de García-Franco, a medio camino entre el thriller literario y el periodismo, trata de acercarnos, de manera tremendamente realista, a esas personas que aceptaron asumir riesgos y jugarse la vida por la democracia, donde el temor a ser señalado hizo que se impusiera automáticamente un clima de silencio social generalizado, a pesar de que la mayoría se oponían a vivir bajo la violencia, las amenazas y la extorsión.

Cualquiera podía ser objetivo de ETA por un doble motivo: defender España y la libertad

Inspirada en hechos reales, la acción gira en torno a tres personajes principales: Isabel Robledo, la jueza objetivo de ETA; Mikel, el terrorista que la señala como enemiga del pueblo vasco; y el infiltrado que pasa información de primera mano a la policía sobre los propósitos de los terroristas e intenta evitar el atentado contra la juez. Mediante un estilo sencillo, conciso y a la vez periodístico, la autora imprime una intensidad cada vez más emocionante que atrapa al lector desde el comienzo, donde las situaciones más ficticias parecen creíbles y las más fieles a lo que fueron esos años de barbarie resultan ahora increíbles.
Mejor no contarlo, finalista del XVII premio Fernando Lara, refleja en el mismo título una actitud que muchos objetivos de ETA tomaron cuando supieron que podían ser asesinados: no contar a sus más allegados que estaban siendo señalados por la banda terrorista ETA. Para la juez Robledo, este hecho supone un dilema vital entre llevar valiente y personalmente su constante peligro de muerte y trastocar la normalidad de la vida de los seres más queridos con una amenaza que nunca sabes con certeza si llegará a materializarse.

Aunque ETA ya no mate, sigamos contando qué es lo que realmente sucedió durante tantos años en nuestro país

El entorno social de miedo, condescendencia y fanatismo nacionalista no ayudaba nada a sobrellevar este tipo de situaciones tan delicadas. Tanto el personaje de Pablo, marido de la juez protagonista -«No puede ser que ETA os señale y nadie haga nada»-, como la propia magistrada Robledo -«No entiendo por qué se da por supuesto que tenemos que aguantarnos con lo que nos toque, como si no pudiera evitarse. Doscientos jueces miran cada día los bajos de los coches y no hay reacción»-, reflejan el síndrome de exposición que la judicatura en el País Vasco vivía por el año 2001.
La novela tiene, además, una edición muy cuidada de Larrad, un prólogo muy acertado del afamado escritor Lorenzo Silva y un epílogo ciertamente ilustrativo del que fuera presidente del Tribunal Superior del País Vasco, Juan Luis Ibarra.
Como dicen las víctimas del terrorismo, «no olvidemos lo inolvidable». Aunque ETA ya no mate, sigamos contando qué es lo que realmente sucedió durante tantos años en nuestro país, que hubo unos que asesinaron, hirieron y amenazaron a otros por tratar de imponer un proyecto político contrario a España y a la libertad. Si no perseguimos la Verdad, será muy fácil que la mentira, a través del fanatismo nacionalista y el falseamiento de la historia, pueda volver por sus fueros a romper la paz y la convivencia.
Fernando Nistal González
Secretario académico de CEU-CEFAS
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