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27 de abril de 2024

Portada de «Todo Bansky» de Carol Diehl

Portada de «Todo Bansky» de Carol DiehlCátedra

Un fenómeno de arte callejero escondido tras una enigmática identidad

'Todo Banksy': la provocación de un artista misterioso

Las obras de Bansky despiertan la admiración del gran público y, no pocas veces, el recelo de los críticos. ¿Pueden sus creaciones valorarse al mismo nivel que las de otros artistas de la tradición?

Seguro que todos escuchamos o leímos en prensa la noticia que saltó en la sala de subastas Sotheby’s el 5 de octubre de 2018, cuando se presentaba la obra Girl with ballon (2006), o, más concretamente, cuando un golpe de maza adjudicó la pieza por un valor de más de 1.400.000 libras. Lo más sorprendente no fue su desorbitado precio, sino que el propio marco engulló la pintura ante la mirada atónita de los asistentes al acto. Así la destrucción se convertía en protagonista y renacía ante el mundo un fenómeno de incierta identidad, Banksy.
Carol Diehl, movida por la admiración de su hijo Matt ante esta anónima manifestación del arte actual, inició este compendio de la figura de Banksy y de su obra, desde su óptica de pintora y crítica de arte, gran conocedora de los muchos prismas que conforman el panorama creativo actual.
Portada de «Todo Bansky» de Carol Diehl

cátedra / 225 págs.

Todo Bansky

Carol Diehl

El primer interrogante que nos plantea pone sobre la mesa su anonimato: ¿Quién es Banksy?, ¿Quién se esconde tras este pseudónimo? Lo incierto de la respuesta lleva a Diehl a concluir que las especulaciones respecto a la identidad son más interesantes que la propia realidad. Y es que poco, o nada, sabemos con certeza de Banksy, a pesar de tratarse de uno de los artistas más cotizados en la actualidad, incluso nominado a un Oscar en 2011 por su película Exit Through the Gift Shop. Esta es la primera de las muchas paradojas que se exponen en este libro, de gran interés por tratarse de la investigación más completa sobre Banksy.
Otra cuestión, derivada de la anterior, ahonda sobre si su arte debe valorarse al nivel que otros grafitis propios del arte callejero o si, por el contrario, sus creaciones esconden un compromiso social y político a partir de sus inscripciones y repertorios iconográficos, reivindicativos frente al capitalismo, el imperialismo, la pobreza global o la guerra. Desde este interrogante la autora nos introduce en la presentación de las obras más significativas de Banksy, siempre en paralelo a las reacciones suscitadas entre el público y a las opiniones vertidas por lo críticos de arte desde la aparición del artista en Bristol, en el marco de los años noventa.
Este fue solo el comienzo de una carrera imparable, pero ¿valen más sus obras o los espectáculos que se generan en torno a ellas? Esto podría responderse desde la experiencia del festival artístico Folkestone Triennial, donde acudieron veinticuatro artistas internacionales; Banksy no estaba invitado. Sin embargo, tal como relata Carol Diehl, se convirtió en el gran protagonista con la realización de Art Buff, una pintura trabajada con estarcido y aerosol en la colina situada frente a la sede del encuentro. La polémica que rodeó a esta obra y su posterior desaparición centraron toda la atención del evento y las redes sociales se convierten en su mejor altavoz, con un crecimiento imparable de seguidores, tal como se revela también en su proyecto más ambicioso The Walled Off Hotel, a menos de cuatro menos de la frontera que separa Israel de Palestina.
Carol Diehl introduce otro tema candente, hasta qué punto el mercado del arte determina la creatividad de Banksy, un aspecto unido al de la percepción del público, con opiniones a menudo opuestas a las reticencias de los críticos de arte que jalonan la exposición de Carol Diehl. Son precisamente estas controversias las que llevan a la autora hasta una de las cuestiones más debatidas hoy en día, «el arte de verdad», cuestión que lleva implícita el discernimiento del público. A este respecto destaca la opinión de Jerry Saltz en un artículo de New York: «A la gente le gusta Banksy porque a otros les gusta Banksy, y que les guste Banksy les hace sentirse parte de algo importante, de una especie de comunidad intelectual». Con mayor radicalidad se pronuncia el crítico Jonathan Jones, en The Guardian, al apuntar que «la obra de arte favorita de Gran Bretaña es un Banksy, lo que demuestra nuestra estupidez».
Ante todas las opiniones que la autora va desgranando, merece la pena su reflexión final, recordándonos la necesidad de acercarnos a las imágenes, también a las de Banksy, desde el marco espacio-temporal para el que fueron creadas. «El contexto lo es todo», asevera Diehl. Y por ello, invita a quienes juzgan las obras de Banksy a que realicen un acercamiento a este fenómeno artístico, pues advierte que la mayor parte de los críticos de arte, al tratarse de un artista fuera del sistema, «no se molestan en hacer lo que en cualquier otra circunstancia se consideraría una reflexión básica». Esto es lo que sí ha hecho Carol Diehl en un libro lleno de preguntas y provocaciones, que la autora no cierra totalmente para dejar espacio a la reflexión del lector.
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