Cubierta de 'Los pájaros'
‘Los pájaros’: La consagración de Tarjei Vesaas como clásico del siglo XX
Una fábula existencial sobre la fragilidad, la alteridad y la fuerza poética de la naturaleza
La literatura de Tarjei Vesaas (1897-1970), considerado uno de los escritores noruegos más importantes del siglo XX y, posiblemente, el más destacado desde la Segunda Guerra Mundial, se caracteriza por una aparente sencillez que encubre una gran densidad simbólica y poética. Su obra entrelaza el paisaje noruego con la hondura psicológica de los personajes, explorando con intensidad cuestiones existenciales como la culpa, el mal, la muerte, la angustia o el absurdo. Dentro de esta trayectoria, Los pájaros (1957) se alza como una de sus novelas más representativas, breve en extensión y en número de personajes, pero de notable profundidad y riqueza interpretativa. La reciente publicación en español de este texto constituye un acontecimiento cultural, al ofrecer al lector hispanohablante acceso a una obra que ilumina interrogantes esenciales de la condición humana.

Traducido por Juan Gutiérrez-Maupomé, Bente Teigen Gundersen y Mónica Sáinz.
Nórdica Libros (2025). 310 páginas
Los pájaros
La vida y la trayectoria de Vesaas estuvieron estrechamente ligadas a su Noruega natal, en la región de Telemark, junto al lago Vinjevatn. Ese entorno dejó una impronta indeleble en toda su escritura: los bosques, las aguas, las estaciones extremas y la soledad del paisaje aparecen no como decorados, sino como interlocutores vivos de los personajes. A ello se añaden experiencias vitales que marcaron su sensibilidad: la destrucción vivida durante la Primera Guerra Mundial o la persistente culpa por haber renunciado a la gestión de la granja familiar, una decisión que lo acompañó siempre y tiñó gran parte de su obra. Tras inicios difíciles –llegó a quemar un manuscrito ante el rechazo editorial–, publicó Hijos de humanos en 1923, iniciando una carrera prolífica en novela, poesía y teatro. Reconocido en vida con premios como el de Literatura del Consejo Nórdico por El palacio de hielo (1963), y tres veces candidato al Nobel, consolidó un lugar propio en la literatura europea del siglo XX. El hecho de haber escrito en nynorsk, la variante minoritaria del noruego, refuerza además el carácter cultural periférico y, al mismo tiempo, universal de su obra.
En Los pájaros se condensa su capacidad para explorar la fragilidad humana a través de una mirada singular. La novela sitúa a dos hermanos en un entorno aislado, pero el interés de Vesaas trasciende el argumento concreto para indagar en la diferencia, la exclusión social y la dependencia afectiva. El personaje de Mattis, marcado por una discapacidad intelectual, encarna esa percepción alternativa del mundo que, aunque incomprendida por quienes lo rodean, revela una sensibilidad visionaria. Frente a la mirada pragmática de su hermana Hege, que asume las responsabilidades de la supervivencia, Mattis ofrece una forma distinta de experimentar lo real: en la naturaleza percibe mensajes, presagios y símbolos que lo conectan con un orden secreto de la existencia.
El simbolismo constituye uno de los pilares de la novela. Elementos como los árboles gemelos o el vuelo de la becada funcionan como condensaciones poéticas de la fragilidad de los vínculos, del deseo de plenitud y de la imposibilidad de escapar a la soledad. En este sentido, la obra de Vesaas puede leerse como una meditación sobre la alteridad: cómo la sociedad margina lo que no comprende, y cómo esa diferencia, al mismo tiempo, revela dimensiones profundas de lo humano.
El estilo de Vesaas potencia esta experiencia. Su prosa, contenida y aparentemente simple, evita el exceso retórico para dejar espacio a las resonancias simbólicas. El narrador se adhiere con frecuencia a la percepción de Mattis, obligando al lector a mirar el mundo desde su diferencia radical, lo que confiere al texto una fuerza poética y existencial única. Esa tensión entre inocencia visionaria y crudeza pragmática otorga a la novela un carácter universal, que dialoga tanto con la tradición del existencialismo europeo como con la literatura rural nórdica.
Los pájaros, así, no se limita a un drama psicológico particular, sino que abre un espacio de reflexión sobre el ser humano y su relación con la naturaleza. El mundo natural en la novela –los árboles, el agua, las tormentas, las aves– aparece como una presencia viva, inseparable de la condición humana. Esa integración de lo natural y lo existencial recuerda a autores como Hamsun, mientras que la exploración de la alteridad lo emparenta con Faulkner o Steinbeck. La obra, sin embargo, mantiene una impronta inconfundiblemente propia: un lirismo sobrio, una densidad simbólica y un enraizamiento profundo en el paisaje noruego.
La traducción al español realizada por Juan Gutiérrez-Maupomé, Bente Teigen Gundersen y Mónica Sáinz merece destacarse. Traducir desde un espacio lingüístico periférico supone el reto de trasladar tanto la musicalidad del original como su carga simbólica, y la edición consigue mantener esa atmósfera particular, sin perder fluidez en castellano.
En suma, Los pájaros es una de las obras mayores de la literatura nórdica contemporánea y un ejemplo de cómo la aparente sencillez narrativa puede albergar una hondura simbólica y existencial extraordinaria. Con una prosa transparente y poética, Vesaas articula una reflexión universal sobre la diferencia, la exclusión y la fragilidad de los vínculos humanos. Su lectura ofrece una experiencia conmovedora que amplía la capacidad de empatía y confirma a Tarjei Vesaas como una de las voces imprescindibles de la literatura europea del siglo XX.