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Cubierta de 'El peso exacto de los días'

Cubierta de 'El peso exacto de los días'De la Luna

'El peso exacto de los días': píldoras narrativas antes de regresar al fragor de la batalla

Colección de microrrelatos que descubren la lucha de la autora por defenderse de esos enemigos que se emboscan tras las cortinas de la cotidianidad

En El peso exacto de los días confluyen dos grandes catalizadores del relato corto extremeño. Por un lado, la editorial emeritense De la Luna Libros, que lleva más de treinta años batallando en el pedregoso mercado de las letras y, por otro, Pilar Galán, que ha dedicado gran parte de su carrera literaria al cuento, género en el que ha cosechado numerosos galardones.

Cubierta de 'El peso exacto de los días'

De la Luna Libros (2025). 148 páginas

El peso exacto de los días

Pilar Galán

Ambos, editorial y escritora, llevan una larga andadura en común, revitalizando sin prisa pero sin pausa un sector infravalorado como es el de la narrativa breve, que siempre ha caminado en segundo plano respecto a su hermana mayor, la novela.

¿Por qué ha escrito Pilar este libro? Básicamente, porque tras un «Preferiría no hacerlo» acabó capitulando. Así lo leemos en la propia contraportada:

«Creí que después de haber escrito sobre mí ya no tendría nada que contar, que los días de hilar historias se habían acabado. Y me dispuse a vivir al margen, a contemplar cómo otros se lanzaban a ese río en cuyas aguas no puedes bañarte dos veces, a permanecer y no fluir, tan ignorante. Como si pudiera existir sin contarme el mundo para poder habitarlo. Como si el paso de los días no fuera un puro delirio. Por eso surgió un cuento, luego otro, y otro más».

Esto no es, desde luego, una exageración. Al contrario, resulta fácil de comprender. Al fin y al cabo, ¿qué escritor afectado por ese puro delirio del que nos habla la autora no siente la irrefrenable necesidad de contar (contarse) para luchar, con el arma de su pluma, contra el asfixiante paso/peso de los días?

Y eso es lo que percibimos en este centenar largo de microrrelatos: la lucha creativa de una escritora, una mujer, una madre, una esposa, una profesora, por defenderse de esos enemigos de apariencia sutil –y precisamente por ello tan peligrosos– que se emboscan tras las cortinas de la cotidianidad. Hablamos de días que pesan, de innumerables tareas por hacer, de mochilas cada vez más cargadas y que, sin llamar demasiado la atención, acaban por convertirse en una losa sobre nuestras espaldas. «Y contar –como ella misma ha explicado en una entrevista en Canal Extremadura– es una forma de que las cosas se vuelvan ligeras».

En El peso exacto de los días, Pilar Galán retoma los elementos más identitarios de su narrativa: los juegos morfológicos («Fábula morfológica», «Tiempos verbales», ), la familia («Días de Reyes» 1, 2, 3 y 4), las aulas escolares («Variaciones de ene elementos», «Polvo enamorado»), las grandes ausencias («El orden natural de todas las cosas», «Deseos»), el arte («Las Meninas»), la mitología («Las mujeres no miran atrás», «Cíclope»), etc.

Unos microrrelatos son más realistas, otros más fantasiosos, y también, muy en su estilo, los hay más sobrios y más risueños, por no hablar de los que tienen un matiz macabro («Siete vidas», «Espantapájaros», «Pinito del Oro»).

Hay al menos dos microrrelatos que abordan de manera indisimulada la ya citada cotidianidad, bien desde su defensa («Paraíso»), bien como agente desestabilizador, como ocurre en «Nuestra canción», una de mis ficciones preferidas, donde se describe ese actuar «de memoria» que, paradójicamente, solo encuentra una salida airosa tras un giro de guion dramático.

Aunque el lenguaje es llano y los hechos aquí narrados nos resultan cercanos, como lectores debemos poner mucho de nuestra parte para sortear las dificultades que presenta la elipsis asociada por defecto al género del microrrelato. No es este, por tanto, un libro que nos ofrezca las historias ya masticadas. Al revés, debemos entregarnos a El peso exacto de los días no tanto para leer literatura, sino para cocrearla (con la ayuda de su autora).

El peso exacto de los días es, en fin, vida real pasada por el tamiz de la ficción, con todos los elementos disruptivos que ello conlleva. Una vida real, cargante y sufrida, pesada a la larga, que, por motivos difíciles de explicar, se vuelve más liviana cuando la contrarrestamos con el bálsamo de la buena literatura.

Todos, en mayor o menor medida, sabemos en qué consiste el peso exacto de los días, pues todos sentimos, padecemos, anhelamos, amamos. Todos, por tanto, quedamos concernidos por este libro que, de modo analítico, presenta el problema (la sobrecarga emocional y física), pero también una posible solución (la descarga parcial de la mochila con la ayuda de estas píldoras literarias).

No sería descabellado pensar que El peso exacto de los días es ese salvífico avituallamiento que nos permita retomar energías antes de adentrarnos de nuevo en el fragor de la batalla.

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