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25 de abril de 2024

Ava Gardner

La actriz norteamericana Ava Gardner vivió algunos años en nuestro país

Ava Gardner vuelve a bailar flamenco en el tablao Villa Rosa

El tablao, que vuelve a abrir sus puertas, llegó a ser conocido como «la catedral del flamenco» donde rezaban por bulerías los reyes, los actores y los clientes más flamencos de la capital

La pandemia arrasó con ilusiones y negocios sin mirar el rancio abolengo o la renta antigua. Restaurantes, ultramarinos, bares de toda la vida y, cómo no, también algunos templos del flamenco del foro, que es la Villa y Corte de esta España.
Las noticias de cierre de Casa Patas, Café Chinitas o Villa Rosa llegaban como funestos paradigmas de una hecatombe económica para la hostelería y los noctámbulos madrileños que se hacen pasar por turistas en plena capital. Sin embargo, poco a poco, van llegando buenas noticias de gente valiente que se está arriesgando de nuevo con el ocio y nuestra vida nocturna.

111 años de historia

Una de esas buenas noticias es la reapertura de Villa Rosa, mítica sala en la esquina que forma el callejón de Álvarez Gato con la calle Núñez de Arce, y que es bien llamada catedral de la cristiandad flamenca desde que tres toreros de brega abrieran su colmao, allá por 1911. Tras cambiar de manos ocho años después, se acometió la reforma que le convirtió en esa preciosa estancia con pavimentos de ensoñación y misticismo andaluz, de azulejería colorista realizada por Alfonso Romero Mesa. Y en 1921, de la mano de Tomás Pajares comenzó la fiesta del cante y el baile en todos sus cuartos. Hasta allí fue el jerezano D. Antonio Chacón, el rey del cante flamenco y el faraón de los sonidos negros Manuel Torre, atrayendo a los aficionados y mejores artistas al calor del vino y el parné.
Mural del tablao Villa Rosa.

Mural del tablao Villa Rosa.Web de Villa Rosa

Mural de Villa Rosa

Mural de Villa Rosa

Mural del Colmado Villa Rosa

Mural del Colmado Villa Rosa

Mural de Villa Rosa

Mural de Villa Rosa

El arte que allí fluía arrastró a aristócratas, señoritos y buscavidas que, de boca en boca, recomendaban unas horas de asueto en el lugar. Incluso se dice que, de entre todo el laberíntico subsuelo de los Austrias enfilaba un túnel, ya cegado, que atravesaba el Palacio de Oriente, la calle Mayor hasta la Plaza santa Ana para esconder de la vista de todos esas juergas que Alfonso XIII disfrutaba apasionadamente.

Ava Gardner

En 111 años de historia, por el escenario de Villa Rosa han pasado las más grandes figuras del cante, el toque y el baile; y ha acogido algunas de las mejores fiestas y a las más famosas personalidades internacionales, relevantes por su arte, por su cultura, por su trabajo, o por su todo. Como la actriz norteamericana Ava Gardner.
Tras llegar a España en 1953 para rodar Pandora y el holandés errante, el llamado «animal más bello del mundo» supo que nuestro país era su casa, a pesar de todas las leyendas que hablaban de represión rancia y costumbres decimonónicas, como si los españoles no supieran lo que era divertirse hasta que llegó el destape.
Las imágenes de entrega del ramo de flores al bajar del avión, ya eran una declaración de entrega e intenciones de todo un país puesto a sus pies. Toros, toreadores, cocteleros, taxistas y habitantes varios de la noche madrileña dicen «que la vieron», «que acababa de marcharse», «que estaba a punto de llegar» con cuatro o cinco palmeros y alguna copa de más.
El centro de la capital se convirtió en su coto privado de farra y de disfrute junto a Sinatra, Orson Welles e, incluso El fary: epítome y paradigma del hombre no «blandengue», haciendo carreras con su taxi desde la plaza santa Ana, al Oliver y Los Gabrieles, o a la terraza de Riscal; y cómo no, por todos los tablaos de la noche, incluido el Villa Rosa, y también su casa en la Calle Arce, número 11, donde el compás vertiginoso de tacones, palmas y guitarras, amenazaba con tirar abajo el edificio y la moralidad. Después de trece años en España, Ava Gardner se fue a Londres, y ya no volvió. Y la noche de Madrid siguió bailando. Porque Madrid, a pesar de todo y nada, con Ava o sin Ava, nunca duerme.
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