
Vitali y Wladimir Klitschko en el ring
Los Klitschko saltan del cuadrilátero para pelear en las calles de Kiev
Vitali, que hoy es el alcalde de la asediada capital ucraniana, y Wladimir son hermanos y ambos fueron legendarios campeones mundiales de boxeo de los pesos pesados
Vitali Klitschko fue campeón del mundo de los pesos pesados. Uno de sus combates más famosos fue aquel que perdió por nocaut técnico debido a un corte en el ojo frente a Lennox Lewis, al que iba ganando a los puntos. Nunca se retiró oficialmente y alternó el boxeo con la política de su país. Es el alcalde de Kiev desde 2014 y hermano del también boxeador y campeón olímpico y mundial, Wladimir, dieciocho veces defensor de su título, como el gran Joe Louis.
Wladimir comparte nombre de pila («W» por «V») con el invasor Putin. Una guerra de hermanos a la que los ucranianos se lanzan, para defender a su país, sin necesariamente tener, ni mucho menos, un aspecto tan fuerte y duro como el de los Klitschko, aunque sí el carácter. El temperamento de los ucranianos como el reflejo de la fachada imponente de los dos hermanos gigantes.
Campeón del mundo, doctor y alcalde
Vitali es doctor en Ciencias del Deporte y habla cuatro idiomas. Dicen que el que menos domina es el ucraniano porque el ruso es su idioma materno, curiosidades del experimento de la URSS. El mayor de los Klitschko ganó por nocaut 41 de sus 47 peleas, de las cuales solo perdió dos, por heridas, nunca por derrotas (una fue contra Lennox Lewis). Retuvo durante ocho años su corona de los pesados. En 2004 empezó su carrera en la política con su apoyo al posterior presidente Viktor Yushchenko, conocido, entre otras razones, por ser el líder de la Revolución Naranja contra el candidato prorruso Yanukovich, y por el envenenamiento por dioxina (del que acusó a Putin) que le deformó la cara.
Vitali Klitschko quiso ser después presidente, pero decidió apoyar al candidato Poroshenko y centrarse en la alcaldía de la capital, cuyo bastón obtuvo en 2014 y aún mantiene. Personaje casi central de la gran novela ucraniana, con el país como constante e histórico detonante posible de una gran guerra, que al final ha acabado produciéndose con la invasión rusa, afirmó al respecto en una televisión británica que no le quedaba otra opción que tomar las armas. «La noche y las primeras horas de la mañana van a ser muy duras. Las tropas rusas se concentran cerca de Kiev, las fuerzas del orden y nuestro ejército neutralizan a grupos subversivos», dijo el pasado domingo ante el avance enemigo.La eterna Ucrania pretendida, una suerte del antiguo eslavismo frente al occidentalismo de los intelectuales del Imperio ruso. En 2014, el Parlamento destituyó al entonces presidente prorruso Yanukovich. Sus querencias dieron como resultado más de ochenta muertos en las protestas y los enfrentamientos de la población contra el ejército. Fueron los tiempos de la invasión de la península de Crimea por los rusos y Vitali Klitschko participó en esas manifestaciones, igual que sube ahora, de nuevo, a un ring atestado junto a su hermano Wladimir y otra vez contra Vládimir.
La guerra entre 'hermanos' mal avenidos: «Putin deja claro que quiere destruir el estado ucraniano y la soberanía de su pueblo. Las palabras son seguidas por misiles y tanques. La destrucción y la muerte vienen sobre nosotros. Eso es todo, la sangre se mezclará con las lágrimas», escribió en Twitter el pequeño de los Klitschko, quien continúó:
«El pueblo ucraniano es fuerte. Y permanecerá fiel a sí mismo en esta terrible prueba. Un pueblo que anhela soberanía y paz. Un pueblo que considera al pueblo ruso sus hermanos. Sabemos que básicamente no quieren esta guerra. Podéis hacer algo movilizándoos y organizando grandes manifestaciones. Haced que vuestra voz se escuche. Haced oír la voz de la democracia. Dilo alto y claro, que el derecho internacional y la democracia están siendo atacadas, que la guerra es el mal más grande y que la vida es sagrada».
«Héroe de Ucrania»
Vitali añadió que «Esta guerra contra mi país no es sólo el resultado de la locura de un hombre, sino también el resultado de años de debilidad en las democracias occidentales. Esta locura debe detenerse ahora intensificando la disuasión. Nuestros gobiernos necesitan decir las cosas alto y claro», como siempre las dijeron los Klitschko desde sus dos metros de altura y sus cien kilos de peso.
La representación física del carácter de un pueblo que no se rinde, que no tiene miedo (o sí, por supuesto, cómo no, pero se sobrepone a él), como nunca lo tuvieron los dos hermanos, ahora soldados en el campo de batalla, aunque el alcalde nombrado «Héroe de Ucrania» en 2004 (la máxima condecoración del país) hace tiempo admitió que lo único que le daría miedo sería enfrentarse a su hermano Wladimir en un cuadrilátero. «No le temo a él, me da pavor pensar cómo reaccionaría mi madre».