Fundado en 1910

19 de abril de 2024

Scariolo, con Lorenzo Brown.

Scariolo, con Lorenzo Brown, jugador nacionalizado por EspañaEFE

Los otros 'casos Brown' en el Eurobasket del chollo estadounidense

11 selecciones tuvieron a jugadores sin relación con el país al que defendían: son norteamericanos que saben que nunca podrían jugar con su selección

Cuando a Mindaugas Kuzminskas, jugador de Lituania, le preguntaron sobre qué le había faltado a su selección para ganar su partido ante España –se enfrentaron en octavos– él dijo que «no sé a qué se parecería este equipo español sin Lorenzo Brown, porque lo han fichado este verano». A Kuzminskas, que bien podría estar cabreado por el partido que se le fue a su país y que conllevaba la eliminación, no le faltaba razón como tal: España fichó a un jugador estadounidense que no tenía relación con nuestro país. Esas declaraciones abrieron un debate en el seno del Eurobasket y no por el caso concreto de España, que puede ser el más evidente de las nacionalizaciones, sino en general.
La cuestión de los jugadores nacionalizados, que a veces no tienen ninguna relación con el país que representan, ha levantado ampollas en el Eurobasket. La normativa de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) permite que cada combinado nacional cuente con un jugador nacionalizado. En el caso de España es Brown, pero no es algo exclusivo de nuestra selección. A.J. Slaughter, de Kentucky (Estados Unidos), juega con Polonia, aunque realmente este jugador –que milita en el Herbalife Gran Canaria– adquirió el pasaporte polaco en 2015. Eso sí, nunca ha jugado allí y no tenía relación con este país europeo en el momento en el que fue nacionalizado.
Mike Tobey, natural de Nueva York, juega con la Eslovenia de Luka Doncic. Milita en el Barcelona y en 2021 se nacionalizó esloveno, país en el que nunca había residido. Se podría asimilar al caso de Brown, pero él apagó las críticas con una buena actuación en los Juegos Olímpicos de Tokio. Eso es a menudo lo que salva las críticas: el resultado deportivo que consiga. A Brown se le ha elogiado por su gran papel en el Eurobasket. Evidentemente se lo merecía, ha sido la gran figura del torneo. Pero para defender la nacionalización exprés, autorizada por el Gobierno de Pedro Sánchez, de este jugador sin vinculación con España se argumentó que había hecho partidazos. Como si entonces si lo hubiera hecho mal se le habría quitado el pasaporte.
Hay más casos. Kendrick Perry lideró a Montenegro –rival de España en la primera fase– y él es un jugador nacido en Florida que también juega en nuestro país (Unicaja Málaga) y que apenas tenía relación con el país balcánico. Él agradeció a la Federación de Baloncesto de ese país porque «miles de norteamericanos hubieran podido tener esta oportunidad». Y esa es la clave. Hay decenas de jugadores estadounidenses de buen nivel que saben que jamás jugarán en la selección de su país porque la competencia es mayúscula. Y para jugar competiciones internacionales eligen países como quien señala en un mapa el primer punto que le da la suerte.
No hay que olvidar que en el caso de Lorenzo Brown fue el capitán de la selección, Rudy Fernández, el primero que se mostró en contra. «Ya se lo he dicho al presidente y como capitán tenía que dar mi opinión. Me enteré por la prensa de la nacionalización de este jugador, que no tiene ninguna vinculación con el país. Hay muchos jugadores españoles que se han ganado estar en esa plaza y al final quizás no tendrán el reconocimiento que se merecen al haber fichado a ese jugador», dijo Rudy, que después matizó sus palabras y aseguró estar «encantado» con Brown, posiblemente para no enturbiar el ambiente en esta España que logró una hazaña al ganar este Eurobasket.
11 casos de jugadores nacionalizados ha habido en este Eurobasket. Bulgaria ha jugado con Dee Bost, base que nació en Carolina del Norte, a muchísimos kilómetros de su nuevo país. Georgia tuvo a Thad McFadden, otro estadounidense, que además juega en España, misma nacionalidad que el ahora bosnio John Roberson. El único no estadounidense dentro de los nacionalizados ha sido Mohamed Kherrazi, que defiende a los Países Bajos siendo marroquí. El caso más polémico fue el de Shane Larkin, al que Turquía nacionalizó por obra y gracia de Erdogan, presidente del país, aunque en su caso –y eso es de destacar ante la ausencia de ello en todos los demás– si al menos juega en la liga local de su nuevo país.
Comentarios
tracking