
Chiellini bromea con Alba en el sorteo de los penaltis en la Eurocopa de 2020
Chiellini, el capitán que dejó en ridículo a Jordi Alba, dice adiós a la Juve
El defensa italiano fue despedido con gran festejo por la afición 'bianconeri' tras ser sustituido en el minuto 17, los años que ha pasado como jugador en Turín
Giorgio Chiellini fue despedido por la afición turinesa en el minuto 17 de juego como homenaje a los 17 años que pasó el jugador de Pisa en el club Juventino. A pesar de continuar el encuentro ante la Lazio, el capitán de la Vechia Signora y de la Selección italiana dio una vuelta de honor por los márgenes del Juventus Stadium donde fue colmado de felicitaciones y saludos: un héroe gladiador liberado mostrando su espada de madera.
Polémica biografía
No hace mucho la biografía de Giorgio (Io, Giorgio) levantaba ampollas entre sus colegas por las revelaciones íntimas sobre muchos de ellos. Sus excompañeros Felipe Melo y Mario Balotelli fueron dos de los principales señalados. De su polémico compatriota dijo que es «una persona negativa que merece una bofetada» y una mala influencia en el vestuario de la selección italiana. «En la Copa Confederaciones de 2013 no ayudaba a nadie. No tenía respeto por el grupo», aseguró.
Sobre el Inter de Milan dijo que era el equipo al que odiaba
No fueron mejores las palabras obre su excompañero Melo: "Es lo peor de lo peor. Con él se rozaba siempre la pelea. Lo decían hasta los directivos: era una manzana podrida”, escribió sin ambages. Sobre el Inter de Milan dijo que era el equipo al que odiaba, pero que no deseaba que lo malinterpretaran pues «el odio deportivo es lo que te empuja a vencer al rival», dejó para la posteridad este licenciado en Economía y Comercio y doctor de Administración y Gestión por la Universidad de Turín, que también dijo que la famosa acción entre Ramos y Salah en la final de la Liga de Campeones en 2018 fue «algo diabólico».

Chiellini abraza a Alba tras el sorteo de los penaltis en la Eurocopa de 2020
Tanda de penaltis
Los dos equipos iban a disputar la tanda de penaltis en semifinales y se dirimía el sorteo entre el viejo licenciado Chiellini y el novato y lego Alba, fingidor de mil lances, donde no iba a ser menos. El árbitro lanzó la moneda y el futbolista culé comenzó a hacer aspavientos de que había ganado dicho sorteo, cuando todo el mundo sabía que no son los jugadores los que eligen esa cara y esa cruz. Giorgio lo miró, rio sin dientes y lo llamó mentiroso entre bromas. Los árbitros también reían ante la inevitable naturaleza tramposa del azulgrana.
Todos reían menos Alba, que comenzó a notar el ambiente de chufla a su alrededor. El defensa de Hospitalet quería reír también para disimular, pero no pudo. Se lo impidió la creciente actitud burlona de la situación. Chiellini, tras ganar finalmente el sorteo después de repetirlo, lo empujó, divertido, y después le dio un puñetacito medio cómplice, medio real, que aturdió al descolocado capitán español víctima de su propia trampa.
Al final de todo, Giorgio terminó abrazando y levantando al pobre Jordi del suelo como a un muñeco
Al final de todo, Giorgio terminó abrazando y levantando al pobre Jordi del suelo como a un muñeco. Alba no era un futbolista sino casi una pizza amasada en las manos del capitán italiano que con aquella «tunda», la misma que admitió que merecía Balotelli en sus memorias, ya había ganado los penaltis para una final de su país en Wembley que también acabó ganando para conseguir el último gran título del viejo capitán de la Juventus al más puro estilo catenaccio.